Allí encuentra al prototipo del anti-hombre andaluz: Lorenzo.
Un chico sensible de veintitantos que se las da de intelectual (es el único del pueblo con carrera universitaria), pero con un miedo patológico a las mujeres.
Soy literalmente yo (menos la parte de saber leer).
De Palma odiaba las típicas escenas de "aviones aterrizando" para mostrar la llegada de un personaje.
"El día en que en una de mis películas aparezca el cliché del avión aterrizando, será el día que me retire."
Pero el Director de la Segunda Unidad de la película (Eric Schwab) le pidió que le dejase intentarlo y apostó 100 dólares a que lograba hacer algo tan bueno que saldría en el montaje final.
(La única foto en Google de este hombre es con un cartel de toros detrás: honor).