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Una breve anécdota. Berlín, recién firmada la rendición frente al ejército soviético: hay escasez de todo, y es difícil hacerse comprender por la diferencia de idioma. Un día, unos soldados que cargan con patatas entran en una casa y hallan lo impensable: un lavadero de patatas
Los soldados (que solían entrar en las casas como Iván por su casa) se muestran emocionados. Colocan las patatas en el lavadero y aprietan un botón: se produce un gutural sonido, hay movimiento de agua, una succión... Y descubren que el aparato se ha tragado las patatas
Es una anécdota no verificada, pero que se contaba por aquella época. Hay que decir que, pese a que Berlín estaba hecha una ruina, había llegado a ser una de las ciudades más sofisticadas del mundo. Y es probable que algunos soldados rusos no hubieran visto un retrete en su vida
Dice la leyenda que los soldados soviéticos se mostraron muy enojados. Aunque la carencia de comida era más grave para los derrotados para los vencedores, tampoco se podía decir que en ese ambiente ningún alimento nadara en la abundancia, y no estaban para derrochar tubérculos
La historia la he sacado de "Berlín", de Sinclair McKay, un ensayo histórico alrededor de la caída de Berlín y las cosas que ocurrieron antes y después. Seguramente os cuente algo más sobre él en el futuro. Hasta entonces, disfrutad de vuestras lecturas... y no perdáis patatas.
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