Los minutos pasaban y Volkov se sentía cada vez más agobiado, los entrenamientos entre la milicia y el CNP se le hacían cada vez más prolongados y molestos para su gusto. Sus brazos, ya, acalambrados por el esfuerzo físico y aguantar todo el peso de su cuerpo
pedían un descanso luego de estar más de diez minutos en el misma posición en contra del arenoso suelo. Un silbato suena, haciendo un estruendosos sonido al oído de todo el mundo ocasionando una baja oleada de quejidos, indicando que ya había terminado media jornada del
entrenamiento— ¡a ver nenezas, tiren a comer algo y luego vuelven a trabajar! ¡moved el culo! —la potente voz del superintendente se deja oír por todo el sitio, con un tono mandón y sin dar chance a discutirle nada, dando órdenes como siempre.
Con un suspiro cansino se levanta
con cuidado mientras limpia sus antebrazos llenos de arenisca, estaba ya muy cansado, tantas horas de servicio más los constantes entrenamientos entre ambas facciones para que se llevarán mejor, le tenían la paciencia colgando de un hilo y un potente dolor de cabeza. Camina con
rapidez hacia los bolsos que habían traído para pasar el día, no queriendo ser arrollado por la cantidad de personas que había. Tomá el suyo para alejarse unos metros y poder comer un poco y beber agua helada lejos de todo, sin embargo un brazo lo detiene,tomándolo de los hombros
de manera amistosa — Hombreee, Volkov, vente a sentarte con nosotros —La alegre voz de Greco se cuela por su oído con su típico tono alegre mientras lo arrastra contra su voluntad a una mesa medio apartada del resto de agentes y militares.
Ve a Conway, Torrente y a varios
militares que no reconoce, y entre ellos a Andrés, un hombre con el que tuvo un fuerte encontronazo hacia unas semanas por su manera de dirigirse a los civiles, sabía que los insultos que empleaba no estaban para nada bien, pero no por eso iba a dejar de usarlos. Aun así le dejó
pensando bastante, más al ver lo afectado que parecía el castaño por ellos— Qué cara ruso —Dice su superior con tono divertido mientras se sientan en la mesa, él solo pone los ojos en blanco sin darle importancia, queriendo únicamente llenar su vacío estómago e irse de una buena
vez a su casa a dormir las horas faltantes de sueño que venía acarreando hacia días.— Y que humor, muy simpático —Escucha como responde Greco de manera amistosa, dándole un suave golpe en el brazo.
Ignorandolos abre su tupper y se dispone a comer con tranquilidad, pero como todo en su día no podía tener un poco de paz— Pero Andrés, ¿no vas a comer nada? —La voz de uno de los militares, que no sabía el nombre, le llama la atención haciendo que sus ojos se dirigirán al
coronel, quien efectivamente no tenía nada para comer — Se ve que no, me olvidé de mi comida —dice soltando una risita algo avergonzado, tomando su teléfono de su bolso— Hombre no da para que no comas, ¿quieres que te dé algo del mío? —Pregunta el segundo militar, siendo seguido
de las propuestas de los demás en la mesa, incluyendo a Conway, el cual simplemente elevó su tupper en dirección a Pérez. — No no, muchas gracias, mi hijo me va a traer de comer aprovechando que está por las zona con sus amigos —Responde haciendo un gesto con las manos,
como si pidiera calma, sonriendo antes de tomar un poco de agua.
Los dos militares dudan un poco, pero corresponden la sonrisa al escuchar la mención del hijo del mayor — ¿Tienes hijos? —La voz cargada de curiosidad de Greco interrumpe sus pensamientos,
volviendo su atención al hombre sentado frente a él. Andrés amplia su sonrisa, claramente orgulloso — Si, dos para ser específico. Mi niña Anna, y mi bebé Horacio — Sus cejas se disparan ante el tono medio meloso del serio, pero amable hombre
— ¿"bebé"? Ricitos ya está grande Andrés, en cualquier momento te cae con un novio o novia a la casa — Se carcajea uno de los militares recibiendo una mala mirada por parte del castaño mayor, al cual ya se le estaban viendo las canas
— Está chiquito aún, tiene 22 años, no necesita pareja—Se quejó el coronel haciendo reír a todos, inclusive a él. Era curioso verle tan receloso con su hijo.
—Chiquito o no, yo ya he oído a varios y varias que tienen sus ojos puestos en tu hijo, yo que tú pongo cuidado ahí —Esta
vez es Conway el que habla haciendo que Greco saltará a su lado, ocasionando que por el golpe accidental en su brazo, casi tirará su tenedor — ¿Lo conoces? —Pregunta con tono acusatorio acompañándolo con su mano apuntando al superintendente,
claramente indignado por la nueva información recibida— Y claro, ¿qué te piensas? Yo a este lo conozco desde hace unos cuantos años ya lamentablemente—Murmura con indiferencia, bufando por lo bajo ante la avalancha de preguntas que empezaron a hacer Greco y Torrente iniciando
una pequeña pelea llena de gritos y risas entre ellos. Él por su parte simplemente suspira con cansancio imaginando como serían los hijos de Andrés, solo esperando qué no tuvieran el carácter de mierda del hombre, aunque por las palabras de los mayores en la mesa
parecía ser alguien simpático y hasta atractivo.
Sin embargo no se esperaba para nada al muchacho que sus ojos vieron. Horacio, aquel nombre resonó en su mente con fuerza al ver la hermosa piel morena brillar bajo el sol de invierno nada más
aparecer en su campo de visión, siendo acompañado de una cresta desordenada llena de pequeños bucles y un color rojizo en las puntas, dejando entre ver el color marrón natural de su cabello rizado. La ropa fue lo más impactante,
aquel muchacho traía un crop top negro cortado con el diseño de una banda de pop combinando con los pantalones cargos verdosos y una botas militares parecidas a la de su padre, pero mejor cuidadas. Entre sus manos traía una bolsa perfectamente envuelta con
forma de tupper, y en su hombro derecho una mochila violeta colgando con tranquilidad. Mientras se acercaba con paso firme y un tenue contoneo de caderas, noto el ruso, atrás de él había un chico de lentes de cabello castaño con ropa de estudiante de bombero, amigo suyo pensó.
— Buenas papá! Caballeros — La melodiosa del chico denotaba felicidad parándose al final de la mesa, mirando directamente a su padre con una enorme sonrisa antes de recorrer con su mirada a todos los integrantes sentados, y ahí sintió como su
respiración se entre corto ligeramente al momento de que sus miradas se conectarán, los ojos bicolores del más joven le dejaron sin palabras, nunca pensó que el marrón se podía ver tan bonito, mucho menos el verde. Ve como Andrés se levanta y estrecha entre sus brazos al menor,
escucha como hablan con tranquilidad y como de a poco Greco junto a los dos militares se unen a la charla, inclusive Conway saluda de manera escueta al pelirojo mientras que el se queda inmóvil en su lugar, sin saber que hacer. El moreno era demasiada información para él, su
vestimenta, su manera de actuar, todo era lo que en la academia e incluso alguna vez Conway dijo que estaba mal, que era erróneo.
Pero nadie parecía pensarlo en esos momentos, tratando con amabilidad y cariño al deslumbrante chico con bonitos ojos. Sintió su corazón
acelerándose, golpeando con fuerza su pecho, no sabía el porqué y aquello le preocupaba, ¿sería que le estaría dando un infarto de tanto cansancio?,
no tenía idea, así que simplemente dejo a salir un largo suspiro sin entender en qué momento había retenido tanto el aire— Bueno, me tengo que retirar, mis clases comienzan en una hora y quiero ir a comer con Loki como le prometí, cualquier cosa me llamás pa —Dice con una sonrisa
enorme surcando en sus labios, incluso más amplia que la anterior a la vez que se acerca y se despide de un beso en la mejilla de Andrés — Un placer conocerte Greco, Torrente —Su cuerpo se voltea ligeramente mirando en dirección a los dos nombrados, quienes corresponden la
sonrisa. Pero lo que no se esperaba es que aquellos ojos de distinto color le mirasen — Y a usted también oficial Volkov, aunque no hablaras nada —Y ahí sintió como su corazón casi se sale por su pecho al ver que Horacio le dedicaba una sonrisa únicamente a él,
"¿Qué cojones me está pasando?" Se pregunta sin decir una sola palabra haciendo que su rostro se tornará de un ligero color rojizo al quedar mal, a sus ojos, con aquel chico. Aunque escuchar una risita divertida del joven por su falta de respuesta ocasionó una
sensación de tranquilidad y orgullo.
Greco niega con la cabeza, dándole una suave palmada al moreno— No le hagas caso, no tiene modales es ruso y esas cosas, pero es simpático cuando quiere — Dice ganándose una carcajada de los demás haciendo que rodará los ojos
— Hombre de pocas palabras, sería un gusto conocer su lado simpático —Concuerda soltando una risita por lo bajo antes de despedirse con un gesto de mano, no sin antes conectar sus ojos nuevamente, guiñándole un ojo para luego caminar con tranquilidad hacia el chico y dos chicas,
que no había notado, que le esperaban y desaparecer de su vista por completo, dejándole una sensación de vergüenza y nerviosismo recorriéndole todo el cuerpo. Definitivamente la falta de sueño le estaba afectando mucho.
𝚃𝚘 𝚋𝚎 𝚌𝚘𝚗𝚝𝚒𝚗𝚞𝚎𝚍...
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"𝙲𝚑𝚘𝚌𝚘𝚕𝚊𝚝𝚎 𝙲𝚊𝚕𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎 𝚢 𝙲𝚊𝚏𝚎́"
Tw: V! Licántropo ♡ + Baby licántropo
- Salto en el tiempo (5/6 años)
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Las siete de la mañana llegaban junto a una tenue llovizna, el otoño asomándose cada vez más, empujando con sutileza al verano, bajando las temperaturas y desempacando las ropas más calentitas. Horacio se movía con tranquilidad por la cocina mientras hablaba entre susurros
con su madre, Charlotte, planeado una fiesta sorpresa para su pequeña bebé que dentro de poco cumpliría ya cuatro añitos y ya luego una cena romántica con su ruso, para celebrar sus diez años de pareja y cuatro de casados.
Con cero ganas de cocinar o siquiera hacerse un café
Tras varias semanas de papeleo intenso y una visita esporádica de Maddison y Philips para joderle la vida a todo ser vivo en el buró federal, Volkov por fin llegaba a la casa vacacional. Estaba harto de todo, sentía todo su cuerpo cansado, al borde del colapso
por las pocas horas de sueño en los últimos días, y más al abstenerse de convertirse en su forma animal en luna llena, y todo por qué a la bruja mayor se le ocurrió mandar a Horacio a un viaje a otra sede durante esa semana, haciéndole sentirse abandonado de cierta manera, sabía
Volkov miraba a todos lados de manera nerviosa, buscando entre las distintas habitaciones de la mansión a su pareja sintiendo la abrumante necesidad de estar ahí junto a él. Por culpa del reciente operativo su nariz no le dejaba distinguir el dulce aroma del moreno con claridad
entre tanta pólvora que había estado respirando en el ambiente en el que estuvo durante unas largas horas. Apretando con fuerza el botiquín en sus manos sube las escaleras de manera apresurada entrando a su habitación compartida antes de ingresar al baño,
𝙳𝚒́𝚊 17
Tw: V! Licántropo ♡
Pd: Hache canon tiene el pelito rosa y Hache au tiene el pelito rubio
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Horacio ladea ligeramente su cabeza con curiosidad notable en su expresiones, delante de él estaba su Volkov y una réplica exacta a este, solo que aparentaba ser unos años más joven, el cual a su vez tenía tomado de la mano a una versión idéntica suya. Si ahora
mismo venía algún random y le decía que el apocalipsis zombie había iniciado se lo creería sin dudar de sus palabras.
Hombres lobos y universos alternativos, resonó en su mente mientras veía atentamente al segundo Volkov, según
El día había empezado bien para Horacio, había ido a trabajar como cualquier otro domingo, solo que medio turno por capricho suyo y de su marido, aprovechando sus puestos para tener un horario mas flexible. Ahora mismo ya devuelta en casa y solo con su pequeña bebé, danza por la
con maestría, disfrutando de las melodías de la música que salían del parlante mientras le hecha un ojo a su niña entretenida con Mika.
Aquella imagen hizo que las comisuras de sus labios tirarán hacia arriba enternecido por completo, su
𝙳𝚒́𝚊 15
Tw: V!Licántropo ♡ / Hurt-Confort
Meses antes a la confesión
¿:( :)?
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Su respiración era un completo desastre, apenas pudiendo dar mínimos tragos de aire para complacer el alocado ritmo cardíaco que golpeaba con fuerza contra su pecho. Su mirada borrosa apenas le dejaba distinguir las figuras a su alrededor, siendo las brillantes luces en el techo
una gran molestia para sus ojos semi cerrados. Las voces constantes de los médicos le dejaban más aturdido aún, hablando de cosas que apenas podía registrar por su mal estado.
Está aterrado, por completo, tanto que quería largarse a llorar ahí mismo frente a tanta gente que no