Durante la noche del 9 de noviembre de 1938 la Alemania Nazi atacó sistemáticamente a sus ciudadanos judíos.
También destruyó sus sinagogas, tiendas y propiedades (rompiendo, entre otras cosas, vitrinas y ventanas, dando nombre al acontecimiento).
A pesar de toda la muerte que siguió a este evento, no voy a contarles hoy sobre sus víctimas.
Voy a contarles sobre un niño de 14 años que se salvó, huyendo con su familia a otro país poco tiempo antes.
Se llamaba Rudolf Heinrich Baer (falleció hace poco, a los 92 años de edad) y fue inventor.
Pudo vivir una vida plena y antes de irse del mundo nos dejó sus juguetes.
Pues ese niño, que fue expulsado a los 11 años de la escuela por ser judío, dedicó su vida a abrir puertas para salir a jugar.
Entre otras cosas, creó un juego de cuatro luces y sonidos llamado SIMON que se transformó en un clásico del siglo XX.
Como si fuera poco, inventó algo más:
la primera consola de videojuegos.
Mientras trabajaba como ingeniero en una fábrica de televisores tuvo la demencial idea de que se podría jugar con imágenes en la pantalla.
Y tuvo la paciencia y la valentía de llevarla a cabo.
Nunca sabremos qué mundo podrían haber inventado todos aquellos que murieron.
Pero Baer se salvó.
Al hacerlo cambió el mundo y cambió millones de vidas, entre ellas la mía.
El totalitarismo no sólo destruye vidas, también destruye futuros.
Por eso, además de la destrucción y muerte de la Kristallnacht, recordemos también la historia de este niño.
Una historia del futuro que ya estaba presente desde hace más de mil años en el Talmud, donde está escrito que "quien salva una vida, salva al mundo entero".
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(Que el capitalismo logre vendernos a Barbie como ícono feminista es la prueba de que puede vendernos absolutamente cualquier cosa.)
abro hilo sobre algunas impresiones sobre película de Barbie (+)
Empiezo por decir que el problema con los juguetes no son los juguetes en sí, sino su falta de diversidad.
Esto puede prestarse a confusión, pues hablo de diversidad real y no de sabores de heladería.
Desde hace un par de décadas, los juguetes de Mattel apostaron a una
"diversidad" de marketing, incluyendo tonos de piel y variando (un poquito) los tamaños. Esto complementó la anterior diversidad laboral de Barbie (que además de estar buena, podía ser presidenta o astronauta).
Está buena esta variedad? Claro que sí.
Es diversidad? No lo creo:
En el bondi escuchando a una sicóloga de Stanford experta en adicciones.
Cuenta sobre paciente adicta a compras por Internet. No tiene dinero, pero su placer consiste en encargar todo tipo de objetos de consumo y deseo, desempaquetarlos y luego devolverlos, recuperando (...)
su dinero.
Una y otra vez sin poder romper el ciclo.
Otros pacientes, adictos a la pornografía y a las apuestas.
Ella misma, la doctora, comienza a leer compulsivamente novelas, cada vez más trash, descubriendo que las hay infinitas en formato digital.
Explica cómo el hecho de poder conseguir satisfacción instantánea o casi fácilmente puede desbalancear nuestros mecanismos de placer.
Durante muchos años me opuse a la demonización de los videojuegos, acusados de adicciones similares. Sigo pensando que en la mayoría de los
Si no hubiéramos descuidado tanto nuestra educación en las últimas décadas, hoy tendríamos jóvenes y adultos mejor preparados para entender la gravedad de esta crisis.
La ignorancia tiene un precio y tarde o temprano se paga.
Vamos a salir de esta pero ojalá aprendamos algo
Aclaro –porque parte de la tragedia es que tanta gente sigue intentando sacar ventaja política de esta crisis– que me refiero a gobiernos de todos los partidos.
Conocimiento básico de matemáticas, ciencia y civismo, en una situación como la de hoy, son herramientas esenciales.
Tampoco me engaño: la educación no es el único factor para entender el tamaño de lo que enfrentamos.
Hay países con mejor nivel educativo que igual están muy mal.
Igual, si me dan a elegir entre depender de una sociedad donde buena parte de su parte de la población no puede