Martí dijo «Haga hombres, quien quiera hacer pueblos.» La verdad que una cosa de la bebo mucho de él es el sentido de la docencia. No pueden formarse personas sin educación alguna.
Tal parece que la degradación que hemos sufrido, sufrimos e incluso seguiremos sufriendo se debe a la mayor época de inepcia del cubano de poder formarse.
Claro está, que la dictadura han impedido cualquier avance sobre este campo; la censura se ha vuelto parte del día del cubano, y la libertad del docente ha sido avasallada en post de un ideario utópico.
El único consuelo que al menos me puede llegar a quedar es el esperanzado optimismo de que personas encuentren la manera de que la palabra libertad deje de ser la caja Pandora de muchos.
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