En 1959, un grupo de trabajadores de Lyon, cayeron a un pozo mientras excavaban un túnel. El extenso laberinto oscuro que encontraron, es uno de los más grandes misterios de la historia de Europa.
No había absolutamente nada escrito sobre él.
¿Quieren conocerlo?
Abro hilo.
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Bienvenidos a Lyon, Francia. Una ciudad a las orillas del Ródano, con una historia que data desde hace dos milenios cuando los romanos llegaron aquí.
Rodeada por colinas, es una ciudad que lleva en sus venas el poder de los pasajes ocultos entre edificios y en su subsuelo.
Desde hace varios años, había escuchado que debajo de Lyon existía una red de túneles que estaban cerrados al público, cuya única evidencia visible de su existencia, son dos cicatrices en la entrada de Croix-Rousse.
Muy pocas personas tienen acceso a estos túneles.
Y conozco a una de esas personas que lo custodian. En este capítulo de #MinisteriodeExploraciónUrbana, vamos a entrar a los aretes de poisson.
Son las 9:00 pm de la noche. La cita era en el Parque Louis Chazette, donde un gran amigo tiene una de las pocas custodias autorizadas para entrar. La puerta es una pesada masa metálica que necesita de varias personas para ser abierta.
La razón, es muy sencilla:
Nadie puede entrar a los arête de poisson.
¿Y por qué se llaman así? Esta red, consta de 32 túneles idénticos, de unos 30 metros de largo cada uno, articulados por una galería principal haciendo que parezca una espina de pescado.
Esta primera galería subterránea tiene 25 metros por debajo de la superficie, de 156 metros de largo, y nueve galerías perpendiculares a ella.
Parece increíble que nadie, en la historia de Lyon, hubiera escrito sobre su existencia.
Lo extraño, es que las redes subterráneas de este tipo son comunes en Europa. Edimburgo tiene su propia red subterránea, Estambul tiene sus alcantarillados o las catacumbas de París albergan los restos de más de seis millones de personas.
Pero en Lyon, cuando los trabajadores encontraron los túneles, no se avisó públicamente. En 1961, una fuga de agua de uno de los pozos unidos, llevó a los servicios municipales de Lyon a descubrir otro de los pasajes.
Esta vez encontraron objetos romanos y restos de personas.
Esa segunda red de túneles, eran llamadas las antenas. Una red aún más extensa e inexplicable.
La antena norte mide casi 215 m y tiene once pozos, mientras que la antena sur tiene en 296 m y tiene casi veintitrés pozos.
¿Pozos?
Sí, pozos. Pozos como los que cayeron los trabajadores en 1959. Cuando los exploradores urbanos entraban aquí, se dieron cuenta que esos pozos conectaban con la superficie con lugares tan extraños como iglesias.
Mientras tanto, el ayuntamiento de Lyon no se explicaba como es que nadie supiera nada. Buscando en documentos, encontraron que desde 1744, se hablaba de una red secreta de túneles. Se hablaba de calles que se hundían. Incluso, gente que se "perdía".
Mientras, los exploradores urbanos de Lyon, empezaron a hacer lo que no se había hecho: mapas. Dataron todos los rincones, se metían en los túneles más estrechos, incluso, dieron con túneles con huesos humanos.
Túneles que cuando eran informados, aparecían vacíos.
En uno de ellos, encontraron esto.
Una roca, sin explicación alguna, abandonada. Se le llama "el guardián", y está en una de las galerías de las antenas.
Pero claro, sucedió lo inevitable.
En una de las exploraciones, un aventurero cayó por uno de los túneles, haciendo que se prohibiera la entrada por decreto, en 1989. Los túneles, que estaban siendo utilizados para pasar cableado, dejaron de importar.
Solo se le permitió a unos pocos poder entrar.
Nadie quería preguntar por los túneles. Para muchos habitantes, era una simple leyenda urbana.
Todo, hasta el terrible accidente del túnel de Mont Blanc en 1999, donde un incendio mató a 39 personas. Se decidió que todos los túneles deberían tener una ruta alternativa de escape.
Los ojos volvieron al túnel de Croix-Rousse: se iba a perforar un túnel paralelo.
Para muchos era un trabajo de infraestructura normal, pero para unos pocos, los que tenían la salvaguarda de su existencia, era algo devastador ya que poco se sabía de su origen.
48 años después del descubrimiento inicial, el gobierno francés pidió al servicio de arqueología de Lyon que revisara las espinas de pescado. Examinando la madera y quitando las capas de concreto que habían puesto, determinaron por carbono 14 una fecha:
SIGLO I.
La prueba reina estaba, sin embargo, en los ojos de todos. Era un grafiti.
Era un grafiti de un trabajador raso que rayó su nombre en el mortero, hace dos mil años. Seguramente no debía hacerlo.
Era uno más de la ciudad.
Sin quererlo, dejó su presencia como herencia.
Su existencia se volvió lo más valioso.
Lo que hace mágico este lugar es precisamente que nadie sabe para qué existe. Pero existe solo para aquellos habitantes a los que la ciudad les ha dado permiso de salvaguardarlo.
Y es que, ¿tenemos que encontrarle una explicación a todo?
No importa. Aún hoy, nadie sabe porque esta red está construida. Si por los romanos necesitaban un alcantarillado, para funcionar por corredizos por militares. Si los templarios las usaron porque necesitaban almacenar tesoros de peregrinos en su viaje a Jerusalem.
En nuestro mundo, donde todo está visto, encontrar un lugar íntimo debajo de la piel de la ciudad resulta ser suficiente.
Porque algunos, como Bitvius, no quieren ser olvidados.
Otros, no quieren que se les olvide.
Y eso es más que suficiente.
Esto es todo por hoy. Espero les haya gustado el hilo. Para más historias, les tengo estos otros lugares.
En Instagram, ahí tengo en highlights más historias de mis viajes y fotos para que me vean la cara.
Todas las fotos de este hilo fueron editadas con mi celular. Así que si quieren sacarle el máximo provecho, pueden inscribirse a mi Curso de Fotografía Móvil.
Existe un lugar donde el horizonte hace el perfecto baile entre la historia y la naturaleza. Armado con guías de viaje y fotografías me propuse llegar hasta ahí con la ilusión de conocer algo único y la fatalidad de saber que no podré repetirlo.
¿Quieren conocerlo?
Abro hilo
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Eran las 11:30 pm de una noche lluviosa en Yangón. Después de una salida de baile y de comer en algún puesto callejero, había entrado en el edificio donde me alojaba en casa de un amigo sin percatarme que había cerrado mal la puerta.
Hasta que sentí un golpe por la mañana.
Somnoliento, miré alrededor: mi amigo seguía dormido, la puerta estaba abierta. La cerré y volví a dormir.
No fue sino hasta unas horas después que supimos que ese golpe en mi hombro fue de un ladrón que calculó mal al tratar de llevarse mi cámara.
Todos los días, cinco monjes se despiertan para tocar las campanas en una ciudad-monasterio abandonada dentro de una montaña siendo los últimos huéspedes de una antigua fortaleza medieval.
Si existió algo semejante a Minas Tirith, es esto.
¿Quieren conocerla?
Abro hilo.
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Monasterio de Vardzia, Georgia.
Al margen del Río Kura y después de muchos kilómetros que me traían ensoñación de mi tierra, había llegado a ver un acantilado horadado desde hace siglos que conserva una historia muy particular entre los dedos de aquellos que no dejan atrás.
Este no es un lugar común y corriente; tampoco podría decirse que es estéticamente atractivo o fácil de dibujar. Vardzia es un renglón de una época donde reinas, caballos, invasiones y saqueos horadaban los valles de tierras lejanas, apenas sacado de la mano de Tolkien.
Vamos a jugar a ser detectives. ¿Pueden responder cuales son las tres diferencias entre estas dos imágenes?
Mientras contestan, les voy a contar la oscura historia detrás de estas fotografías.
Abro hilo.
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8 de diciembre del 2020.
Ese día aparece en la revista Architectural Digest AD un reportaje de una remodelación de una casa en San Francisco. Entre las fotos de los espacios, aparece una del patio principal.
La imagen aparece descrita como "Southeast Asian sculptures are displayed in the courtyard (...)", refiriéndose a que en ese patio de 1916, se muestran esculturas del Sudeste Asiático, pero si miran la foto no aparece nada.
Ese pie de foto le llamó la atención a un periodista.
Imagina crecer en una ciudad dividida por un muro donde escuchas a tus vecinos jugar a metros de distancia y jamás conocerlos. Una ciudad con dos universos paralelos.
Sucede ahora mismo y no viajaremos tan lejos: es una capital europea.
¿Quieren conocerla?
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Nicosia, República de Chipre.
En lo alto de un edificio hay un mirador que aglutina turistas morbosos por ver una montaña que a lo lejos dibuja una bandera de un extraño país. A nuestros pies transcurre la vida de una de tantas ya típicas calles de un país europeo.
Su casco antiguo no es muy diferente a cualquier otro: callecitas, bicicletas y locales con terrazas de café caliente. Pero algo aquí no es normal.
Al fondo de sus calles, esas mismas banderas extrañas se asoman sobre un edificio que al ser detallado, revelan impactos de bala.
En las montañas de Georgia hay un pueblo soviético perdido en cuyos acantilados están suspendidos pedazos de su gloria. Sin embargo, visitarlo es enfrentarse a una carrera contra el tiempo.
¿Quieren conocerlo?
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Chiatura, Georgia.
12:54 pm
Una descomunal estatua que conmemora la Gran Guerra Patriótica (II Guerra Mundial) da la bienvenida al pueblo. Sus proporciones no parecen encajar con lo que este pueblo y su tamaño, como si fuera un error o un presupuesto desfasado.
Pero no, encaja.
Terminé en Chiatura porque había leído de parte y parte que esta ciudad está enclavada en la época soviética. Que sus edificios guardan mosaicos de Stalin y Lenin, que sus cables mineros aun están suspendidos y oxidados como un museo a cielo abierto.
Existe un lugar abandonado que se cae a pedazos en el mar. Aunque fue evacuado en un par de horas, lleva cincuenta años esperando a que sus habitantes regresen antes que estos mueran de vejez.
¿Quieren saber su historia?
Abro hilo.
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Chipre, 1974.
En un famoso litoral mediterráneo -como vendría siendo Málaga el día de hoy- se desarrollaba un día común y corriente. Las grúas de construcción dominaban el cielo, los hoteles y restaurantes rebosaban de turistas y estrellas de cine.
El paraíso.
¿Su nombre?
Varosha.
En este distrito de la ciudad de Famagusta, la vida parecía no detenerse hasta que el 15 de agosto de 1974 sus habitantes no pudieron dormir en sus camas al final del día. Era tanta mi curiosidad que la visité para este hilo de #MinisterioDeExploraciónUrbana.