Asumir que la socialdemocracia es una suerte de tapón (y además el principal) que imposibilita la emergencia e irrupción del comunismo sería practicar el autoengaño y una manera de proyectar la impotencia propia sobre una realidad externa.
La situación de bloqueo del programa comunista no tiene que ver con que esté siendo boicoteado por parte de sus enemigos. Esto ocurre y seguirá ocurriendo, pero sería un error sobredimensionar el control que ciertos agentes políticos poseen sobre el devenir de la historia.
La causa de fondo debe situarse en una constelación histórica configurada precisamente a partir del debilitamiento brutal del movimiento obrero organizado y del comunismo en particular. Estos han pasado de ser un poder realmente efectivo a ser un discurso ideológico.
La capacidad de convencimiento y adhesión por parte de aquel programa ha mermado de manera proporcional: la coherencia interna de un discurso podrá agrupar a varias decenas de aguerridos militantes, pero la capacidad de provocar efectos en la relación de fuerzas entre clases
obliga a masas enteras a movilizarse alrededor de proyectos de los que no tienen que convencerse escuchando frases revolucionarias. Aunque evidentemente algo de esto último siempre tendrá que haber, es el funcionamiento efectivo de un proyecto lo que "convence" por sí mismo.
Para que se me entienda: nadie pensaba que el poder del Rey de Francia era tan grande porque se les hubiese justificado con palabras su función; era su función lo que proyectaba un poder que se asumía como tal.
Cortarle la cabeza es un acontecimiento que trastoca el margen de lo realmente posible. Ya a nadie le tienen que explicar que en realidad el Rey no es tan poderoso: la democracia jacobina es la prueba viva de ello.
Volviendo a lo que me ocupa, esta situación de bloqueo objetivo del comunismo no puede simplemente aceptarse como dada, ni puede utilizarse como coartada para eximir de crítica al proyecto socialdemócrata.
El poder social del proletariado no puede reconfigurarse por cualquier medio, ni todas las corrientes de "la izquierda" reman juntas hacia ese horizonte en el que la credibilidad de la emancipación volverá a estar vigente gracias a un ejercicio de crudo y cínico realismo.
La crítica de la socialdemocracia apunta precisamente al hecho de que la lógica del mal menor apuntala un proceso de adaptación a una tendencia regresiva en la que el campo de lo imaginable y de lo políticamente posible se va estrechando cada vez más.
Esto, dicho de otra forma, significa que sólo el comunismo podría recuperar la viabilidad (teórica y práctica) de una alternativa civilizatoria socialista, abriendo también así el espacio para las pequeñas concesiones o conquistas que la socialdemocracia cree poder conseguir
insistiendo en su actitud timorata y transigente con los órganos de poder del capital. En este sentido, pienso que la tesis de que la socialdemocracia es la expresión externa de una impotencia interna del comunismo debe entenderse de forma radical.
Es la incapacidad de aplicar y extender el programa comunista lo que crea un contexto en el que sólo el programa socialdemócrata resulta inmediatamente viable, produciendo la ilusión de que es aplicando este programa como podría revivir la posibilidad del aplicar el comunista.
Contra el marxismo a crédito de la vieja y la nueva socialdemocracia, que cree aplicable quizá en el futuro pero jamás en en presente, diría que el comunismo es un proyecto necesariamente actual, cuyas condiciones de posibilidad se crean mediante su puesta en marcha.
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A la hora de examinar cual debe ser la actitud comunista ante los sindicatos tenemos que estudiar, igual que con cualquier otro fenómeno, en qué consiste su "ser social": qué función objetiva cumplen en el modo de producción capitalista.
Aquí algunas impresiones 👇
Más allá de las peculiaridades de las distintas tradiciones de sindicalismo que existen, hay una función elemental común a todas ellas. El sindicato es, fundamentalmente, una asociación de trabajadores que negocia el precio de la fuerza de trabajo.
La necesidad de esta asociación viene dada por el propio modo de producción capitalista, donde la valorización del capital presupone la atomización y competencia de los trabajadores, que ejerce una presión a la baja de su salario y sus condiciones de trabajo.
Se habla mucho de cómo las denominadas luchas parciales dividen al proletariado cuando lo que realmente divide al proletariado son las distintas expresiones de violencia y opresión a las que aquellas pretenden dar respuesta.
Si la respuesta al dominio es ciega e impotente no es porque sea burguesa. Al revés: es burguesa porque es ciega —no conoce sus presupuestos sociales— e impotente —no puede transformarlos—.
Por eso toda crítica de las luchas parciales y los movimientos sociales debe ser concreta, es decir, debe señalar el modo en que el machismo, el racismo, la explotación, etc. operan en la sociedad capitalista para que aquellas puedan combatirlos de forma efectiva.
En primer lugar, hay que valorar positivamente el esfuerzo que supone tratar de analizar la coyuntura política y económica con rigor, algo no muy habitual en el entorno de la "izquierda radical" (insértese la etiqueta que se quiera). Por esa misma razón, creo que hay que tomarse
en serio este esfuerzo y aplicar al informe el criterio de rigurosidad que él mismo se exige. Sin detenerme en detalles, me centro en la cuestión de fondo. Y la cuestión de fondo, teniendo en cuenta que el documento plantea un análisis de la coyuntura económica actual en el
Un 15 de enero como el de hoy Rosa Luxemburgo fue vilmente asesinada por los perros de Ebert y Noske. Aquí va un repaso de su trayectoria a través de algunos de sus escritos más importantes:
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La actitud del socialismo frente al Estado ha sido siempre un problema discutido, presente en todas las polémicas importantes de su historia. Voy a compartir algunas de las principales citas de Marx y Engels al respecto que, creo, pueden aclarar su posición.
Más allá de referencias algo abstractas a la elevación del proletarido a clase dominante que podemos encontrar en textos como La ideología alemana (1846) o la Miseria de la filosofía (1848), tanto en los Principios del comunismo (1847) como en el Manifiesto comunista (1848) >
Marx y Engels plantean que la organización del proletariado como clase dominante implica la concentración del Poder y los recursos de la sociedad en el Estado. El inminente período de lucha de clases revolucionario (1848-1852) iba a mostrar la necesidad de superar la visión >