'El secreto de sus ojos' es una película maravillosa.
🎥Muchos la recuerdan por un prodigioso plano secuencia que nos lleva volando, con los pelos de punta, hasta un estadio de fútbol.
Pero ese clímax sería imposible sin otra escena. Una escena que me apasiona. ¿Venís? 🧵
Los más de siete minutos de persecución de un sospechoso por el interior del estadio del Huracán dejan bocabierto a cualquiera, le guste el fútbol o no.
Todo está concebido al detalle: la imitación de la narración de José María Muñoz, las jugadas, la hinchada...
Todo.
Pero es que toda la película es un monumento: la ambientación, la elección de planos, la música, el ritmo, la combinación de tramas y temas, el reparto...
Decir que es la mejor película de Juan José Campanella es decir muy poco, diciendo mucho.
Es una película hecha con pasión.
Eduardo Sacheri es un escritor muy futbolero.
En su novela 'La pregunta de sus ojos', el villano también es detenido, pero no por ser hincha de Racing, sino por pelearse con un guarda de tren que lo es, y nada menos que el día después de otra derrota de "la academia".
Sacheri es fan de Independiente, el eterno rival de Racing.
💻Al escribir el guión con Campanella, decidieron
incluir la persecución en un estadio y convertir al asesino en hincha acérrimo.
⚽️Su equipo tenía que ser uno de los grandes de Argentina. Tenían cinco posibilidades.
1⃣Boca y River eran demasiado conocidos.
2⃣San Lorenzo había cambiado de estadio, por lo que el viejo Gasómetro no se podía replicar.
3⃣Quedaban Independiente y Racing, pero ¿quién va a hacer que el malo de su historia sea hincha de su equipo?🤷♂️
✅El asesino sería de Racing.
Guillermo Francella es forofo de Racing, pero su personaje en la película, Pablo Sandoval, no. El fútbol le da igual.
Sandoval es la mano derecha del protagonista. Una mano derecha firme y leal, salvo cuando está bañada en alcohol, que suele ser casi siempre.
Es el contrapunto al sobrio Benjamín Espósito -Chaparro en la novela- al que da vida Ricardo Darín.
Es ese personaje que tantas veces hizo Eduardo Blanco.
📞También aporta gran parte de los momentos cómicos ya sea de manera verbal, con sus respuestas a llamadas...
...o gestual, como, por ejemplo, cuando es testigo de la bronca del juez a su colega por una incursión no reglada. 🥺
Todo lo que transmite sin decir ni una palabra es maravilloso.
Pero vayamos a la escena que me apasiona.
Espósito va por enésima vez al bar a rescatar a su compañero de las garras del güisquito.🥃
No es la primera vez que le vemos hacer eso y no será la última.
Esa vez, lo encuentra lúcido. Chispeante, pero lúcido y, como la ventana que tiene al lado, pone luz a la investigación en la que andan perdidos.
Comienza un monólogo en el que apela a la pasión de Espósito, a la suya propia, e incluso a la nuestra, la de los espectadores.
Este gesto, por favor. 🤩
La escena está milimétricamente diseñada por Sacheri y Campanella en el papel y rodada con maestría por el segundo, usando algo que suele ser muy difícil de conseguir en una película: verdad.
No parecen actores, son gentes que pueblan ese bar bonaerense de 1975.
¿Os suenan los nombres de Oleniak, Anido, Mesías, Manfredini, Babastro o Ataúlfo Sánchez?
Normal, si no sois aficionados de Racing.
Mejor dicho, si Racing no es vuestra pasión.
Por ese motivo el asesino no podía ser hincha de Boca o de River: los apellidos de los jugadores de esos equipos resultarían demasiado conocidos, destacarían mucho en las cartas que le escribe a su madre.
No habría misterio.🤨
Solo un experto podía dar con la clave. 💡
Mientras "Platón" declama, Darín, es decir Espósito, va asimilando la información y va montando el puzzle en su cabeza.
Lo vemos gracias al contraplano que nos muestra Campanella de la expresión del actor.
Y llegamos al cierre, al clímax de ese crescendo. Francella regala a su personaje esa media sonrisa de los que saben tener la razón.
Y recita una frase inspirada en otra que se atribuye a Eduardo Galeano, pero que ya es historia del cine.🙌
Por una vez, la mirada brillante de Sandoval no se debe (sólo) al exceso de licor.
Sabe tener razón y Campanella nos lo muestra en un primer plano genial.
Y de ahí a volar por Parque Patricios hasta meternos de lleno en el Tomás Adolfo Ducó, para presenciar cómo intentan dar caza al presunto violador y asesino de una muchacha que nadie, nadie puede olvidar. 😢
Disculpad la osadía, pero me apetecía compartir mi admiración por una película que me parece mágica.
Una película por la que, no es un secreto, siento pasión.
Ahora sí, cierro la puerta🚪
Espero que os haya gustado tanto como a Sandoval ponerse en pedo.❤️
Ahora a ver 'Argentina, 1985', pero a la que podáis recuperad 'El secreto...'. Merece la pena.
Y si queréis compartir la pasión por este peliculón, que corra la voz.🔁
Antes de que amaneciera, que no es poco, o que su talento se esparciera así en el cielo como en la tierra, mucho antes, incluso, de que, tiempo después, varias generaciones de comediantes le rindieran pleitesía, José Luis Cuerda sentó las bases de su comedia con 'Total'.
Cuerda no quería encasillarse en la comedia. "¡Qué imbécil!" repite en varios libros y entrevistas-. Así que cuando le encargaron hacer un mediometraje "de risa" para representar a TVE en el Festival de Montecarlo, lloró primero y accedió después.
John Candy es una de las caras más conocidas de la comedia de los 80's.
La crítica Pauline Kael le definió así. “ Su nombre es perfecto. John Candy es una gigante piruleta humana y absolutamente adorable".
A todo el mundo le gustan los caramelos.
La de Orson Welles era una de las muchas imitaciones que Candy había hecho famosas en SCTV, un show de sketches semanal que hacía el equipo del Second City de Toronto.
¿He dicho Second City? 🤔
Buen momento para explicar un poco más qué es eso.
⁉️¿A que ese tipo con bombín y bigote y pinta de vagabundo que lanza tomates a los dos actores del escenario se da un aire al Charlot de Charles Chaplin?
Pero no, no lo es.
Solo es uno de los protagonistas de este #MakeEmLaugh que empieza aquí. ¿Sabéis quien?.
Stanley Jefferson era inglés, como Chaplin.
Llegó a EEUU en 1910 con la compañía de Fred Karno, como Chaplin.
De hecho, Jefferson era el suplente de Chaplin.
🤩Chaplin enseguida encandiló al público.
⏳A Jefferson le costaría más de una década hacerlo.
Tras dejar la compañía de Fred Karno, se instaló en el vodevil haciendo de imitador de Chaplin.
"El único que está a la altura de Chaplin" decían los anuncios. "No notará la diferencia".