El día había empezado bien para Horacio, había ido a trabajar como cualquier otro domingo, solo que medio turno por capricho suyo y de su marido, aprovechando sus puestos para tener un horario mas flexible. Ahora mismo ya devuelta en casa y solo con su pequeña bebé, danza por la
con maestría, disfrutando de las melodías de la música que salían del parlante mientras le hecha un ojo a su niña entretenida con Mika.
Aquella imagen hizo que las comisuras de sus labios tirarán hacia arriba enternecido por completo, su
pequeña Amalia se merecía toda la felicidad del mundo luego de todo lo que tuvo que sufrir sin darse cuenta, su niña era toda una guerrera y por pura coincidencia o destino como decía el ruso, es licántropo también. Ahora tenía dos lobitos en casa obsesionados por la madre luna.
Horacio ríe al recordar las constantes bromas de su parte a su marido, pero en su defensa era su culpa por andar aullando a la luna cada mes. Sacando con cuidado los pastelitos del horno los deja sobre la isla, al costado de las distintas mangas con el glaseado y las distintas
figuras comestibles, ya refrigeradas, que había hecho a lo largo de la tarde antes de sentir unos pequeños bracitos alrededor de su pierna e inevitablemente su sonrisa se ampliará aún más.
por debajo de las axilas a la pequeña personita de tres añitos, la beba río dulcemente llevando sus manos de manera descuidada a las mejillas manchadas de harina del moreno, dando caricias y suaves golpecitos en ellas
— Me alegra bonita, que te pareces su ayudadas a papi a seguir cocinando, es una excelente idea, no? —Dice recibiendo otra risotada de la pequeña rubia, sacándole una risita al moreno haciendo que su corazón se llenara de alegría.
Sin dudarlo se consideraba la persona más afortunada del mundo.
───
Al final no había sido una "excelente idea", pero no sé arrepentía, su hija definitivamente era muy parecida a él, siendo un torbellino inquieto tomando cucharas, espátulas y alguno que otro panecillo para comer, el de cresta deja salir un largo suspiro mientras mira
directamente a su niña comer alegremente uno de los gatitos que había hecho para decorar la torta que Gaia le había pedido para Halloween, por lo menos había terminado los panecillo y los había dejado en la heladera para que estuvieran listos para mañana
— Bueno, mínimo se que está ricos, ¿A que si bonita? —Pregunta dejando una suave caricia en la nariz manchada de crema de la niña, sacándole una risita, es muy risueña y espero que toda la vida lo seas piensa para si mismo dándose la vuelta al escuchar la alarma de su celular
sonar a la vez que la puerta principal le abría.
Abre el horno con cuidado una vez se pone los guantes mientras escucha los pasos de su marido acercarse a la cocina — Hola rusito —Saluda con alegría dejando la torta sobre la mesada antes de dirigir la mirada al licántropo
— Priviet моя маленькая —Regresa el saludo caminado hasta quedar frente al moreno y dejar un dulce, pero íntimo beso en los pomposos labios de su pareja, disfrutando de la cercanía y el aroma que rodeaba al pelirrojo, antes de escuchar un gritito del otro lado de la cocina
haciendo que se separaran unos centímetros.
— Uy uy, se pone celosa eh —Murmura Horacio claramente divertido antes de dejar un beso en la mejilla al ruso para separarse y darle vía libre al lobezno — Hola también para tí Моя принцесса (mi princesa) —Murmura agachándose frente
a la sillita de bebés para dejar un beso en la regordeta mejilla manchada de crema pastelera, pero la rubia le esquiva sacando una carcajada del moreno y haciendo que el peligirs actuará como si estuviera ofendido — Papi! —Grita la niña apretando con sus manitas
el gatito de chocolate que había hecho el moreno.
Volkov ríe internamente de pura ternura oliendo los aromas cargados de cariños de las personas que más ama en el mundo, si bien se sentía un poco ofendido, sabía que su pequeña cachorra tenía una afición hacia
su pareja al verlo como su "madre"— Y Папа (papá)? no quieres a Папа? —Pregunta llevando una de sus manos a los rizos dorados de su niña escuchando como Horacio murmuraba por lo bajo "no te quiere ruso, la niña te ama, al igual que yo" logrando qué quisiera levantarse y volver a
besar los labios de se mate, aunque se detiene, queriendo primero saludar a su cachorro — Quiero a Папа, pero papi quiero papi —Dice mirándole con aquellos ojitos verdosos que le habían enternecido el corazón desde el primer día que los vio en el hospital.
— Mmh, bien, papi es tu preferido y entre nos lo entiendo muy bien Lía, pero quiero un besito, aquí en la mejilla —Murmura lo suficientemente alto para que el moreno, quien seguía muy concentrado en decorar la torta con crema pastelera alternando el violeta, el blanco y el negro,
lo escuchará causando una risita de su parte y un "hombre para que no sea tu preferido cariño mío". La bebé le mira unos momentos, inclusive entrecerrando los ojos de manera parecida a la de Horacio cuando estaba analizando algo antes de sonreír ampliamente mostrando sus
dientitos recién salidos a la vez que estira su mamita libre, pero manchada con chocolate, hacia la mejilla pálida apoyándola delicadamente ahí antes de inclinarse y besar suave mente la misma mejilla— Папа! —Grita con pura alegría al igual que su aroma a frambuesas se expandía a
a su alrededor mostrando su felicidad.
— awww que bonitos —Murmura Horacio dejando la torta ya terminada en la heladera con sumo cuidado mientras les miraba de reojo— Bonitos ustedes querido mío —Volkov se levanta
con una sonrisa surcando en sus labios dejando una dulce caricia en los rizos dorados de la niña a la vez que toma una servilleta para limpiar los restos de chocolate que Amalia había dejado en su mejilla para acercarse a su pareja rodeando con sus brazos la cintura del moreno,
manchandose la camisa con chocolate, dulce de leche y harina al abrazarlo, aunque no le importa en los más mínimo al ver las mejillas ligeramente sonrojadas — Tu hija se va a poner celosa otra vez —Susurra con diversión elevando sus
brazos para envolverlos alrededor del cuello del ruso— Nah se ve muy entretenida intentando tomar las mangas con chocolate —devuelve el susurro mientras que desata el delantal negro del de cresta a la vez que deja besitos por sus mejillas causando diminutas risas nerviosas.
Horacio rueda los ojos acariciando suavemente los cabellos grises del licántropo — Luego cuando reclamé no quiero oír quejas de tu parte —murmura antes de unir sus labios en una pequeña danza transmitiendo todos los sentimientos que las palabras no les hacían justicia, por qué
por fin después de tantos años de adversidades, sangre y muchas lágrimas y dolor, por fin podían ser felices, aunque sea en una cocina toda desordenada por el reciente uso, estaban eufóricos de estar juntos, una al lado del otro y ahora con su integrante más reciente, su pequeña
hija de tres años. ¿Quién le diría al comisario de hielo, el cual estuvo años luchando con su propio lobo, ahora estaría con su soulmate y con una pequeña licántropa como él? Volkov no lo sabía, pero no cambiaría su presente por nada del mundo.
Fin del día 16 <3
Pd: Esto es canon en el au, solo que es dentro de 5/6 años, pónganle que Hache ya está en sus 40' y Volkov en sus 50'
𝙳𝚒́𝚊 15
Tw: V!Licántropo ♡ / Hurt-Confort
Meses antes a la confesión
¿:( :)?
════════════════════════════
Su respiración era un completo desastre, apenas pudiendo dar mínimos tragos de aire para complacer el alocado ritmo cardíaco que golpeaba con fuerza contra su pecho. Su mirada borrosa apenas le dejaba distinguir las figuras a su alrededor, siendo las brillantes luces en el techo
una gran molestia para sus ojos semi cerrados. Las voces constantes de los médicos le dejaban más aturdido aún, hablando de cosas que apenas podía registrar por su mal estado.
Está aterrado, por completo, tanto que quería largarse a llorar ahí mismo frente a tanta gente que no
Tack Tack Tack, pasos tras pasos era lo único que el nervioso moreno oía, su corazón retumbando contra su pecho con fuerza. Sus brazos envueltos en su propio torso con ímpetu, arrugando la camisa vinotinto que le había tomado prestada a su pareja hacia unas horas mientras veía
en todas las direcciones posibles, intentado ver algo entre la profunda oscuridad del lugar, dándole más escalofríos al imaginarse ojos viéndole fijamente. Deja escapar un suspiro tembloro seguido de un gritito al escuchar como de manera imprevista una puerta de madera pesada se
𝙳𝚒́𝚊 5 y 8
Tw: V! Licántropo ♡
════════════════════════════
La noche, tan oscura y profunda como el mismo océano, albergando un sin fin de criaturas desconocidas para el ojo humano, alguna amables y dulces, otras agresivas y ferozes, a la espera de un simple despiste para atacar sin remordimiento a su presa. La noche, tan bella, adornada.
con la hermosa luna y las estrellas; La noche, la fiel compañera de Volkov, siempre a la espera de poder dejarse ver luego de un largo día, alumbrando a todas las criaturas nocturnas con la tenue luz de la luna, a veces más fuerte, a veces más débil, por ahí estaba
Sus pasos, tan sigilosos como los de un pequeño ratón, no dejaban rastros de sonido mientras se acercaba rápidamente a su presa, sus ojos en rojo vivo, un color tan poco común en él, siendo usualmente reinado por un azul hielo, que congelaba a quien le mirase. Ahora, como si
del fuego mismo se tratase, se desliza entre los árboles con gracia y elegancia, evitando romper las diminutas ramitas que habían por el todo el suelo o tropezar con las raíces que sobresalían de la tierra.
Se mantiene quieto unos segundos, observando con atención al hombre a
𝙳𝚒́𝚊 2
Tw: Harry Potter au
════════════════════════════
La suave brisa otoñal golpeaba con delicadeza el rostro moreno del gryffindor, el cual se encontraba escabulléndose entre los largos y espaciosos pasillos del castillo con una sonrisa sutil y traviesa formada en sus labios, cantando victoria internamente al ver que su plan había
funcionado. Había visto como el alto ruso le miraba de lejos, su curiosidad palpable en el aire al verle, atentamente, cambiar su cabello de color sin siquiera pensarlo a lo largo del día de manera aleatoria, de un rojo fuerte a un turquesa
Volkov daba vueltas en círculos en el living de la mansión,hacia dos horas que Horacio había salido de
servicio y por ende debía de llegar a casa en menos de cuarenta minutos, pero aún nada, el moreno no llegaba y le tenía los pelos de punta. Frustrado se deja caer en uno de los sillones mientras deja escapar todo el aire que había estado reteniendo sin saberlo.
Había sido un día, más bien, una semana complicada, empezando por haber discutido muy fuerte con Horacio por culpa del poco tiempo en el cual se veían a causa de sus horarios y de los viajes constantes a los cuales Madisson había estado