[HILO] Cada cierto tiempo las encuestas surgen como termómetros de la realidad social, donde se puede “medir” el pulso de la política y percepciones de las personas. Sin embargo, como todo estudio requiere de marcos metodológicos claros, repetibles, sin sesgos y transparentes.
En la última encuesta #CADEM se preguntó sobre el uso de la fuerza durante el estallido social de 2019. Según los resultados, un 58% de las personas señala que “el uso de la fuerza fue proporcional dada la violencia que había en las calles” (en contraste al 27% en 2019).
Por otro lado, respecto al 2019, disminuye la percepción de que “el uso de la fuerza por Carabineros y el ejército fue excesiva y abusaron de su poder” (de 69% el 2019 a 38% el 2022).
La primera pregunta que debemos hacernos es ética. ¿Es aceptable que se relativicen las violaciones a los derechos humanos según una encuesta de opinión?
Absolutamente no.
Los temas de Estado no pueden ser sujetos de encuestas de popularidad, siempre debe primar el respeto irrestricto de los derechos humanos.
La segunda pregunta es metodológica: según las características del estudio, pareciera una encuesta representativa, pero no podemos estar seguros de ello pues su marco muestral no está especificado.
Las entrevistas se aplican a una base de datos de teléfonos celulares ¿De dónde viene? ¿Cómo se compone? ¿Cómo se la consiguen? Ya habíamos escrito sobre las fallas metodológicas de las encuestas acá: etilmercurio.com/em/hicimos-una…
Sin esas claridiades, esta encuesta no puede usarse como un documento medianamente serio, y menos extrapolar condiciones objetivas a partir de ella.
La tercera es política, ¿cómo los resultados de estas encuestas afectan el devenir de nuestra democracia? ¿cómo estas encuestas marcan la agenda noticiosa y política del país?
En momentos complejos para el país, las instituciones deben actuar con rigurosidad y con altos estándares.
Hay encuestas que si fuesen revisadas por pares y con comité editorial no pasarían ni la primera fase de revisión.
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¿Qué es la variante Delta del SARS-CoV-2, y por qué debemos estar preocupados?
Esta variante, más conocida como B.1.617.2, es una de las tantas variantes (mutaciones) del virus SARS-CoV-2. El problema: es 97% más contagiosa que el virus inicial.
Un pequeño hilo...🧵
Estos virus mutan, y mientras más presencia global exista, las posibilidades de que muten aumentan. Los virus tienen comportamientos que usualmente nosotros (humanos) leemos (erróneamente) como "razones" o "deseos" del virus. Veamos qué esperar:
Estos virus van a mutar, continuamente lo hacen y aunque no lo veamos, hay caleta de virus circulando y mutando, y solo algunos de ellos (en parte gracias a una mutación) afectan a humanos (zoonotic spillover), y de esos, otros pocos mutan para lograr transmitirse entre humanos.
No importa si tienes 4 lectores, o decenas de miles. Todo medio de comunicación tiene una responsabilidad social.
Las decisiones editoriales tienen impacto en las personas. El mundo llega a las personas con el color del cristal con que se comunique.
En muchas ocasiones las personas toman decisiones a partir de lo que ven en los medios, desde qué libros leer, hasta decisiones que afectan su salud.
Hoy (ayer?) por la tarde @latercera publicó un reportaje (presentado como balance de posturas) sobre los movimientos antivacuna.
Que vendría siendo el equivalente salubrista de balancear posturas entre pirómanos y bomberos.