Los mandalorianos son una cultura que ha gestado a los guerreros más temidos de la galaxia, capaces incluso de poner contra las cuerdas a los Jedi en innumerables conflictos. Hoy hablaremos de uno de estos eventos: las Guerras Mandalorianas (LEGENDS).
¡HILO!
Los años previos a este conflicto estuvieron marcados por un período conocido como La Restauración, en el cual la República trató de reconstruirse de la reciente Gran Guerra Sith, acontecida alrededor del 4000 ABY.
La guerra afectó a más de una cuarta parte de los mundos de la República, incluyendo a Coruscant. Su ejército se había visto claramente reducido y a esto hay que sumarle la gran depresión económica de la posguerra. Por suerte, las cosas empezaban a mejorar.
Los Jedi se encontraban en la cuerda floja. La Guerra Sith fue causada por dos de los suyos, Exar Kun y Ulic Qel-Droma, y durante el transcurso muchos otros murieron o cayeron al lado oscuro. Por tanto, en los años posteriores no pasaban por su mejor momento a nivel moral.
Otro grupo que se vio muy diezmado fueron los mandalorianos, quienes se unieron al bando de Exar Kun. Tras la caída de Mandalore el Indomable en Dxun, un nuevo guerrero, conocido como Mandalore el Máximo, tomó su lugar y se centró en reconstruir las fuerzas de su pueblo.
Impulsó el movimiento Neo-Cruzado, una subcultura que apostaba por convertir al pueblo mandaloriano en una fuerza militar. Esto le permitió formar rápidamente un ejército, y en el 3976 ABY convocó a los clanes para preparar su conquista de la República.
Mandalore el Máximo condujo al pueblo mandaloriano a expandir su territorio conquistando algunos mundos no alineados del Borde Exterior. Sus primeros objetivos fueron Althir III y Cathar. En este último exterminaron al 90% de la población.
Las escaramuzas entre el 3976 y el 3965 ABY prepararon el terreno para la invasión: pusieron en marcha las forjas, las naves capturadas fueron puestas en servicio, y los civiles de los mundos conquistados fueron adoctrinados bajo la cultura mandaloriana para expandir su ejército.
Esto fue todo un punto de inflexión en la historia mandaloriana, dado que ahora cualquier individuo, independientemente de su origen, podía ser considerado mandaloriano de pleno derecho siempre que siguiese sus códigos. Hasta entonces, solo los Taung podían ser mandalorianos.
Liderados por el estratega militar de Mandalore, Cassus Fett, los mandalorianos dieron un paso más en su cruzada y empezaron a atacar mundos justo en la frontera de la República, entre los que se encontraban la Estación Flashpoint y Suurja, donde capturaron a varios Jedi.
La verdadera guerra empezó en Vanquo en el 3964 ABY. Allí, los mandalorianos lanzaron una ofensiva de distracción para que la República dejase desprotegido su objetivo principal, Taris, que poco después caería en las manos de los invasores. La República los había subestimado.
Tras Taris, empezaron a avanzar rápidamente por tres corredores de invasión, conquistando sector tras sector. En uno de esos frentes tuvo lugar la Batalla de Serroco, donde los mandalorianos lanzaron un duro ataque con misiles nucleares que arrasaron la superficie del planeta.
Por suerte, su avance hasta el núcleo fue detenido temporalmente debido a un brote de la Plaga Rakghoul en Jebble. Allí, los invasores habían reunido una gran cantidad de tropas en pos de preparar un asalto sobre Alderaan.
La guerra estaba causando grandes estragos en la República. A la pérdida de territorio causada por el imparable avance mandaloriano se le sumó una fuerte crisis económica debido al desvío de fondos a la creación de armamento militar.
Además, la guerra trajo consigo una crisis social debido a la llegada masiva de refugiados procedentes del Borde Exterior. Desesperado, el senado galáctico pidió ayuda a la Orden Jedi para darle la vuelta al conflicto.
Sin embargo, el Consejo decidió no intervenir en la guerra y prohibió explícitamente a sus miembros enfrentarse a los mandalorianos. Aún en reconstrucción desde la Gran Guerra Sith, la orden no podía permitirse caer en un nuevo conflicto.
Por suerte para la República, un Jedi conocido como Revan inició su propia cruzada contra los mandalorianos. Su entrada supuso un punto de inflexión en la guerra y la República empezó a recuperar algunos sistemas, aunque los mandalorianos se mantuvieron firmes en su avance.
Con el tiempo muchos otros Jedi desafiaron al Consejo y siguieron a Revan en su cruzada. Entre estos Jedi, que acabarían siendo conocidos bajo el nombre de Los Revanchistas, se encontraba un caballero que adoptó el nombre de Malak, quien se convirtió en la mano derecha de Revan.
Durante este período también existieron algunos Jedi que apoyaron al bando invasor. Este fue el caso de los Caballeros Mandalorianos, quienes lanzaron un ataque sobre el Enclave Jedi de Dantooine con el objetivo de secuestrar a los Padawan y convertirlos a su causa (salió mal).
2 años antes del final de la guerra los mandalorianos consiguieron abrirse paso hasta Onderon, en cuya luna, Dxun, establecieron un campo base desde el cual lanzaron su asalto al Núcleo. Su objetivo fue Duro, y con su conquista lograron cortar la Ruta Comercial Corelliana.
El curso de la guerra cambió radicalmente cuando el canciller concedió a Revan el liderazgo de la flota republicana. Bajo su mando, la República empezó a tomar tácticas de gran brutalidad, a menudo sacrificando a miles de soldados en pos de conseguir la victoria.
De esa forma hizo retroceder al enemigo de vuelta hasta el Borde Exterior, reconquistando sistema tras sistema. Mundos clave para los mandalorianos como Taris y Onderon sucumbieron a la contraofensiva republicana.
En el año 3960 ABY, Revan consiguió hacer retroceder al enemigo hasta Malachor V, donde asestó el golpe definitivo. Dividió su flota en dos: mientras una parte se enfrentaba a la nave insignia de Mandalore, otra fue usada como señuelo para atraer a los mandalorianos a una trampa.
Cuando los mandalorianos mordieron el anzuelo, la general de más confianza de Revan ordenó conectar el Generador de Masas Sombra, una superarma que arrasó toda la vida del planeta, incluyendo a casi todos los mandalorianos y a gran parte de la flota republicana.
Sabiendo que la guerra estaba perdida, Mandalore el Máximo desafío a Revan a un duelo a bordo de su nave insignia, pero la habilidad del guerrero no fue rival ante la destreza del Caballero Jedi. La derrota del Mandalore supuso el final de las Guerras Mandalorianas.
Sin su líder, los clanes mandalorianos se dispersaron a lo largo de la galaxia y muchos de sus guerreros se convirtieron en mercenarios. El Consejo Jedi ordenó el regreso de todos los cruzados para que se enfrentasen a un juicio, pero solo uno de ellos acudió a la llamada.
Los Revanchistas y su ejército siguieron a Revan, quien partió hacia las Regiones Desconocidas buscando al verdadero responsable de las Guerras Mandalorianas. Y es que el conflicto realmente era parte de un plan mucho mayor, orquestado por una mente maestra oculta en las sombras.
Para cuando regresaron a la galaxia conocida, Revan y Malak se habían convertido en Señores Oscuros de los Sith, pero esa es una historia para otro momento.
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¡HILO!
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¡HILO! 👀
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