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Los críticos la han descrito como “la fotógrafa desconocida más célebre de Estados Unidos”.
Hoy os hablamos de la increíble vida y obra de Evelyn Hofer.
Hija de un empresario farmacéutico, Evelyn Hofer nació en Marburg, Alemania en 1922, en el seno de una familia acomodada. En 1933, ante la llegada de Hitler al poder la familia se trasladó a Ginebra y más tarde a Madrid.
Pese a que quería ser pianista, en Suiza comenzó a estudiar bajo el tutelaje de Hans Finsler, a quien se le conocía por su fotografía objetiva. Después de la victoria de Franco en España, la familia emigró a México. Allí Evelyn se convirtió en fotógrafa profesional.
En 1946 Hofer se mudó a Nueva York, donde comenzaría a trabajar en Harper’s Bazaar y donde haría unos cuantos amigos como Richard Lindner o Saul Steinberg “que la enseñarían a mirar” como ella mismo dijo. Gracias a ellos la influencia de la pintura se haría patente en sus fotos.
Sería allí en Nueva York donde su fotografía despegaría totalmente: fotografiando tanto a los paisajes urbanos como haciendo retratos, Hofer experimentó con el color, tomando fotos con una cámara alemana de gran formato, con la que construiría composiciones cuidadísimas.
Entre los años 60 y 70 Evelyn Hofer siguió fotografiando la ciudad mientras trabajaba para revistas como Life o Vogue. De estas fotos destacan sobre todo la sensibilidad de sus retratos.
También en aquellas décadas recibe encargos de varios escritores que la contratan para ilustrar con sus fotos guías de viaje, por lo que Hofer visitó otros países como Inglaterra, Irlanda, España o Italia dejándonos imágenes que van más allá de las meras postales.
Toda su obra, pese a su importancia y la influencia que ejerció en fotógrafos posteriores, permaneció más o menos desapercibida, algo que a Hofer no le importaba demasiado: su invisibilidad le permitía captar mejor aquello que también resulta más invisible a simple vista.
Como lo describieron los críticos Philip Toynbee y Mr. Kramer: La fotografía de Evelyn Hofer capta las complejidades de las ciudades que visita, mostrando con su sutilidad las desigualdades que las conforman.
En sus últimas dos décadas de trabajo, también dedico parte de su trabajo al retrato, en el que destacó también trabajando para Vogue. Fotografiando entre otros a Basquiat, Versace, Balthus y Andy Warhol.
A partir de 1970, Hofer también fotografiaría una serie de bodegones, influidos de una manera bastante notable por los bodegones de Zurbarán y los pintores flamencos que ella consideraba sus verdaderos maestros en el arte de crear imágenes.
Hofer siguió trabajando hasta casi el día de su muerte a los 81 años en Nuevo México en noviembre de 2009.
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Hoy os hablamos de Libuše Jarcovjáková, una de las fotógrafas checas mas importantes del siglo XX, y a la que a menudo se compara con Nan Goldin por la naturalidad de su mirada intimista y honesta con la que fotografía a la gente en los márgenes.
Libuše Jarcovjáková nació en Praga en 1952 en el seno de una familia de pintores, y eso le permitió entrar desde muy pronto en contacto con el ambiente artístico.
A los 14 años compró una cámara Pionyr y desde entonces tuvo claro que lo que quería era dedicarse a la fotografía.
Mientras estudiaba diseño en la Academia de Artes Escénicas de Praga ya experimentaba con su cámara.
Y un detalle que se repite en casi todas sus fotos de esta etapa es que las personas que fotografía están de espaldas «no me atrevía a fotografiarles de cara, yo era muy tímida»
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En una entrevista en 2018 Sofia Coppola reconocía la importancia de la fotografía en toda su filmografía.
Hoy os vamos a acercar algunos de los fotógrafos que han influido en su obra.
En 1999, como inspiración para realizar Las Vírgenes Suicidas, Coppola se sirvió de la fotografía de Bill Owens, especialmente su fotolibro Suburbia.
Coppola había conocido la obra de Owens a raíz de que su madre le regalara una foto “Eight Grade Dance” (1973)
Como Owens, William Eggleston retrató la vida de los suburbios estadounidenses de los años 70, y consiguió capturar la belleza de universo adolescente.
William Eggleston, es uno de sus fotógrafos preferidos de Coppola y una referencia constante en todo su trabajo.
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Fotógrafa elegante y discreta, Martine Franck pasó a la historia algo relegada por la posición de su marido, el famoso Henri Cartier-Bresson.
Hoy os contamos un poco más de su vida y de su fotografía.
Martine Franck nació en Amberes en 1938. Era hija del banquero y coleccionista de arte Louis Franck, y tuvo una infancia itinerante por varios países, siempre en contacto con el arte,por lo que llegó a estudiar historia del arte en París y en la Universidad Complutense de Madrid.
Tuvo que pasar un tiempo hasta que Franck comenzó a experimentar con la fotografía.
En 1963, cuando estaba terminando su tesis, decidió definitivamente que lo suyo no era el mundo académico y viajó por China y los países orientales con la cámara Leica de su primo.
Vamos a estrenar el primer hilo del año hablándoos de la corta pero intensa trayectoria en el mundo de la fotografía de Marianne Breslauer, una de las fotógrafas más destacadas del movimiento de la Nueva Fotografía de los años 30.
Nacida el 20 de noviembre de 1909 en Berlín, en el seno de una familia burguesa judía, era hija del famoso arquitecto Alfred Breslauer y de Dorothea Lessing, que le educaron en un ambiente liberal, rodeada de cultura y riqueza.
Por esta razón tuvo la posibilidad de entrar en contacto con el mundo de la fotografía muy joven, y con apenas 15 años decidió que quería dedicarse a ello cuando conoció las fotos de André Kertész y visitó una exposición del trabajo de la retratista Frieda Riess en Berlín.
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Hoy os acercamos brevemente a la vida y obra de una de las mejores representantes del movimiento que se llamó la poesía de lo cotidiano, pero bastante poco conocida fuera de su país: la fotógrafa checa Marie Šechtlová.
Marie, nacida Kokešová vino al mundo en 1928 en Chomutov, en el seno de una familia de clase trabajadora con la que se muda a los 10 años a Tábor.
Será en esta ciudad donde comenzará a aprender fotografía en 1947, en el instituto de la ciudad.
Con apenas 20 años conoce al también fotógrafo Josef Šechtl con el que se casa unos meses más tarde.
Termina sus estudios de fotografía atendiendo en el estudio de su ya marido Šechtl & Voseček, ayudando a su desarrollo hasta que fue nacionalizado por el gobierno comunista.
En 1999 la fotógrafa Alessandra Sanguinetti se encontraba al sur de Buenos Aires realizando un proyecto fotográfico, cuando se encontró en una finca cercana a dos niñas que la seguían a todas partes, fascinadas por su cámara.
Así fue como empezó todo.
Las dos niñas, dos primas que se llamaban Guille y Belinda, tenían 9 y 10 años cuando conocieron a Sanguinetti, y en un principio la fotógrafa les pedía que se apartaran para poder hacer fotos a los animales de la finca donde vivían.
Sin embargo, Sanguinetti empezó a pedirles que posaran con los animales y a prestarles mayor atención.
Después de terminar su anterior proyecto fotográfico —El Sexto Día— volvió a la finca donde se encontraban las primas y se concentró en sacarles fotos.