Mi psicóloga me dijo algo muy importante al contarle que cuando estaba en la uni a veces me sentía bien tonta pues no entendía a ciertos autores o lecturas. Ella compartió que le pasó igual. “La academia, al ser una extensión más del patriarcado, tiene gente, hombres sobre todo,
que creen saberlo todo y cuando no, no lo aceptan, en lugar de decir "no sé", prefieren convencerse que sí le entienden a otros tipos infumables, que escriben o traducen mal y así aparentan ser inteligentes. Pregúntate si esos tipos, alumnos y docentes, realmente le entendían
a esos autores, o hacían como que entendían”.
Y yo digo que no, pero en su afán de verse intelectuales, aparentaban. Igual y los profes sólo era lo que medio captaban pero en realidad el güey había querido decir otra cosa. Y yo sintiéndome menos, tonta.
Así es la academia, un
espacio de pedantería, saberes robados, autores infumables que en su burbuja intelectual, no pueden traducir el conocimiento a un lenguaje accesible para la población, sólo se dan de palmaditas entre ellos, y si se suman sus pupilos pretenciosos pfff, ya se sabe cómo resulta eso.
Por eso qué güeva cuando feministas se ponen bien defensoras de la academia y le restan valor a los conocimientos generados fuera de ésta. La chamba del feminismo es producir otras narrativas, traducir el conocimiento en un lenguaje sencillo y accesible para todas las mujeres.
Qué se queden ellos y elles con su teoría académica infumable, la tradicional y la queer, que nosotrAs tenemos teoría propia y trabajamos para que todAs la conozcan.
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