Unos apuntes y generalidades desapasionadas, ahora que han pasado unas horas, que si fuese articulista y cobrara por ello, incluiría en algún análisis de lo sucedido ayer. Cortos, al pie y sin dar mucho la lata.
Economía: No ha sido un buen negocio intentar convencer con sofisticadas gráficas de tendencias a gente que paga entre un 30% más por los alimentos esenciales, más impuestos o la energía y los combustibles más caros. La microeconomía prevalece siempre.
Además, creo que en muchos casos se ha entendido que, cuando uno va rezagado, es más fácil adelantar posiciones, pero se sigue siendo un rezagado. Ahí sí quizá peco de optimista.
Vivienda: sigo pensando que la problemática de la vivienda está sobreponderada en la estrategia electoral. España es un país de propietarios e hipotecados. Afecta a, en términos generales, poca gente y en sitios muy localizados, pese a la dimensión mediática que se le quiere dar.
Ley de Vivienda: España tiene un problema grave con el respeto a la propiedad privada. Jugar con estadísticas y conceptos (allanamiento, usurpación o impago de alquiler) es hacerse trampas al solitario y eso, en un país de propietarios (tuit anterior) debe pagarse.
Todo lo que sea entorpecer, mediante infiernos burocráticos, incertidumbre y procesos laberínticos e interminables la recuperación de la propiedad, es una confiscación de facto y la gente lo percibe así.
Transición energética y cambio climático. La concienciación y el compromiso de la gente llegan hasta donde llegan sus privaciones. La gente empieza a percibir el engaño y, no cuestiona tanto el fondo como la urgencia sugerida, los plazos y los métodos utilizados.
Dictadura de las minorías: reacción ante la presión de colectivos estancos, con derechos absolutamente normalizados y consolidados, que hacen del victimismo su forma de vida y que priorizan sus características sexuales, de género, raciales o sabe Dios, sobre la cohesión del país.
Ley del Sí es Sí: qué decir. Más de 1.000 agresores sexuales, pederastas y violadores favorecidos por una Ley que aún hoy hay quien defiende. Un escándalo de primer orden que hubiera derribado cualquier gobierno civilizado. Aquí ni una dimisión.
Pactos de Sánchez: cuando Sánchez pactó con ERC, Podemos y Bildu la moción de censura, sabía que no vendía su alma al Diablo, sino que vendía la de los presidentes y alcaldes del PSOE de otras comunidades. Estos callaron y consintieron. Es la hora de pagar las facturas.
El escándalo de la compra de votos. Incomprensible la gestión que ha hecho el Gobierno del fraude. Lo ha dejado como un conejo con las largas en medio de la carretera. Lejos de atajarla, se dedicó a alimentar las sospechas con su inacción e intento de señalar a los denunciantes.
Seguridad e inmigración: la izquierda de este país tiene un problema grave que debe decidir cómo solventar. La inseguridad crece objetivamente, los barrios se degradan y quien no participa de la solución es cómplice. Quien no rema, pesa. Y hay quien ya lo percibe.
La degradación y la colonización de las instituciones y esa permanente pulsión no superada por fundir, confundir y diluir el Estado en el Gobierno y el Gobierno en el Estado. No creo que tenga demasiada repercusión en las votaciones, pero me apetecía decirlo.
La Sanidad Pública como arma arrojadiza no tiene efecto. O bien la gente está razonablemente contenta con su Sanidad, o bien sabe que quienes dicen defenderla la gestionan de forma más ineficiente y objetivamente peor allá donde gobiernan.
Los servicios públicos han empeorado a ojos vista, especialmente los relativos a la Agencia Tributaria o la Seguridad Social. Gestionar algo con la SS debería incluirse entre las 12 tareas de Hércules. Es vergonzoso, principalmente para los mayores o menos capacitados.
¿Cómo vas a convencer a alguien que ha empleado 3 horas de su tiempo intentando contactar con la Administración para acabar delegando y pagando a una gestoría, de que tú (y sólo tú) eres el valedor de lo público?
Poco es que no haya habido ninguna desgracia que lamentar.
Estas y otras cosas deberían ser suficientes para explicar lo sucedido. Pero dejemos que la izquierda lo justifique por un sabotaje electoral, la concurrencia de medios de ultraderecha o la ignorancia de quien vota, incapaz de asimilar los elevados mensajes de la izquierda.
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Vengo del futuro y os traigo dos noticias. Una buena: las sociedades occidentales han dado un giro radical y ahora son conservadoras. Y otra mala: no en el sentido en el que estáis pensando.
De forma contraintuitiva, a diferencia de lo que habéis leído hasta ahora, la inmigración, especialmente la musulmana, es la muleta sobre la que se apoyarán los partidos hoy llamados de derechas para conformar mayorías de gobierno.
Compartirán y acordarán los ejes vertebradores de cualquier sociedad: concepto de familia, la religiosidad, trascendencia e inclusión en la vida pública y escolar, legislarán sobre el aborto y la anticoncepción, defenderán sus tradiciones e impermeabilizarán las fronteras.
Incautación de viviendas a los particulares.
Sumir en una jungla y en un infierno burocrático al propietario que pretende recuperar la posesión de su vivienda ante los impagos, el allanamiento o la okupación es, de facto, confiscársela.
Llamemos a las cosas por su nombre.
Ni tan solo es una expropiación, propia de otras latitudes, puesto que conllevaría una indemnización a cambio. Es una incautación y un robo. Pone bienes de unos particulares al servicio de otros sin compensación para cubrir obligaciones y responsabilidades propias del Estado.
Es un escándalo de dimensiones bíblicas, impropio de países desarrollados y sin parecidos con países homologables. Lo único bueno es que será un auténtico desastre y la tozuda realidad acabará reventando las costuras de este engendro legislativo.
Nota: como alguien que (creo) que sabe algo del tema. Quien diga que va a movilizar, no 50.000, sino 1.000 viviendas del SAREB, no tiene ni puta idea de lo que está hablando. Pero ni puta idea. O eso, o miente a sabiendas de que miente.
Ni conoce la tipología general, ni la localización, ni el estado de esos inmuebles, ni la gestión ni los costes o la inversión necesaria para poner en el mercado UNO de esos inmuebles. Eso para empezar.
Ni el alcance de los acuerdos con las adjudicatarias del "servicing". Por no hablar de los recursos que la Administración (a todos los niveles) debería destinar. La Administración que apenas sabe gestionar una línea de ayudas de alquiler o una promoción de 15 viviendas VPO.
Algo que deberían aprender los jóvenes, desde muy pronto, es que no hay peor enemigo de la clase trabajadora que los partidos de izquierdas.
En mi opinión, ese es uno de los principales desafíos estratégicos y pedagógicos de nuestros días.
No hay punto programático que defiendan los partidos tradicionales que no sea dañino para la clase trabajadora. Ni transiciones energéticas depauperantes, ni aranceles idiomáticos, ni delirios de Género, ni políticas inflacionistas, ni limosnas en forma de aumento del SMI.
Ni regulaciones del crédito o del alquiler que expulsa de los circuitos tradicionales a los más vulnerables, ni la ecodesindustrialización, ni las cuotas de género que ponen bajo sospecha a toda mujer de éxito, ni la satanización de la masculinidad,...
Nada. Cero.
Parece un plan sin fisuras obligar a un propietario a pagar los gastos de comercialización y gestión del alquiler de la vivienda si la alquila "para todo el año" y si la alquila únicamente para la temporada (arrendamiento distinto de vivienda, no).
Adivinen cómo la alquilará.
Luego, a preguntarse por qué no sale vivienda al mercado y a apretar los puñitos porque la falta de oferta presiona los precios al alza.
Son monos pilotando un avión con pasajeros.
Ocurrirá lo siguiente:
-Propietario arrendará por temporada (uso distinto de vivienda).
-Repercutirá honorarios de profesionales en la renta mensual.
- Solicitará, además del mes de fianza obligatorio, 1 (o 2) más en concepto de garantía adicional.