No hay una institución peruana más infame que la @PoliciaPeru. Ninguna. En ninguna época. Abro breve hilo 🧵
Antes de su unificación como Policía Nacional del Perú, la fuerza de seguridad del Estado se dividía en tres instituciones (1960), la Guardia Civil, la Guardia Republicana y la Policía de Investigaciones.
Un periodo clave para entender la relación entre la @PoliciaPeru y la sociedad civil rural, además de todo lo que se desata luego de 1980, es el que va entre 1969 y 1979. Esta década abre y cierra con una masacre policial.
En 1969, en pleno Gobierno Revolucionario de la Fuerza Armada, la eliminación de la gratuidad de la enseñanza (DS006-69/EP) produjo una serie de movilizaciones de frente campesino y estudiantil, especialmente concentradas en Huamanga y Huanta.
En un evento fundacional para la política campesina venidera, conmemorada en el célebre canto “Flor de Retama”, los Sinchis de la Guardia Civil fueron enviados a reprimir estas movilizaciones, desatando una masacre de estudiantes y campesinos.
En 1979, en las postrimerías del mismo Gobierno Militar, en su autoproclamada segunda fase, las comunidades campesinas se movilizaban en contra de la distorsión política de la reforma agraria que había prometido, una década atrás, empoderarlas.
En Junín, en la meseta del Bombón, la comunidad de San Juan de Ondores desafiaría a la burocracia agraria del Estado, intentando recuperar el fundo Atocsaico de manos de la Sociedad Agrícola de Interés Social (SAIS) Túpac Amaru II.
¿Quiénes fueron llamados a reprimir la movilización? Los mismos Sinchis de la Guardia Civil. Los eventos de Junín pasaron a conocerse como la “masacre de Ondores” y marcó el punto final de un tipo de relación entre Estado y campesinado y el inicio de una era de matanzas.
En 1980, el Perú vuelve a la democracia bajo la presidencia de Fernando Belaúnde. Como saben, también es el inicio del Conflicto Armado Interno, que pasará a cobrar 69,500 víctimas, mayoritariamente Indígenas y campesinas, en las dos décadas venideras.
Mención aparte al hecho de que fue el mismo Belaúnde quien, en su primer gobierno, creó el destacamento de Sinchis (1965), pidiendo asistencia a los Boinas Verdes de Estados Unidos para su entrenamiento a fin de combatir la insurgencia guerrillera del MIR.
No sorprende entonces que luego de las primeras acciones terroristas de Sendero Luminoso, Belaúnde vuelva a recurrir a los Sinchis en primera instancia. Tras declarar su primer “estado de emergencia” (1981), los Sinchis se desplegaron en Huamanga.
Los eventos que suceden a su desplieguen son una lista de masacres que precedieron y coadyuvaron a la militarización del conflicto. Chalcos (1982), Soccos (1983) y el desarrollo de un escenario de guerra civil entre Asháninkas en el valle del Ene (1989), entre otros.
Pero si hay un evento que marca antes y después en desarrollo del conflicto, es la matanza de Uchuraccay (1983). Azuzados por los mismos Sinchis, quienes desataron una campaña de miedo entre comunidades, el pueblo de Uchuraccay asesinó a ocho periodistas acusados dd senderistas.
En 1986, a medida que el conflicto armado tomaba dimensiones de guerra civil y alcance nacional, Alan García empieza el proceso de unificación de las tres instituciones policiales bajo el nombre que lleva actualmente. Se consuma todo en 1989 y se nombra a Santa Rosa como patrona.
Entre las motivaciones para su unificación se encontraban, entre otras, la falta de colaboración y cooperación e incluso rivalidades entre las tres instituciones. En algún momento, “civiles” y “republicanos” se agarraron a balazos en las calles de Lima.
Durante los noventas, bajo la autocracia Fujimorista, el papel represivo del Estado se paramilitariza a través de la formación de escuadrones de la muerte como el Grupo Colina. Barrios Altos y La Cantuta se vuelven los símbolos de esta nueva era de masacres.
Mientras tanto, al interior de la PNP, un grupo especial (GEIN) abandonaba su estrategia represiva para desbaratar a Sendero Luminoso. Obtienen resultados: acaso el único rédito que le produjo al país, la captura de la cúpula senderista, se produjo sin disparar un tiro (1992).
Con la profundización del autoritarismo de Fujimori, la policía vuelve a su tarea represiva, siempre protegida por la instrumentalización del “estado de emergencia”, acaso el marco “legal” de los momentos más oscuros de nuestra vida nacional desde 1982.
¿De dónde emerge el virulento espíritu represivo de la @PoliciaPeru que vemos en Lima en estos días? De una tradición de muerte, de asesinato, de latrocinio, de violaciones a los derechos humanos, de incitación al conflicto entre civiles.
Huanta, Ondores, Soccos, Uchuraccay, Bagua, Huamanga, Juliaca, Lima. No va a parar y no va a cambiar hasta que la @PoliciaPeru no sea reformada por completo. Hasta ese día, solo seguiremos contando muertos.
Que el reclamo de #DinaRenunciaYa incluya, también, #UrgeUnaReformaPolicial.
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