LBH es un ladrón que ha pasado de jalar carteras en la calle a hacer phishing, lo que le da el dinero suficiente para tener un apartamento modesto.
El primer día pasa a presentarse con su vecino —podrá ser ladrón pero tiene modales, eh—
y es atendido por un sexy SJ en un short diminuto y camiseta holgada, que lo mira con descaro y picardia.
Si aquella imagen no bastara para soñar un poco, en la noche puede escuchar los dulces gemidos de su vecino mientras algún bastardo se lo coge.
A la mañana siguiente, encuentra a SJ, con una expresión exhausta, fumando en el balcón.
Detrás de la cortina de cabello oscuro LBH alcanza a apreciar algunas marcas de besos y mordidas que le hacen sentir algo de escozor,
pero lo ignora tan pronto empieza a hablar —y coquetear— con SJ.
Y así, su rutina con el vecino se basa en escuchar como se lo follan por la noche y platicar con él por las mañanas, día tras día hasta que una noche no escucha nada.
Dado a que las rondas de sexo eran diarias, a LBH se le hace extraño, mucho más cuando, a la semana, SJ aparece del brazo con otro sujeto.
Si al anterior podía decirle viejo, a este nuevo tipo tendría que decirle señor. Quizá unos 50 a 55 años, quién sabe, igual le molestaba eso
¿Por qué una belleza como SJ se acuesta con viejos? ¿Acaso es uno de eso... chicos de compañia? Vaya mierda.
Pero LBH mismo es un ladrón, alguien que estafa a viejos adinerados como esos, no muy diferente a lo que hacía SJ solo que... ilegal. Y sin entregar el trasero.
Un mes después el señor dejó de venir y otro señor apareció para complacer a su vecino. A la vez que esto sucede, LBH se da cuenta que, en el fondo, está cayendo por SJ.
Es deseo, por supuesto, pero al punto de obsesionarse con la idea de someter ese cuerpo sobre la cama,
ser él quién le proporciona placer sin límites a su vecino.
SJ se volvió más seductor, o tal vez LBH lo veía de esa manera. Simplemente está perdiendo la razón, volviéndose loco por el hombre que vivía a su lado y que no puede tener.
Así que un día, cuando el nuevo novio, amante o lo que sea desaparece, y se encuentra a SJ detrás del edificio fumando, se acerca y bastan unas pocas palabras para conseguir un beso.
Por primera vez pone las manos en esa cintura delgada que anhelaba,
sus labios encontrándose con aquella boca fina y seductora, las lenguas chocando en la húmeda cavidad hasta dejarlos sin aliento.
LBH hubiera querido continuar pero acaba de dar un golpe grande y, por seguridad, debe tomar ciertas precauciones, así que debe irse,
tan distraído y ensimismado que no se percata del olor desagradable de la bolsa junto a la que estaba parado SJ, ni del suspiro que este suelta cuando lo ve marcharse.
Pero todas las ilusiones de LBH se rompen cuando, días después ve a SJ trayendo a un hombre a su apartamento. Esta vez el tipo parece tener la misma edad —quizá un par de años más—, de buena cara y contextura, pero que le da cierta desconfianza.
Parece que no tiene buena suerte, qué si quiere un poco de ese hombre va a tener que apelar a otra cosa que no sea su juventud y buen porte.
Y su oportunidad aparece cuando lo que escucha en medio de una noche no son sonidos sexuales sino una pelea, una que suena como física.
Los objetos cayendo al suelo, los golpes en las paredes y murmullos bajos le hacen pensar a LBH que Sj está en problemas.
Decidido a actuar toma su arma, un revolver que carga por si acaso, y hace uso de su antigua habilidad de abrir puertas para entrar en el apartamento de SJ.
Lo que encuentra dentro es inesperado. Completa y absolutamente inesperado.
El "nuevo novio" esta arrodillado en el piso, las manos cubriendo una enorme herida en su abdomen que sangra sin parar.
Y SJ, medio vestido, está frente al hombre con un cuchillo en la mano.
—Esta puta enloqueció, hermano. Atrapalo y llama a la jodida policía. —dijo el hombre arrodillado, con un tono de mando más que de suplica.
LBH ve como la expresión de SJ se ensombrece, pero en sus ojos no hay miedo ni locura, solo exasperación.
Antes de que el hombre en el suelo hable de nuevo, incluso sin entender bien la decisión que acaba de tomar, LBH cierra la puerta del apartamento, apunta a la cabeza del tipo y le dispara.
* * *
Meses después de convertirse en el cómplice de SJ, LBH piensa que estaba mejor sin saber porque esa noche sucedió aquello, por qué cada uno de esos viejos "desaparecieron".
Si pudiera, él mismo iría hasta el infierno para rematarlos como merecen.
Pero basta con ver a SJ durmiendo en sus brazos, con una expresión tranquila y sin tensión que antes no había visto en él.
Eso es suficiente para calmar su ira.
• • •
Missing some Tweet in this thread? You can try to
force a refresh
LBH siendo becado en una escuela prestigiosa de solo niños pero su padrino resulta ser un idiota que se olvidó de sus gastos alimentarios asi que nunca lleva meriendas ni puede comprarlas.
No le dice nada sobre eso a su madre, pues está enferma y no quiere preocuparla de más. Así que los primeros días solo se sienta en un rincón a ignorar su pequeño estómago rugiendo.
No pasa mucho tiempo hasta que los demás chicos se dan cuentan y le hacen bullying.
Y LBH, qué confiaba en su profesor de aula SJ, es ignorado por este y no interviene nunca en las burlas que recibe.
Días después, escondido bajo un árbol del bloque más lejano al patio, ¡Una bolsa cae y golpea su cabeza!
El plan perfecto de LBH para ese día era simple: iría a la casa de Shen Yuan, su vecino, para retarlo en un juego y luego, en la noche, inventaría cualquier excusa para que le dejase dormir con él.
Desde ya podía saborear la victoria.
Shen Yuan no solo era amable, también caía muy fácil en sus miradas de cachorro lastimero.
Debajo de ese cachorro miserable había un perro en celo que esperaba subirse sobre A-Yuan en la madrugada, pero eso era algo que su mayor no tenía que saber aún.
Sin embargo, un balde de agua fría bañó a su animal interior cuando escuchó la voz despreocupada de SY decirle —Ah Binghe, bien, puedes quedarte, pero en la habitación de mi ge porque, cómo verás, mi dormitorio es pequeño para los dos.
Me gustaría mucho leer un fanfic tipo The Truman Show, protagonizado por LBH.
No me refiero a una adaptación, sino a qué pasaría si Luo Binghe se da cuenta que está dentro de un libro, y que es el protagonista.
A este punto tengo que decir que no sé si existe, quizá si, pero en dado caso, me gustaría leer algo más psicológico.
Y es que, yo puedo creer que LBH (BM) aceptaría sin problemas que su shizun no es SQQ, sino SY transmigrado de cualquier dimensión.
Pero dudo que tome con la misma tranquilidad que su vida es una obra donde el autor decidió sus pasos, le hizo vivir muchas injusticias y lo llenó de problemas.
#BingJiu CURSED pero bueno, lo único que se me ocurre es un Bingge obsesivo que no deja a Shen Jiu solo en ningún momento. Un día SJ le pide que lo deje cultivar, asi que le permite ir a las cuevas Ling Xi en el destruido Cang Qiong.
Pero lbg fragmenta parte de su consciencia y sigue a sj hasta que llega a la cueva y, cuando él se sienta en una piedra para meditar, lbg imbue su conciencia en ella.
Eso lo excita porque que toda la situación parece como si sj estuviera sentado en su cara
—y lbg piensa que su cara es un mejor lugar para cultivar que esas estúpidas cuevas—
Cuando lbg empieza a masturbarse, sj puede sentir como la piedra en la que está sentado hace circular una especie de energía que le hace sentir caliente y molesto.
El asunto del otro padre le empezó a carcomer la cabeza cuando Shen Yu cumplió tres años. Tal vez sus vecinos, colegas, profesores y todos quienes conocían a A-Yu no tenían la intención de incomodarlo
hablando del tema, sino que su hijo no se parecía en nada a él.
Al principio no era notable, pero los años pasaron y en vez de tomar la forma de Shen Jiu, empezó a parecerse a… otro. A-Yu era hermoso y vivaz, sus ojos redondos y brillantes eran de un profundo color oscuro.
Mantenía la postura de un jovencito valeroso y noble a pesar de su corta edad. Shen Jiu sabía que su hijo crecería para ser un hombre atractivo y grandilocuente.
No obstante, Shen Jiu se recordaba a sí mismo como un niño que parecía débil y enfermo aunque no lo estuviera.
El primer día que Shen Jiu juró no volver a beber fue al despertar en un hotel de lujo con una resaca terrible. El segundo día sucedió dos semanas después, cuando el médico le anunció su embarazo.
Ese día salió del hospital y caminó hasta la cafetería más cercana para tomar algo de té. El clima era fresco, típico de inicio de primavera, y las calles aún no estaban abarrotadas de gente; pero Shen Jiu se sentía helado y observado por todos.
Un bebé… no era lo que esperaba.
Su mente volvió a esa noche, donde su único plan era salir de su dormitorio y echarse algunas copas. Entró a un bar cerca del trabajo y pidió algo fuerte, quizá dos o tres vasos luego del primero.