La inteligencia teórica, la habilidad comunicativa, la capacidad organizativa y la astucia política raramente coinciden en la misma persona. Gente muy lista en lo teórico roza el defecto cognitivo en la práctica política, grandes comunicadores aniquilan organizaciones...
Y al revés. Personas sin un gran bagaje teórico tienen una impresionante capacidad para leer la realidad política y proponer movimientos audaces. O bien son la argamasa personal de vínculos organizativos sólidos.
Los medios de comunicación, la academia, la política institucional son imanes para el tipo de personalidad narcisista que prefiere arrancarse la lengua a mordiscos antes que reconocer esa división del trabajo. El rey filósofo pero a escala de presidente de la comunidad de vecinos
Que hayas escrito un ensayo interesante o lo hagas muy bien en una tertulia de la tele o en un mitin no hace que tus comentarios sobre la estrategia de una organización resulten particularmente inteligentes. Ni siquiera interesantes.
Y esto es todo lo que tengo que decir sobre la enorme cantidad de declaraciones autodestructivas que, no me cabe duda, vamos a seguir escuchando en estos cuarenta días en los que la mayor coalición de izquierdas de la historia de la democracia se juega tanto.
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Ayer se difundieron los documentos de los grupos de trabajo de Sumar. Ha tenido bastante eco la idea de “herencia universal” (HU), que aparecía en el documento de del grupo “Bienestar y derechos sociales”, en el que participé. Abro hilo para aclarar algunas cosas.
En el documento la HU se menciona como un ejemplo de distintas propuestas predistributivas experimentales que se llevan mucho discutiendo. Nuestro objetivo era que se entendiera que la predistribución no se limita a la renta básica y que es un campo que necesitamos explorar.
Por eso no dimos detalles ni de financiación ni de implementación, más allá de señalar que en la mayor parte de propuestas, la HU se financia con un impuesto al patrimonio y/o sucesiones.
El retardismo climático se nutre del agravio. Todos hemos oído que 100 empresas causan el 70% de las emisiones. La verdad es que no hay 100 megarricos con una máquina de contaminar en su jardín. Esas 100 empresas son energéticas que nos proporcionan la gasolina que quemamos todos
Queremos que los sacrificios sean proporcionales a los privilegios. Pero esa es una razón moral, no material. Los jets privados deberían estar prohibidos, sin duda. Pero su contribución al cambio climático es ínfima comparada con los coches particulares o los vuelos low cost.
Del mismo modo, Madrid, Barcelona o Bilbao deberían estar macizadas de paneles solares: son agujeros negros energéticos y tendrían que hacer un esfuerzo superior al de otros lugares. Pero hay razones materiales por las que esa es una estrategia insuficiente y demasiado lenta.
Esta es la central térmica de Aboño, una de las mas contaminantes de Europa, pegada a Gijón. Emite 7.500.000 toneladas de dióxido de carbono al año y causa enormes problemas sanitarios. Nunca la he oído mencionar en los Goya ni hablar de mi ciudad como una "zona de sacrificio".
No intento participar en una competición de agravios. Al contrario. Creo que debemos luchar conjuntamente por una transición ecológica justa, planificada y pública. Pero teniendo claro que una transición lenta y óptima es infinitamente peor que una rápida pero menos justa.
Durante la pandemia sabíamos que la búsqueda de una vacuna iba a beneficiar muchísimo a las farmacéuticas, que son incluso peores que las energéticas. A nadie con dos dedos de frente se le ocurrió parar la investigación hasta que tuviéramos una industria farmacéutica pública.