Como el hilo anterior sobre el Gran Capitán os gustó, voy a explicar con más detalle las dos batallas más importantes que tuvieron lugar en Italia.
Hoy empezaré por la Batalla de Ceriñola.
Durante la Guerra de Granada el ejército español se adaptó para la guerra de conquista.
Aunque esa evolución continuó en las guerras que tuvieron lugar en la península itálica, donde se pudieron experimentar las innovaciones llevadas a cabo en la estructura militar de la Monarquía hispánica.
En este contexto se inserta la batalla de Ceriñola (28 de Abril de 1503).
Francia y España habían acordado una especie de reparto del reino de Nápoles, pero no se respetó y estalló la guerra entre ambos países.
El Gran Capitán afrontaba la guerra en inferioridad numérica, así que se refugió con la mayoría de sus fuerzas en Barletta, ocupando con el
resto otros fuertes y poblaciones. Principalmente quería proteger esta ciudad y guarnecer varios puntos considerados estratégicos.
El duque de Nemours, líder del ejército francés, inició las operaciones atacando Canosa, antemural de Barletta, que resistió tres días de asedio.
Tras su caída, se inició el asedio de la Barletta.
Gonzalo Fernández de Córdoba, a la espera de refuerzos, inició entonces una táctica de desgaste y distracción, que iría minando la moral del enemigo.
En cuanto llegaron los refuerzos, los españoles salieron de Barletta tras nueve
meses de bloqueo.
Los ejércitos francés y español se encontraron frente a frente en Ceriñola.
Era el 28 de abril del año 1503.
Los franceses formaron en tres masas escalonadas de derecha a izquierda.
En primero fila 250 lanzas francesas en dos hileras apoyadas por sus auxiliares.
En el centro 3.500 suizos y otros tantos gascones componiendo un cuadro de 70 filas de 100 hombres.
Y en la retaguardia y a la izquierda, las 400 italianas.
El Gran Capitán Fernández alineó frente a la caballería francesa a 400 hombres de armas resguardados por una compañía de
500 tiradores.
En el centro 2000 lasquenetes flanqueados por dos cuerpos de 2.000 infantes españoles, cubiertos por otros 500 tiradores, con la artillería a su espalda.
Y en el flanco derecho al resto de sus caballeros con la caballería ligera detrás.
La preparación del terreno
antes de la batalla fue crucial para el devenir de la misma.
Las tropas españolas cavaron un foso que cubría la línea propia, tras el cual levantaron un talud con la tierra extraída que ayudaba a proteger a la infantería.
Al caer la tarde, comenzaba la batalla con fuego de
artilleria por ambos bandos.
Fue entonces cuando se produjo una explosión accidental donde se almacenaba la pólvora en el lado español que inutilizó los cañones (parece ser que al saltar una chispa desde una de las piezas).
Fue entonces cuando el duque de Nermours, queriendo
aprovechar el desconcierto que reinaba en esos momentos entre los españoles, se lanzó a la carga con toda su caballería, alcanzando el foso y el talud, que estaba profusamente sembrado de estacas y que impidió su impetuoso avance.
Entonces, los arcabuceros españoles comenzaron a
hacer fuego sin compasión contra los franceses convirtiendo el foso en una tumba para la caballería gala. El duque de Nermours murió allí mismo.
Seguidamente avanzaron los mercenarios suizos que, aún recibiendo varias descargas de arcabucería, iniciaron la subida del talud.
Gonzalo Fernández de Córdoba desplazó a sus 2000 lasquenetes hacia la cumbre del talud, y en esa posición ventajosa, consiguieron detener sin gran dificultad el avance de los suizos. Justo después el Gran Capitán hizo avanzar a sus alas de infantería.
La retaguardia francesa,
dando la batalla por perdida, se replegó sin entrar en combate.
3000 franceses y suizos yacían sin vida sobre el campo de batalla.
El Gran Capitán había sabido combinar con brillantez, el aprovechamiento del terreno y la eficacia de la arcabucería, que había parado en seco a la
a los cuadros de infantería francesa, a los mercenarios suizos, y también a la poderosa y temida caballería francesa, iniciándose una nueva era en la historia militar.
España mostraba ante el mundo que era la potencia militar dominante, no sólo en Italia, sino en Europa.
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La historia de MAR
Había un chaval en Valladolid al que sus compañeros de clase apodaron “El lepras”
Ferviente lector de Delibes, soñaba con ser escritor mientras trabajaba en los diarios castellanoleoneses.
Con 23 años ya era jefe de la sección regional de El Norte de Castilla.
En 1987, la campaña de las elecciones de Castilla y León enfrentaba a un favoritísimo Partido Socialista contra una Alianza Popular en descomposición que, a última hora, había nombrado como candidato a un inexperto político de prominente bigote.
A él le tocaba cubrir la campaña
socialista, pero él le pidió a su redactor jefe que le dejase hacer la crónica del batacazo de AP.
Fue así como Miguel Ángel Rodríguez conoció a José María Aznar. El candidato de AP celebraba mítines para 20 personas y un periodista, por lo que decidió prescindir de la caravana
Ahora que está de moda la realeza británica haré un hilo con prestigiosos artistas a los que la reina Isabel II de Inglaterra concedió el título honorífico de Sir, para los hombres, y Dame, para las mujeres.
Reino Unido ha dado mucha gente talentosa a los que seguro que conocéis:
Que cansado estoy de oír a la izquierda hablar de justicia social.
Os voy a decir lo que sería justícia social:
Poder echar a los okupas de tu propiedad y que fueran a la cárcel
Que los vagos que no quieren trabajar y rechazan las ofertas de empleo dejaran de cobrar paguitas
Que los asesinos etarras no pudieran ir en listas electorales
Que el corrupto Griñán fuera a la cárcel
Que las ayudas sociales o por tener hijos fueran primero a los españoles de varias generaciones
Que se pueda estudiar EN español en toda España
Que se expulsara a Marruecos y
Algeria a todos sus delincuentes
Que Zapatero y Sánchez fueran juzgado por alta traición
Que Pablo Iglesias fuera a la cárcel por su gestión de las residencias de ancianos durante la pandemia
Que los sindicatos se financiaran sólo por sus afiliados
Que los ongi etorris a etarras
Muchos conoceréis el Relato de un náufrago, de Gabriel García Márquez, o la Vida de Pi, de Yann Martel, y estoy seguro que todos conocéis la historia de Robinson Crusoe, de Daniel Defoe.
¿Pero quién fue realmente el personaje en cuya historia se basaron todos estos escritores?
Siempre se dice que fue la historia de Alexander Selkirk en 1704 la que utilizó Defoe como fuente de inspiración. Pero casi 2 siglos antes hubo un caso que dejó una profunda huella en la gente: el de Pedro Serrano, el náufrago español que sobrevivió 8 años en una isla caribeña.
En 1526, Pedro Serrano recorría la distancia que separaba La Habana de Cartagena de Indias, una región del Caribe repleta de atolones y pequeños archipiélagos. Serrano, de origen cántabro, servía como capitán de un patache, una nave pequeña con solo dos mástiles.
Durante el viaje
En el año 711 los musulmanes entraron en la España visigoda y la conquistaron. La llamaron Al-Andalus.
Durante 8 siglos los cristianos peninsulares guerrearon y expulsaron a los musulmanes, proceso llamado Reconquista y que culminó con la toma de Granada por los Reyes Católicos.
Este período creó una raza militar española capaz de derrotar a cualquier enemigo que se presentara en el campo de batalla. Sólo faltaba alguien que supiera cómo aprovechar las grandes generaciones de soldados que hubo al final del siglo XV.
Y entonces apareció un personaje único
Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán, uno de los mejores militares de la historia.
Fue el creador de los Tercios Españoles.
Gonzalo participó activamente en las guerras de Granada. Destacó en la toma de Illara y en el sitio de Tájara. Gracias a su amistad con el caudillo
Estoy seguro que estás harto de oír hablar de la “Armada Invencible” y de cómo los ingleses derrotaron a los españoles.
Y te han hecho entender que tras esa batalla España perdió el dominio de los mares que recayó en Inglaterra.
Pues es totalmente falso.
España GANÓ esa guerra.
Fracasada la “Felicísima Armada” en 1588 (lo de Armada invencible se lo inventaron los enemigos de España), al ano siguiente la reina Isabel I de Inglaterra nos mandó la "Contra Armada".
Contaban que la moral española estaría por los suelos y que no podrían repeler el ataque por
la escasez de barcos.
La “Counter Armada” estaba compuesta por 170 barcos y la dirigía el famoso corsario Francis Drake.
La idea inicial era atacar Santander, donde se reparaba a los barcos de la “Felicísima”, luego atacar Lisboa para provocar una rebelión contra Felipe II