El momento más polémico de mi vida ha resultado ser por denunciar públicamente las penurias que los estudiantes sufrimos en las prácticas.
El Decano del Colegio de Abogados de Barcelona, montado en cólera y alzando la voz, empezó a atacarme personalmente, hasta me llamó infeliz.
Dejo aquí un fragmento del discurso que tanto ha enfurecido al Decano del ICAB, que en lugar de escuchar los aplausos espontáneos de tantas víctimas de las prácticas, se ha dedicado a atacarme personalmente. «Esto es debatir ideas», dijo con todo su cinismo e hipocresía.
Segundo corte del discurso que tampoco gustó a los que tienen altos cargos. La resiliencia. Esa palabra de moda que tanto promueven desde las élites para disfrazar de virtud que el pueblo calle, trague y obedezca sin rechistar.
Terminado los actos, a solas me dijo que «esto es el día a día del abogado, que en Sala hay que saber afrontar esto».
Le contesté de inmediato. No es cierto, porque el art. 125 EGAE recoge como falta grave lo que él acababa de hacer: alusiones personales de menosprecio.
El acto entero puede verse en este enlace. El discurso del Decano se encuentra sobre el minuto 58.
Muchas gracias por todo vuestro apoyo, habéis abierto un melón muy necesario. Estoy abrumado, pero poco a poco iré contestando a todos vuestros mensajes.
El barraquismo es la historia de la Barcelona franquista que en VOX no quieren escuchar y en el catalanismo no quieren que se escuche.
Es la historia de cuando los españoles éramos perseguidos, devueltos en caliente y encerrados en CIEs… En nuestro propio país.
Zonas emblemáticas y turísticas de Barcelona, como la playa del Somorrostro o la montaña de Montjuïc, fueron durante gran parte del siglo XX zonas repletas de barracas.
El barraquismo en Barcelona apareció a finales del siglo XIX con la llegada de trabajadores de toda España a la ciudad industrial. Sin embargo, este fenómeno no se consolidó hasta el éxodo rural en tiempos de la posguerra, en los años 40.