Thread by @laura_lecuona

Fragmento de la introducción del libro "Cuando lo trans no es transgresor. Excesos y peligros de la identidad de género", que estaba programado para presentarse hoy en la @FILGuadalajara pero a raíz de los pataleos de unos célebres acosadores de redes se canceló. Lean por favor:

Este libro nace de un compromiso con la causa de las mujeres y con la libertad de expresión. Las dos atraviesan un mal momento, por razones que se explicarán detenidamente a lo largo de sus páginas.
En México y en otras partes del mundo se están produciendo, a una velocidad

inaudita, cambios legales que afectan las conquistas políticas de las mujeres y que suponen cambios drásticos en la sociedad, no necesariamente positivos. Están teniendo lugar de forma subrepticia, con el pretexto de que “los derechos no se debaten”. Se pronuncia esta consigna

desinformada y a continuación se tramitan por vía urgente y de espaldas a la sociedad unas reformas que pulverizan los derechos de las mujeres. Si queremos defender esos derechos y evaluar si lo que está sobre el tapete es un conflicto de derechos igualmente legítimos o uno entre

derechos y deseos, por ejemplo, claro que hay que debatir; el problema no es el debate sino su ausencia o su empobrecimiento. Las discusiones en torno a lo trans y la llamada identidad de género se suelen caracterizar como un desacuerdo categórico entre la izquierda y la

derecha, el progresismo contra el conservadurismo, gente a favor de los derechos humanos para todos contra gente a favor de los derechos humanos sólo para unos cuantos, libertarios contra fascistas, la comunidad de la diversidad sexual contra gente que quiere quitarle sus

derechos, feministas jóvenes contra feministas viejas y de mediana edad, los buenos contra los malos. La realidad es mucho menos simplista. En los dos bandos hay gente de izquierda y de derecha, políticos de uno y otro signo, feministas de una y otra corriente, lesbianas y

mujeres heterosexuales, hombres gays y hombres homosexuales, población joven y población madura. Hay personas que se consideran transgénero en los dos lados también. Lo cierto es que en ambos hay gente que en principio busca los mismos objetivos, deshacernos de los estereotipos

sexistas, pero hay un profundo desacuerdo sobre la manera de lograrlo. El desacuerdo político sería mucho menor si hubiera claridad en los términos empleados. El desacuerdo sería mucho menor, agrego, si tan sólo se permitiera el debate y se escuchara a las diferentes partes,

pero el problema es precisamente que no lo hay. Al plantear el asunto como una guerra entre los proderechos y los antiderechos, entre quienes están a favor de las infancias trans y quienes les niegan su identidad, se suprime un diálogo que podría ser enriquecedor. Ellas

son transodiantes y no hay nada más que decir; todo mundo sabe de qué lado hay que estar, o más le vale. Esta caracterización mentirosa y maniquea tiene precisamente el objetivo de inhibir el libre intercambio de ideas. Algunos protagonistas de este sucedáneo de debate respetuoso

y racional creen estar libres de prejuicios, convencidos de encontrarse del lado correcto de la historia. Esa autosuficiencia les cierra los oídos a cualquier argumento o teoría que pudiera hacerles profundizar en el tema y quizá repensar su postura. Dogmáticamente, han decidido

que las ideas de la contraparte son peligrosas, surgidas del odio o de mentalidades retrógradas o fascistas, y no hay que prestarles ninguna atención. Es más, activamente hay que impedir que otras personas entren en contacto con esas ideas, no se vayan a contagiar. Al pintar

como intolerante al interlocutor, se le niega, amparándose en que “no hay que tolerar la intolerancia”, la libertad de expresión, sin darle siquiera oportunidad de aclarar su postura y exponer cómo llegó a sus conclusiones.

HASTA ahí el fragmento. A quienes me han acusado de "discurso de odio" y llaman a silenciarme los reto a que digan con qué parte de lo que aquí afirmo están en desacuerdo y por qué. Sería insólito pero interesantísimo escuchar de ellos algo más o menos cercano a un argumento