Tenía que ocurrir y ocurrió. Nos acaban de agredir a mi y a mi pareja en un restaurante de #Madrid. Sin que haya hecho nada ni el responsable del local, ni el personal ni mucho menos los testigos. Todo ha ocurrido en el restaurante Orbayo, de Claudio Cohello, cerca del Retiro (1)
Hemos reservado para comer en el restaurante Orbayo, cerca de El Retiro, después de haber ido a ver la exposición de Guido Reni en El Prado.
Cuando hemos llegado nos han sentado en una mesa de 2 al lado (muy cerca) de dos señoras de unos 60 años que estaban comiendo (2)
Nos hemos sentado y la que tenía más cerca de mi, dándome la espalda, ha quitado su cazadora de su respaldo y se lo ha llevado a otra silla. Supongo que ya ha sentido asco según hemos entrado.
He dejado la bolsa de dos libros que hemos comprado el El Prado en el suelo (3)
Como ha cambiado la cazadora de sitio, ha tenido que levantarse varias veces, a mi juicio sin necesidad, para recoger cosas de sus bolsillos.
En una de esas veces, le ha dado, totalmente a propósito, una patada a las bolsas, tirando los libros al suelo (4)
Se ha girado y cuando nos ha visto la cara de sorpresa, nos ha dicho que quitáramos del medio nuestra porquería.
Hemos recogido los libros, y hemos oído el primer “maricones de mierda”. (5)
Fran le ha preguntado que qué había dicho. Entonces su compañera y ella han empezado con la lluvia de insultos:
- vete a tu país
- seguro que en la bolsa tienes drogas
- maricones
- asquerosos
- vete a tu barrio
- basura
- etc (6)
Xenofobia, racismo, aporofobia, homofobia. Ha desplegado todo el catálogo de insultos voxianos disponibles
Hemos decidido llamar a la Policía y cuando nos han visto llamar, ha cogido un cuchillo y nos ha amenazado con él, la más violenta de las dos, y acercándonoslo nos ha dicho “os rajo”.
También nos ha amenazado con que su hermano que estaba fuera nos daría una paliza (7)
Cuando ha llegado la Policía Local de Madrid entonces se ha puesto nerviosa a insultarnos. Delante de la Policía, nos ha llamado “maricas”.
Se ha quejado de que con tantas leyes no se puede ya ni hablar tranquilamente. (8)
También ha amenazado con que nos iba a hundir la vida, que iba a ir a por nosotros y que nos preparáramos porque no iba a descansar hasta jodernos (9)
Ha sido todo muy desagradable. Ahora vamos a cursar denuncia con la Policía Nacional, por insultos y amenazas agravadas por el odio y la discriminación.
Nos han jodido la comida y el día e intentan que tengamos miedo, valentonadas por los discursos de la extrema derecha. (10)
El camarero, que ha sido testigo de todo, no ha sido capaz ni siquiera de llamarlas la atención. Ya no digo echarlas a la puta calle. Eso sí, le ha dicho a la Policía que ha sido testigo palabra por palabra de lo que dijeron (11)
Las mesas de al lado no han hecho ni dicho nada. Ya sé que no hay obligación, pero es muy duro tener que sentir además de la violencia y la injusticia, la indiferencia de los que te rodean.
Ahora en la Comisaría (12)
Pd. Sí, nos hemos tenido que ir nosotros sin acabar la comida.
A pesar de que nos han seguido insultando con la Policía Local de Madrid delante.
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Literal que hay una legión de usuarios de Netflix quejándose de que la última serie, Sandman, adaptada de la obra de Neil Gaiman es demasiado “gay”.
Resulta que el autor decidió llenar el cómic de personajes queer en 1988 contra las políticas LGTBIfóbicas de Thatcher.
Fue una reacción en contra del “Artículo 28” de la ley local inglesa que prohibía en las escuelas hablar de diversidad sexual, familiar y de género o que se hablara de ellas como estilo de vida aceptable o una presunta relación familiar, promovida por Margaret Thatcher en 1986.
La ley afirmaba que las autoridades «no deben promocionar la homosexualidad o publicar material con la intención de promocionar la homosexualidad» o «promocionar la aceptabilidad de la homosexualidad como una supuesta relación familiar en cualquier escuela subvencionada.»