Fue una medida recaudatoria del bando sublevado durante la Guerra Civil.
"Por el Gobierno General de España se han dictado las siguientes disposiciones aclaratorias a las instrucciones del 30 de Octubre de 1936:
Primero.—Con carácter de generalidad y para toda España, los industriales de todas clases, bien sean Hoteleros, dueños de Cafés y Bares, Cervecerías y Gremios de Cafés de 0'30 que sirvan comidas en forma de menú o a la carta,
habrán de contribuir los días que se señalan para "EL PLATO UNICO", con el 50 por 100 del importe de cada comida suelta que realicen y con el 40 por 100 del importe de la pensión completa si se tratase de personal hospedado en los mismos.
Segundo.—Para evitar competencias que pudieran surgir y conservar la armonía que debe existir entre los profesionales de la misma clase, el menú correspondiente el "DIA DEL PLATO UNICO" será acordado por la Sociedad profesional respectiva
y con carácter de general obligación para todos los del gremio.
El referido menú en los días indicados deberá concretarse a un plato único de alimentación y un postre único también, tanto en la comida del mediodía como en la cena de la noche.
Tercero.—No se podrá quebrantar este precepto en modo alguno ni por clientes ni por industriales, y en caso de que se infringiera, incurrirían en la multa correspondiente que los gobernadores impondrán, según los casos.
Cuarto.—Los Restaurants, Cafés y demás establecimientos que sirven a la carta o en forma distinta a la de menú, suprimirán dicho día esta forma de servicio, haciéndola en forma de "PLATO UNICO" al precio que les corresponda, con arreglo a su categoría y clasificación.
Las dudas que sobre esto surgieran serán resueltas por los señores gobernadores civiles, oyendo a las respectivas Corporaciones".
FUENTE: Unidad: diario Nacional-sindicalista. San Sebastián. 1 de Diciembre de 1936. Pág. 10.
Como curiosidad: los primeros "platos únicos" que se sirvieron en San Sebastián consistían en "cocido a la española" al mediodía y, por la noche, menestra.
«Al tiempo, se hacían propuestas y se ofrecían soluciones diversas. Una de las propuestas más sorprendentes se debe a Blasco de Garay, quien en 1539 elevó un memorial a Carlos V sobre la construcción de varios navíos
dotados de ingenios inventados por el, como una máquina de vapor que permitía potabilizar el agua de mar para las embarcaciones durante las travesías, aunque la más famosa de sus propuestas fue la de un ingenio que permitía desplazar sin remos las naves en tiempos de calma,
consistente en un sistema de paletas en ambas bandas movidas por ruedas accionadas por hombres. El invento se ensayó en 1543 en un galeón de 200 toneladas llamado La Trinidad, al que colocaron seis ruedas en los costados; las pruebas fueron presenciadas por expertos
«En cuanto al comercio entre España y América durante el siglo XVI y la primera mitad del XVII, se considera que fue el europeo de más entidad transoceánica, tanto por el volumen de las mercancías transportadas como por su valor,
algo que España logró por disponer de una posición aventajada en la política, la técnica y la geografía, colocándose por delante de cualquier otro país, además de saber aprovechar la oportunidad para crear y mantener un imperio, pues las diversas cualidades necesarias
para un poder colonial estaban combinadas excepcionalmente en España, que poseía los medios y los objetivos, lo que hizo de la colonización española algo excepcional por sus fines, por sus métodos y procedimientos y por el volumen que alcanzó.
«Los soldados que han de servir en las galeras de los reinos de Nápoles y Sicilia está así mismo ordenado que sirvan y residan en las dichas galeras y sean soldados de ellas particularmente sin que hayan de tomar presidios ni conducirse de nuevo para las
jornadas que se hicieren, entendiendo que así conviene para que la dicha gente sea práctica y usada de mar, y del efecto y servicio necesario, guardándose en lo que toca al gobierno y regimiento de esta gente, así en el servicio de las galeras como en la invernada
lo que está proveido y ordenado cerca de esto, de que habéis de tener gran cuidado y del entretenimiento y sostenimiento de esa gente, pues veis lo que importa para el servicio y buenos efectos que se han de hacer en las galeras.
«La Real, la galera de don Juan de Austria –que en realidad se llamaba Argos (...)-, había sido construida en 1568 en las atarazanas reales de Barcelona. Ese año, al tiempo que don Juan recibía el nombramiento de capitán general del Mar,
el rey había ordenado que se iniciaran los trabajos de la nave capitana de su flota. Tras realizarse su casco en la Ciudad Condal -60 metros de eslora y 6 de manga- se envío a Sevilla para ser decorada. Allí, los artistas sevillanos realizaron su aparato figurativo
siguiendo un programa iconográfico diseñado por el humanista, poeta y dramaturgo Juan de Mal Lara, que recurrió básicamente a los más de 200 emblemas personales publicados en 1531 por Andrea Alciato en "Emblemata". Cumplida su comisión, escribió además
«Se han destacado a menudo las cinco ventajas de que supuestamente disfrutaban los españoles: armas de fuego, acero, caballos, perros de guerra y destrezas tácticas necesarias para sacar el máximo rendimiento de los medios disponibles.
Pero tales ventajas se desvanecieron durante la conquista, pues los indígenas no conquistados adquirieron la misma tecnología; por ejemplo, los araucanos utilizaban picas y caballos. Además, la supuesta ventaja táctica del arsenal español solía estar lejos de las posibilidades
reales de aplicación en América. Cabe suponer que la limitada aplicabilidad de las armas de fuego y los caballos requería mejorar las técnicas de uso. Con todo, parece claro que las armas de fuego, los caballos y los mastines fueron un factor menor de la conquista.
Carta de Juan Garrido al rey (1538) para pedir reconocimiento:
«Yo, Juan Garrido, de color negro, vecino de esta ciudad [México], comparezco ante Vuestra Misericordia y declaro que estoy en necesidad de dar prueba a perpetuidad del rey,
un informe de cómo serví a Vuestra Majestad en la conquista y pacificación de esta Nueva España, desde que entró en ella el Marqués del Valle [Cortés] y en su compañía estuve presente en todas las invasiones y conquistas y pacificaciones que se hicieron,
siempre con dicho Marqués, todo lo cual hice a mis expensas sin que me dieran salario ni repartimiento de indios ni ninguna otra cosa.
Como soy casado y vecino de esta ciudad, donde siempre he vivido, y también iba con el Marqués del Valle