Thread by @dentropormuerto

Seguramente no sepas que Galicia tiene una relación muy especial con las camelias.

Hay hasta 12 jardines súper chulos con un montón de variedades distintas, y justo están terminando su floración ahora, así que aún las puedes ver.

Y, claro, hoy te voy a hablar de ellas.

Empecemos por el principio:

Las camelias llegaron a Galicia desde China y Japón allá por el Siglo XVIII y, más bien cerca de la costa de Coruña y Pontevedra, se daban que flipas.

Total, que empezaron a proliferar jardines con camelias y hoy es un signo de identidad.

De hecho, lo normal es tener plantadas camelias como árbol ornamental en los barrios de Coruña, Santiago o Pontevedra, por ponerte algún ejemplo, y molan mucho porque florecen en invierno.

Sí, empiezan a florecer normalmente allá por septiembre u octubre, y la flor suele durar hasta marzo (depende del año), pero sí que Todo Lo Gordo™ de la floración suele ser en diciembre y enero.

Como te digo, aún estás a tiempo.

Allá por 2006 se creó una Ruta de la Camelia que visita hasta 12 puntos distintos que hoy te quiero contar, vamos a ello, de Norte a Sur.

El primer jardín, muy cerca de Coruña es el Pazo de Mariñán.

Se encuentra en Bergondo y todo el jardín está orientado a la Ría de Betanzos.

Este pazo barroco mola mucho y luego puedes a comer la famosa tortilla de Betanzos, más no puedes pedir.

El segundo paso es La Alameda, parque céntrico de Santiago de Compostela, justo al lado de la zona vella.

Pasear por la Alameda no te llevará más de 15 minutos en una vuelta completa, pero va a merecer la pena, además de tener una de las vistas más bonitas del Obradoiro.

Santa Cruz de Ribadulla, en Vedra es el siguiente punto, con el maravilloso Pazo de Ribadulla.

Las primeras camelias se plantaron allí en 1780 y hay camelias, olivos, boj, magnolios que flipas u ombúes.

Vamos, que mola.

De ahí puedes pasar a la Casa Museo de Rosalía de Castro, en Padrón.
Ir a la casa de Rosalía es magnífico porque, además de un jardín fenomenal y que puedes ir a comer ao Pemento, en Rois, tiene un museo acerca de su vida y los primero albores del movimiento nacionalista galego.

Saltamos de Padrón hasta A Estrada a ver el Pazo de Oca, conocido como el (Pequeño) Versalles Galego.

El origen del pazo es del Siglo XIII, pero los edificios son barrocos del XVIII, y hay camelias, azaleas, rododendros o palmeras.

Y nada, que es muy cuqui.

Vamos a Vilagarcía de Arousa al Pazo de Rubiáns, otro pazo del Siglo XVIII con viñedos además del jardín botánico, que esto ya es zona de vinos.

Aquí hay que pedir cita porque es bodega con su tienda online y sus cosicas, y tiene más de 1.000 camelias distintas.

Dos por uno.

Siguiente parada: Pazo de Quinteiro da Cruz, en Ribadumia.

También tiene bodega y jardín de té, además de un jardín espectacular, tanto, que en el año 2014 fue premio Botánico.

600 especies de árboles, y hasta tienen una colección de camelias con realidad aumentada.

En Meis también tienes el Pazo de Saleta, también del Siglo XVIII y con el reconocimiento de ser uno de los jardines privados más importantes de España.

Ojo, sólo con cita previa.

Luego tienes el archiconocido Pazo de Lourizán en Pontevedra.

En el Siglo XV era una granja, hoy, un jardín de 52 hectáreas con camelias, cedros, robles, castaños, magnolios o alfaneiros.

Ojo, que varios árboles están en el Catálogo de Árboles Singulares de Galicia.

Y, no sólo parques: Te presento o Castelo de Soutomaior, en Soutomaior, claro.

Entorno espectacular, 3 árboles singulares (Secuoya Roja, Criptomeria y Araucaria) y un jardín de camelias homenaje a distintas mujeres importantes gallegas.

Mola todo.

Si estás por Vigo, ahora que no hay luces, puedes ir al Parque do Castro.

Está en el centro y parte elevada de Vigo, unas vistas espectaculares y lo tiene todo para que flipes, desde un castro hasta camelias.

Eso sí, sube en coche, o vas flipar.

También en Vigo, Parque-Museo de Quiñones de León.

Pintura galega, restos arqueológicos y un pazo espectacular.

Súmale 5 hectáreas de jardín, con un jardín francés, otro inglés y un bosque.

Es una maravilla.

Con esto ya tienes todas las posibilidades que la Ruta de la Camelia te ofrece, así que, aprovecha, que aún quedan unas (pocas) semanas para verlas en flor, y flipa fuertecito con el patrimonio galego más molón.

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