Juanjo Ramírez Mascaró Profile picture
Jan 14, 2023 61 tweets 18 min read Read on X
A veces, cuando nos aburrimos, hacemos cosas estúpidas.

Y no hay nada más aburrido que ser astronauta.

Los primeros días impresiona. Luego se vuelve tedioso.

Quizá por eso tres astronautas cometieron el error de hacer UNA OUIJA en la Estación Espacial Internacional.
Esos tres temerarios fueron:

El austríaco WERNER ZAUBER

La británica SHALLY MILTON

El chino YUEN WIANG

Todos ellos llevaban más de 330 días encerrados en esa carcasa de metal, orbitando una Tierra que parecía tan cercana, pero estaba tan lejos.
En teoría les motivaba una curiosidad casi científica: ver cómo se comportaba el vaso con una gravedad ligeramente inferior (8,69 en vez de los 9,8 de nuestro planeta).

Y el vaso danzó bajo sus dedos con gran fluidez, cuando Shally preguntó:

¿HAY ALGUIEN CON NOSOTROS?
Para su sorpresa, la palabra que deletreó el vaso tenía sentido... y les puso los pelos de punta:

S

O

K

O

N

O

V

...

SOKONOV

...

Los tres estaban familiarizados con ese apellido.
IGOR SOKONOV

Uno de los primeros cosmonautas rusos en viajar al espacio exterior...

... y uno de los primeros en morir allí.

Por congelación. O por asfixia. Nadie lo sabe a ciencia cierta. Jamás recuperaron su cuerpo.

Los soviéticos ocultaron el incidente durante décadas.
Igor fue el clásico niño que quería ser cosmonauta de mayor antes de que existieran los clásicos niños que querían ser cosmonautas de mayores.

Pasó su infancia apuntando atenas al cielo y buscando señales de radio.

Se graduó en Física e Ingeniería.

Destacó en atletismo.
Los tres participantes de aquella ouija conocían esos datos sobre la vida de Sokonov, y muchos otros.

Interrogaron a la supuesta presencia fantasmal. Todas sus respuestas coincidían con la personalidad y la biografía del cosmonauta ruso.

Y entonces comenzó EL HORROR.
El vaso comenzó a moverse cada vez más rápido, transmitiendo en bucle, una y otra vez, una misma frase:

"NO DESCANSARÉIS HASTA QUE YO NO DESCANSE".

"NO DESCANSARÉIS HASTA QUE YO NO DESCANSE".

"NO DESCANSARÉIS HASTA QUE YO NO DESCANSE".
Sobrecogidos, intentaron cerrar la sesión de ouija despidiendo a Igor...

... pero el cosmonauta muerto no quiso marcharse.

Zauber, Milton y Wiang no tuvieron más remedio que interrumpir aquello de forma abrupta: algo que todos los espíritas desaconsejan.

FUE UN ERROR.
Pocas cosas tan poderosas como la sugestión.

Por eso recomiendan no hacer espiritismo en tu propia casa.

Luego surgen anomalías y tú las atribuyes a influjos sobrenaturales.

Pues imagina que no puedes huir de allí porque tu "casa" orbita a más de 400 kms del suelo.
Al principio fueron solo ruidos, pero los tres astronautas intentaron normalizarlos.

Los ruidos extraños en la estación espacial son habituales.

A las pocas horas, LLEGÓ EL FRÍO.

Según los termómetros, la temperatura se mantenía estable, pero ellos tiritaban, helados.
Lo que sí registraban los instrumentos de medición de manera objetiva era un descenso constante DEL NIVEL DE OXÍGENO.

En aquellos días, la estación contaba con seis tripulantes, pero el oxígeno se consumía como si hubiese una séptima persona allí con ellos.
Un "séptimo pasajero" que tragaba aire a un ritmo voraz, desenfrenado.

La forma de respirar de alguien que se ahoga.

Y ya fuera por sugestión o por otras causas, los tres participantes de la ouija empezaron también a respirar con dificultad, sufriendo una especie de asma.
Los tres se esforzaron por ignorar estos síntomas y continuaron saliendo a hacer labores de mantenimiento en el exterior de la estación, embutidos en sus trajes de astronauta.

Ahí fuera ocurría algo aún más aterrador:
Los cristales de sus cascos se empañaban aunque ellos contuvieran el aliento.

Como si "alguien más", además de ellos, respirara dentro de aquellos trajes espaciales.

Y en ese vidrio empañado...

... unos dedos invisibles escribían letras y dibujaban cosas.
Aquellos mensajes garabateados en el vaho desquiciaban a los astronautas.

Cada vez cometían más errores en su trabajo, y allá arriba cualquier error puede ser letal.
Cuando Zauber, Milton y Wiang se iban a dormir, en sus cabezas resonaba aquella insistente frase de la ouija:

"NO DESCANSARÉIS HASTA QUE YO NO DESCANSE".

Los tres llegaron a la conclusión de que aquella pesadilla solo acabaría...

... si recuperaban el cuerpo de Igor Sokonov.
Era más fácil pensarlo que hacerlo.

Para empezar, tendrían que llevarlo a cabo a espaldas de sus superiores. Jamás autorizarían una misión tan cara para recuperar un cadáver de hace 70 años.

Por si eso fuera poco, ¿cómo demonios iban a localizar el cuerpo del ruso?
Con respecto a esto último, fue Shally Milton la primera en advertir que tenían la solución LITERALMENTE delante de sus narices.

Aquellos trazos de dedos invisibles en los cristales de los cascos eran coordenadas, fragmentos de "un mapa" para localizar al cadáver en el abismo.
Cuando se dieron cuenta de ello, los tres afectados aprovecharon sus excursiones al espacio exterior para memorizar aquellas geometrías trazadas en la escarcha de sus viseras.

Cotejaron, dedujeron qué cifras y líneas representaban la estación, cuáles la Tierra, etc.
Tras varias noches en vela haciendo cálculos matemáticos (y temblando de frío) dedujeron la trayectoria exacta de aquel ataúd errante con forma de traje de cosmonauta ruso.

Y comprobaron que, al día siguiente, pasaría relativamente cerca de la Estación Espacial Internacional.
En este caso, "relativamente cerca" significaba a 5 horas de distancia.

El paseo espacial más largo hasta la fecha era de 8 horas y 56 minutos.

Ir y volver sería una gesta suicida.

Y había que hacerlo sin el conocimiento de las principales agencias espaciales de la Tierra.
Necesitaban hackear la estación espacial para que sus jefes no supieran lo que se disponían a hacer.

Ahí entraba en juego Yuen Wiang, que no solo era el astronauta más cualificado de China, sino también uno de los mejores hackers del gigante asiático.
Wiang simuló un error informático que les mantendría incomunicados durante el tiempo suficiente.

Luego anestesiaron contra su voluntad a los otros dos tripulantes, que eran ajenos a lo que estaba ocurriendo.

Tenían 48 horas hasta que enviasen a otro equipo desde la Tierra.
Sin embargo, lo más preocupante no eran esas 48 horas, sino las 10 horas de paseo espacial necesarias para llegar hasta el cuerpo de Igor y regresar con él.

O más de 10 horas.

Porque el regreso arrastrando al cosmonauta muerto sería más lento que el viaje de ida.
Si alguien era capaz de intentar algo así, ese era Werner Zauber, el austríaco.

Ostentaba el récord de "tercer paseo espacial más largo de la historia", con 8 horas y 16 minutos.

Era mejor que nada, pero NO ERA SUFICIENTE.
No había tiempo para elaborar un plan B.

El oxígeno dentro de la estación descendía de manera preocupante, absorbido por unos pulmones imposibles.

Antes de que llegase la cobertura terrestre, estarían todos asfixiados. Como peces en un acuario vacío.
Por suerte, en la estación espacial tenían un as en la manga:

TETRODOTOXINA

Una sustancia que se extrae del pez globo. La misma que usan en Haití para sumir a los zombis en un estado catalépsico.
Allí arriba disponen de varias dosis de ese principio activo. Nunca se sabe cuándo vas a necesitar suspender el metabolismo y las constantes vitales de un tripulante para evitar males mayores.

Así pues, el plan era el siguiente:
Lanzarían a Zauber hacia el lugar del encuentro, como un proyectil, con la dosis exacta de tetrodoxina para para no consumir oxígeno durante el viaje de ida.

Cuando estuviese próximo al cadáver de Sokonov, un temporizador accionaría una inyección de adrenalina para despertarle.
Era una locura.

Podían salir mal más cosas de las que podían salir bien.

Pero no se les ocurrió nada mejor.

Dispararon al hombre bala austríaco muerto en vida, hacia una oscuridad en la que podría estar el cuerpo de Igor...

... o en la que podría no haber NADA.
Si los cálculos eran correctos, Zauber recibiría el chute de adrenalina tres minutos antes de llegar a su destino.

Pero cuando estaban a 3 minutos... nada sucedió.

Cuando estuvo a 2 minutos...

... seguía sin suceder nada...

Un minuto...

Medio minuto...

El chute no llegaba.
Y, a pesar de ello, el austríaco despertó sobresaltado quince minutos antes de chocarse con esa lóbrega carcasa: el traje del cosmonauta muerto.

Más adelante explicaría que volvió en sí por culpa de una pesadilla en la que Igor Sokonov intentaba estrangularle.
Zauber se abrazó instintivamente al ruso muerto y tardó unos 5 segundos en entender lo que sucedía.

Activó su mochila de propulsión para contrarrestar la inercia y desandó el camino hacia la estación, con Igor a cuestas.

Fueron más de 6 horas angustiosas.
Mientras todo ello tenía lugar, Wiang usó los ordenadores de la estación para hackear servidores del servicio de inteligencia ruso y acceder al testamento de Igor Sokonov.

Había pedido ser enterrado junto a sus padres, en el cementerio de KATKETSA, en Estonia.
Sabiendo que el equipo de rescate venía en camino, los tres astronautas lanzaron el cadáver de Igor en una cápsula imposible de rastrear para que amerizase en un punto concreto del mar Báltico, cerca de Estonia.

Acto seguido, ingirieron tetrodoxina para no consumir oxígeno.
Durmieron devorados por pesadillas terribles.

Despertaron ya en el planeta Tierra, en las instalaciones sanitarias de la NASA.

Sortearon los interrogatorios de rigor lo mejor que pudieron y, cuando tuvieron libertad de movimientos, alquilaron un barco rumbo al Báltico.
Tuvieron que bucear más de 70 metros para rescatar (por segunda vez) el cuerpo del ruso.

Tuvieron que aguardar la caída de la noche para colarse en el cementerio de Katketsa y sepultarlo (de forma clandestina) junto a sus difuntos padres.

Y entonces, las pesadillas cesaron.
Y COMENZÓ LA PESADILLA PARA EL RESTO DEL MUNDO.
Los científicos lo llaman "El Mal de Estonia", porque allí se dieron los primeros casos. Luego se ha ido desplegando por el resto del planeta, como una telaraña silenciosa.

Millones de personas caen en un profundo trance del que nada ni nadie puede despertarles.
Ignoramos qué sucede en la cabeza de las víctimas de "El Mal de Estonia", pero no debe ser agradable. Ni soportable.

Gritan, balbucean incoherencias, se automutilan.

Y CONTAGIAN a otras personas sin que sepamos por qué.
Fue LIZZ COMPTON, matemática de la UNIVERSIDAD DE PLEANVILLE, quien rastreó el origen del Mal.

"Desandando" la estructura fractal de su propagación hasta el "paciente cero", dedujo que el núcleo irradiador de aquella epidemia estaba donde ya sabéis: en el cementerio de Katketsa.
Pleanville envió un equipo multidisciplinar a investigar sobre el terreno.

Lo primero que les llamó la atención fue la manera en que estaba horadado aquel suelo:

Las tumbas no eran los únicos agujeros del cementerio estonio.
A pocos metros bajo aquellas lápidas discurría una red de conductos subterráneos que, según una prospección realizada vía satélite, se extendía por todo el globo terráqueo.

Y si aquello fuese un entramado de venas y arterias de piedra, el camposanto de Katketsa era EL CORAZÓN.
No tardaron en comprobar que (oh, sorpresa) aquellos túneles tenían la misma estructura fractal que se había observado en la propagación de "El Mal de Estonia".

Accedieron a ese inframundo. Corrientes de aire hacían sonar una cantinela insoportable.

ANALIZARON ESE AIRE.
Flotaban en él unas partículas que, según pudo comprobarse, emanaban originariamente de un cadáver enterrado de forma ilícita junto a los padres de Igor Sokonov.

Unas partículas que cuya estructura molecular no se da en nuestro planeta, pero se parece demasiado a ESTO:
Se trata de un grabado que aparece repetidas veces en el TEMPLO DE QUIZINTAI, en Bolivia, cuna de la cultura PUCUZAL.

Ese grabado, tan similar a la molécula que provoca "El Mal de Estonia", hace referencia al TÏNQUILI.

¿Qué es el Tïnquili?
La mitología pucuzal describe al Tïnquili como un demonio que susurra a los hombres desde la negrura del cielo, animándoles a volar.
Según el mito, quienes cedían a esa especie de "canto de sirena" buscaban la forma de ascender a los cielos, y allí el Tïnquili se metía en sus cuerpos. Como quien se introduce en un cántaro.
Luego, el demonio impregna la carne del incauto hasta convertirlo en "una semilla".

El Tïnquili sabe que a los hombres les gusta plantar a sus muertos en la tierra, como si fuesen semillas.

Gracias a ello, consigue propagarse alrededor de mil mundos.
Cuando aquella científica de Pleanville leyó los nombres en aquellas dos lápidas de Katketsa, empezó a atar cabos:

Un niño llamado Igor Sokonov que escuchaba señales de radio procedentes de los cielos...

... que hizo todo lo posible por subir allí arriba…
... un cosmonauta que fue al encuentro del Tïnquili...

... que fue poseído por esa criatura de otro mundo...

... y aguardó pacientemente a que alguien volviese a prestarle atención...

... para volver a recurrir a sus engaños y artimañas...

Y ser "sembrado" en nuestro mundo.
Analizaron aquel cadáver desconocido y, efectivamente, se trataba de Sokonov.

Infectado con aquella molécula alienígena tan similar al símbolo del Tïnquili.

Plantado en el lugar del planeta en el que más fácil y efectiva sería su propagación.
Compton comprobó que "El Mal de Estonia" había comenzado días después del regreso de un transbordador procedente de la Estación Espacial Internacional.

Habían rescatado a cinco astronautas, tres de los cuales se han suicidado recientemente, dejando crípticas notas de suicicio.
Nuestros científicos aún no han encontrado la forma de curar "El Mal de Estonia".

Tampoco han hallado la forma de curarlo.

Según los mitos pucuzal, la última vez que el Tïnquili bajó de los cielos, consumió a casi toda la Humanidad.

Solo 11 elegidos sobrevivieron.
...
..
.
GRACIAS por leer esta historia de #ficción, que pertenece a la saga #CrónicasDePleanville. Puedes leer más capítulos (en el orden que desees) AQUÍ:

Y si quieres leer más #hilos más allá de la saga, te invito a hacerlo AQUÍ:

TODAS LAS ILUSTRACIONES de este hilo han sido creadas por @javilop y su don para hacer magia manejando las riendas de la inteligencia artificial.

Te animo a hacer realidad su novela y su guía para generar imágenes como las de este hilo:

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