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"La unica verdad es la realidad" - Aristóteles
A los 62 años Perón tuvo un romance con una niña de 13 años. El romance duró dos años desde el '53 al '55 y Perón entre otras cosas le regaló la torta para su fiesta de cumpleaños de 15, que -para estupor de todos los invitados-, festejó en la misma residencia presidencial. Su novia se llamaba Nélida Haydée Rivas, más conocida como Nelly Rivas, era de la UES y de familia pobre; Perón aprovechó esa circunstancia de un modo que le era afín: A cambio de solucionar todos los problemas económicos de la familia de la niña con el dinero del erario público, se quedó con la chica en una suerte de compra-venta a la cual accedieron los padres, negocio que gestionó su secretario privado Máximo Renner. La chica, soportando el asco repulsivo que sentiría por el viejo -por lo menos según versiones que ella en vida nunca confirmaría-, obedeció por miedo y sumisión. Perón se la llevó a Casa de Unsué (aún la Quinta de Olivos no se usaba como residencia y los presidentes dormían allí), descarado rapto que debiera haber sido un escándalo nacional si los testigos no hubieran callado lo que veían diariamente con sus propios ojos, ya que si alguien osaba revelar la magna repugnancia (no sé de que otro modo calificar la historia), se acababa la vida económica del "boca floja" o su vida entera incluso. Lo cierto es que la niña fue entregada en sacrificio a la lascivia perversa del tirano. El Hada Rubia ya había muerto, pero algunas fuentes aseguran que la relación con la niña había empezado cuando aun vivía, a los 11 u 12 años de Nelly.
En "Orgullo Gorila", Mauricio Sepúlveda cuenta en su peculiar estilo algunos pormenores del caso: "Cuando para bien del sector productivo de la Nación, la Revolución Libertadora echó al tirano del gobierno, el derrocado huyó como una rata del país, abandonando a su suerte a todos aquellos por quienes había jurado una y otra vez dar la vida, pero antes quiso llevarse con él a su niña-novia; entre titubeos ambiguos que sugerían la ganancia de ambas partes, le ofreció una casa a sus padres, pero la niña amenazó con suicidarse si la obligaban a irse con el viejo. Sus padres entonces, impostando un repentino decoro, no aceptaron la oferta; en parte por la amenaza de su hija, pero más que nada porque pensaban que Perón no tenía mas poder y les iban a quitar la casa cuando estuviera fuera del país con su hija."
En septiembre del '55 el país volvió a la decencia abandonada durante una década de saqueo, relajo e ignominia, atrás quedaba la estrella de las niñas de la UES Nelly Rivas, cuando comandada por Perón como un coreógrafo de porristas, se organizaban eventos dignos de ser representados en un circo. Por citar sólo uno: Cuando vino Milton Eisenhower, que era el hermano del mítico ganador de la Segunda Guerra Mundial y presidente de Estados Unidos en ese entonces, Perón lo recibió con una función acrobática hecha por las chicas de la UES conduciendo motocicletas que llegó a ser célebre en el mundo entero, mundo que la juzgó de forma muy distinta a la que la juzgaba su coreógrafo.
Antes de seguir leyendo recuerden compartir con sus amigos y seguir para mas : Pablo Cas y Pablo Nicolas Cas
Milton Eisenhower, sin entender el sentido de lo que le ponían en frente de sus ojos, y absorto cuando intuyó su significado, miraría el show de las niñas del presidente Perón, seguramente pensando: "Ni en África se ve tan descarada ostentación de inmoralidad". Al terminar la función las niñas se reunieron y se pusieron a saltar a la vez que cantaban: "Sin bombacha y sin calzón somos todas de Perón!, sin bombacha y sin calzón somos todas de Perón!". Eisenhower le preguntó a su traductor que estaban diciendo las niñas, presumiblente pensando que se trataría de alguna loa de salutación al visitante extranjero, para luego poder agradecer el alegre cántico con la diplomacia correspondiente. Su traductor -arriesgándose a perder su trabajo-, le respondió: "I don't undestand". Arnaldo Irigoyen relata estos sucesos en un libro que se llama "Las Vírgenes de Perón".
Confieso que me tengo que contener para no dispersarme, siendo que las implicancias son múltiples; lo cierto es que, con toda justicia, cuando el país es recuperado para la población honrada, se le inicia una causa por estupro al ex primer mandatario, y a su secretario privado por oficiar de intermediario, y también a los padres de la chica; que incluso estuvieron presos cuando la niña, por ese sentido del deber que tienen los niños, hizo un viaje a Paraguay con los padres para devolverle los caniches al general, que se habían quedado con ella después de la Revolucion Libertadora.
Los padres, que querían seguir "sacándole jugo a viejo" aun después del septiembre glorioso, apremiados por las necesidades económicas que regresaron al hogar luego de desaparecido el padrinazgo, convencieron a la chica para que le devuelva los perros a Perón; ella dijo que lo haría pero que la tenían que acompañar. Finalmente viajan los tres en un autobús de la firma Pluma, pero los detienen en Chaco, metiendo presos a los padres y mandando a la chica al cuidado de un juez de menores, quien luego le daría el destino legal acostumbrado para estos casos.
En un libro escrito por el abogado de la familia Rivas, se cuenta que Nelly fue el único verdadero amor de Perón, y se estractan comentarios de la niña de los cuales a veces se puede inferir que lo amaba, y otras veces que era manipulada por adultos perversos. Nelly dormía en el cuarto de Evita, y Perón la llamaba "nenita". Dice la niña al respecto: “Dormí sola varias noches, mientras mi imaginación volaba a alturas tan inaccesibles como profundas eran mis pasiones. (...) A la cuarta noche me animé a proponerle al general que viéramos televisión juntos. Después de esa primera noche yo me instalaba en el dormitorio del general a ver televisión, aunque él no hubiera llegado. Más de una semana -que me pareció un siglo- hicimos esto después de lo cual yo volvía a mi dormitorio.”
La clave está en la expresión que una semana le pareció un siglo, cabe recordar que en año '54 casi nadie tenía un televisor en su casa, y la fascinación que ese aparato causaba en una niña de 13 años sería presumiblemente inmensa, cosa que un zorro como Perón sabía a la perfección. El televisor estaba en el cuarto de Perón, no en el de la niña, que era el que había sido de Evita, siendo que desde que su esposa enfermara de cáncer, Perón no quiso dormir mas en la misma cama ni en el mismo cuarto que su mujer, y apelando a razones de higiene relacionadas con su enfermedad, le acondicionó un cuarto a Evita, expulsándola del lecho nupcial.
Hay dos hipótesis enfrentadas, una postula que Nelly Rivas se había enamorado realmente de Perón, tanto como él de ella; la otra postula que sólo Perón era el enamorado y que la niña -que sentía una obvia repugnancia por el viejo-, accedía al comercio carnal pensando que caso contrario no la dejarían ver televisión; e instada además implícitamente por sus padres, quienes si bien se opusieron a la relación al principio, cedieron finalmente cuando empezaron a recibir dinero del tirano. Según esta hipótesis en Nelly Rivas luchaban dos fuerzas: la repugnancia física que sentía por el anciano, y el amor al televisor que tenía en su cuarto; finalmente ganó lo segundo, hasta que el asco la colmó y volvió sola a su cuarto. Refiere Mauricio Sepúlveda: "Perón, que siempre fue un cobarde, no se animaba a violarla, su poder de seducción entonces se limitaba a ofrecerle el televisor como si fuera el chocolatín que un padre promete a un hijo si se porta bien."
La causa por estupro llevada adelante por el doctor Casal, y no ninguna prohibición formal por parte de los militares, fue la verdadera razón por la cual Perón no volviera al país durante 17 años; en el año 1971 esta causa prescribe, pero aun así Perón tiene miedo de volver porque -cual testimonio físico de sus secretas inmundicias- la encarpetada y foliada prescripción de estupro estaba guardada en un depósito de tribunales, con los escabrosos detalles del caso, y entonces, para evitar el escándalo que implicaría su difusión pública, manda a unos rufianes a que la roben, cosa que recién logran hacer tiempo después. Sólo entonces Perón decide volver a Argentina, en el año '73, cuando la causa por estupro no sólo que había prescripto, sino que había sido robada y quemada, para que ni siquiera quedara la constancia de que hubiera existido alguna vez. El secretario privado de Perón -me refirió Moira Morley un día- que fue el que ofició de intermediario entre la venta de la niña que hicieron sus padres y la compra que hizo Perón en el '53, que se llamaba Máximo Renner, lleno de culpa y vergüenza por lo que había hecho, acabó suicidándose.
Sobre mi escritorio tengo un documento histórico de incalculable valor, su poseedor me impide fotografiarlo, pero accede a que dé a conocer una parte del mismo. Me refiero al diario íntimo que llevaba Perón, escrito de puño y letra por él mismo. Transcribo a continuación la última página del amarillento cuaderno, que es cuando Perón refiere el último día que estuvo en Argentina en el año '55, cuatro días después de que la Revolución Liberadora acabara con la fiesta personal en que había transformado a todo un país. Entiendo que es una revelación mundial exhibir al gran público semejante documento.
Escribe Perón en su diario:
"El 20 una junta presidida por los generales Molina y Lucero se entrevistaron con Rojas y Uranga y a bordo del "17 de octubre" (1) entregaron el poder. El doctor Chavez, embajador del Paraguay, me había ofrecido sus servicios por carta una semana antes, por lo que decidí recurrir a su ayuda. El 20 por la mañana, temprano, abandoné la Residencia llevándome un par de valijas de mano con lo necesario y unos cuantos papeles. Me despedí de mi sobrino Antonio (2), hijo de mi hermano Mario Avelino, del personal y de la guardia formada en el jardín, subiéndome a un auto con Renner, Cialceta y Zambrano (3). Llovía fuerte. Me reuní con el embajador Chávez en su residencia, quien me propuso que me trasladara a una cañonera que estaba en el puerto desde hacía tres meses para reparaciones mientras él gestionaba el asilo y salvoconducto. Es una nave de guerra que ofrece las garantías de seguridad que no tengo en mi casa, me dijo. En el auto del embajador nos dirigimos al Puerto Nuevo seguidos de otro auto en el que iban Renner y Cialceta. Llegamos a la Dársena D, donde estaba amarrada la cañonera. La niebla lo cubría todo. Ordené a Renner que volviera a la residencia y me trajera un poco de dinero y el retrato de Nelly (4), que tenía sobre la mesa de luz. Renner volvió y lo invité a que se quedara conmigo, pero contestó: "Mi vida es limpia y clara y aun sabiendo que van a arrestarme y quién sabe qué mas por haber sido fiel con Ud, me vuelvo a casa, con mi familia." Nos despedimos al mediodía. El 2 de octubre partí para Asunción en el hidroavión Catalina. El río estaba agitado y tuvimos que esperar a que se calmase un poco el viento. El avión enfiló mar adentro y al cabo de dos kilómetros despegó. Sobrevolamos Buenos Aires y a pesar de la niebla pude reconocer la Casa de Gobierno, el Congreso y otros edificios. Dije hasta luego a la Argentina, no adiós".
Notas:
1. El barco de guerra "Phoenix" fue comprado por Perón a Estados Unidos, quien lo bautizara con el nombre de "17 de Octubre"; luego la Revolución Libertadora lo rebautizaría con el nombre de "ARA Crucero General Belgrano", barco que terminaría sus días en el fondo del Atlántico Sur hundido por los ingleses.
2. Antonio Perón era cadete en el Liceo Militar y llevaba un corto tiempo viviendo en la residencia presidencial.
3. El mayor Alfredo Mario Renner era secretario privado de Perón desde dos años antes; el mayor Ignacio Cialceta su edecan y Zambrano el jefe de su custodia.
4. El manuscrito original escrito por Perón dice: "Nelly", nombre que luego fue tachado y sobreimpreso en una letra que no es la de Perón, ahora dice: "Evita".
Se es peronista por dos razones: por ignorar la historia, o por negarla
A los 62 años Perón tuvo un romance con una niña de 13 años. El romance duró dos años desde el '53 al '55 y Perón entre otras cosas le regaló la torta para su fiesta de cumpleaños de 15, que -para estupor de todos los invitados-, festejó en la misma residencia presidencial. Su novia se llamaba Nélida Haydée Rivas, más conocida como Nelly Rivas, era de la UES y de familia pobre; Perón aprovechó esa circunstancia de un modo que le era afín: A cambio de solucionar todos los problemas económicos de la familia de la niña con el dinero del erario público, se quedó con la chica en una suerte de compra-venta a la cual accedieron los padres, negocio que gestionó su secretario privado Máximo Renner. La chica, soportando el asco repulsivo que sentiría por el viejo -por lo menos según versiones que ella en vida nunca confirmaría-, obedeció por miedo y sumisión. Perón se la llevó a Casa de Unsué (aún la Quinta de Olivos no se usaba como residencia y los presidentes dormían allí), descarado rapto que debiera haber sido un escándalo nacional si los testigos no hubieran callado lo que veían diariamente con sus propios ojos, ya que si alguien osaba revelar la magna repugnancia (no sé de que otro modo calificar la historia), se acababa la vida económica del "boca floja" o su vida entera incluso. Lo cierto es que la niña fue entregada en sacrificio a la lascivia perversa del tirano. El Hada Rubia ya había muerto, pero algunas fuentes aseguran que la relación con la niña había empezado cuando aun vivía, a los 11 u 12 años de Nelly.
En "Orgullo Gorila", Mauricio Sepúlveda cuenta en su peculiar estilo algunos pormenores del caso: "Cuando para bien del sector productivo de la Nación, la Revolución Libertadora echó al tirano del gobierno, el derrocado huyó como una rata del país, abandonando a su suerte a todos aquellos por quienes había jurado una y otra vez dar la vida, pero antes quiso llevarse con él a su niña-novia; entre titubeos ambiguos que sugerían la ganancia de ambas partes, le ofreció una casa a sus padres, pero la niña amenazó con suicidarse si la obligaban a irse con el viejo. Sus padres entonces, impostando un repentino decoro, no aceptaron la oferta; en parte por la amenaza de su hija, pero más que nada porque pensaban que Perón no tenía mas poder y les iban a quitar la casa cuando estuviera fuera del país con su hija."
En septiembre del '55 el país volvió a la decencia abandonada durante una década de saqueo, relajo e ignominia, atrás quedaba la estrella de las niñas de la UES Nelly Rivas, cuando comandada por Perón como un coreógrafo de porristas, se organizaban eventos dignos de ser representados en un circo. Por citar sólo uno: Cuando vino Milton Eisenhower, que era el hermano del mítico ganador de la Segunda Guerra Mundial y presidente de Estados Unidos en ese entonces, Perón lo recibió con una función acrobática hecha por las chicas de la UES conduciendo motocicletas que llegó a ser célebre en el mundo entero, mundo que la juzgó de forma muy distinta a la que la juzgaba su coreógrafo.
Antes de seguir leyendo recuerden compartir con sus amigos y seguir para mas : Pablo Cas y Pablo Nicolas Cas
Milton Eisenhower, sin entender el sentido de lo que le ponían en frente de sus ojos, y absorto cuando intuyó su significado, miraría el show de las niñas del presidente Perón, seguramente pensando: "Ni en África se ve tan descarada ostentación de inmoralidad". Al terminar la función las niñas se reunieron y se pusieron a saltar a la vez que cantaban: "Sin bombacha y sin calzón somos todas de Perón!, sin bombacha y sin calzón somos todas de Perón!". Eisenhower le preguntó a su traductor que estaban diciendo las niñas, presumiblente pensando que se trataría de alguna loa de salutación al visitante extranjero, para luego poder agradecer el alegre cántico con la diplomacia correspondiente. Su traductor -arriesgándose a perder su trabajo-, le respondió: "I don't undestand". Arnaldo Irigoyen relata estos sucesos en un libro que se llama "Las Vírgenes de Perón".
Confieso que me tengo que contener para no dispersarme, siendo que las implicancias son múltiples; lo cierto es que, con toda justicia, cuando el país es recuperado para la población honrada, se le inicia una causa por estupro al ex primer mandatario, y a su secretario privado por oficiar de intermediario, y también a los padres de la chica; que incluso estuvieron presos cuando la niña, por ese sentido del deber que tienen los niños, hizo un viaje a Paraguay con los padres para devolverle los caniches al general, que se habían quedado con ella después de la Revolucion Libertadora.
Los padres, que querían seguir "sacándole jugo a viejo" aun después del septiembre glorioso, apremiados por las necesidades económicas que regresaron al hogar luego de desaparecido el padrinazgo, convencieron a la chica para que le devuelva los perros a Perón; ella dijo que lo haría pero que la tenían que acompañar. Finalmente viajan los tres en un autobús de la firma Pluma, pero los detienen en Chaco, metiendo presos a los padres y mandando a la chica al cuidado de un juez de menores, quien luego le daría el destino legal acostumbrado para estos casos.
En un libro escrito por el abogado de la familia Rivas, se cuenta que Nelly fue el único verdadero amor de Perón, y se estractan comentarios de la niña de los cuales a veces se puede inferir que lo amaba, y otras veces que era manipulada por adultos perversos. Nelly dormía en el cuarto de Evita, y Perón la llamaba "nenita". Dice la niña al respecto: “Dormí sola varias noches, mientras mi imaginación volaba a alturas tan inaccesibles como profundas eran mis pasiones. (...) A la cuarta noche me animé a proponerle al general que viéramos televisión juntos. Después de esa primera noche yo me instalaba en el dormitorio del general a ver televisión, aunque él no hubiera llegado. Más de una semana -que me pareció un siglo- hicimos esto después de lo cual yo volvía a mi dormitorio.”
La clave está en la expresión que una semana le pareció un siglo, cabe recordar que en año '54 casi nadie tenía un televisor en su casa, y la fascinación que ese aparato causaba en una niña de 13 años sería presumiblemente inmensa, cosa que un zorro como Perón sabía a la perfección. El televisor estaba en el cuarto de Perón, no en el de la niña, que era el que había sido de Evita, siendo que desde que su esposa enfermara de cáncer, Perón no quiso dormir mas en la misma cama ni en el mismo cuarto que su mujer, y apelando a razones de higiene relacionadas con su enfermedad, le acondicionó un cuarto a Evita, expulsándola del lecho nupcial.
Hay dos hipótesis enfrentadas, una postula que Nelly Rivas se había enamorado realmente de Perón, tanto como él de ella; la otra postula que sólo Perón era el enamorado y que la niña -que sentía una obvia repugnancia por el viejo-, accedía al comercio carnal pensando que caso contrario no la dejarían ver televisión; e instada además implícitamente por sus padres, quienes si bien se opusieron a la relación al principio, cedieron finalmente cuando empezaron a recibir dinero del tirano. Según esta hipótesis en Nelly Rivas luchaban dos fuerzas: la repugnancia física que sentía por el anciano, y el amor al televisor que tenía en su cuarto; finalmente ganó lo segundo, hasta que el asco la colmó y volvió sola a su cuarto. Refiere Mauricio Sepúlveda: "Perón, que siempre fue un cobarde, no se animaba a violarla, su poder de seducción entonces se limitaba a ofrecerle el televisor como si fuera el chocolatín que un padre promete a un hijo si se porta bien."
La causa por estupro llevada adelante por el doctor Casal, y no ninguna prohibición formal por parte de los militares, fue la verdadera razón por la cual Perón no volviera al país durante 17 años; en el año 1971 esta causa prescribe, pero aun así Perón tiene miedo de volver porque -cual testimonio físico de sus secretas inmundicias- la encarpetada y foliada prescripción de estupro estaba guardada en un depósito de tribunales, con los escabrosos detalles del caso, y entonces, para evitar el escándalo que implicaría su difusión pública, manda a unos rufianes a que la roben, cosa que recién logran hacer tiempo después. Sólo entonces Perón decide volver a Argentina, en el año '73, cuando la causa por estupro no sólo que había prescripto, sino que había sido robada y quemada, para que ni siquiera quedara la constancia de que hubiera existido alguna vez. El secretario privado de Perón -me refirió Moira Morley un día- que fue el que ofició de intermediario entre la venta de la niña que hicieron sus padres y la compra que hizo Perón en el '53, que se llamaba Máximo Renner, lleno de culpa y vergüenza por lo que había hecho, acabó suicidándose.
Sobre mi escritorio tengo un documento histórico de incalculable valor, su poseedor me impide fotografiarlo, pero accede a que dé a conocer una parte del mismo. Me refiero al diario íntimo que llevaba Perón, escrito de puño y letra por él mismo. Transcribo a continuación la última página del amarillento cuaderno, que es cuando Perón refiere el último día que estuvo en Argentina en el año '55, cuatro días después de que la Revolución Liberadora acabara con la fiesta personal en que había transformado a todo un país. Entiendo que es una revelación mundial exhibir al gran público semejante documento.
Escribe Perón en su diario:
"El 20 una junta presidida por los generales Molina y Lucero se entrevistaron con Rojas y Uranga y a bordo del "17 de octubre" (1) entregaron el poder. El doctor Chavez, embajador del Paraguay, me había ofrecido sus servicios por carta una semana antes, por lo que decidí recurrir a su ayuda. El 20 por la mañana, temprano, abandoné la Residencia llevándome un par de valijas de mano con lo necesario y unos cuantos papeles. Me despedí de mi sobrino Antonio (2), hijo de mi hermano Mario Avelino, del personal y de la guardia formada en el jardín, subiéndome a un auto con Renner, Cialceta y Zambrano (3). Llovía fuerte. Me reuní con el embajador Chávez en su residencia, quien me propuso que me trasladara a una cañonera que estaba en el puerto desde hacía tres meses para reparaciones mientras él gestionaba el asilo y salvoconducto. Es una nave de guerra que ofrece las garantías de seguridad que no tengo en mi casa, me dijo. En el auto del embajador nos dirigimos al Puerto Nuevo seguidos de otro auto en el que iban Renner y Cialceta. Llegamos a la Dársena D, donde estaba amarrada la cañonera. La niebla lo cubría todo. Ordené a Renner que volviera a la residencia y me trajera un poco de dinero y el retrato de Nelly (4), que tenía sobre la mesa de luz. Renner volvió y lo invité a que se quedara conmigo, pero contestó: "Mi vida es limpia y clara y aun sabiendo que van a arrestarme y quién sabe qué mas por haber sido fiel con Ud, me vuelvo a casa, con mi familia." Nos despedimos al mediodía. El 2 de octubre partí para Asunción en el hidroavión Catalina. El río estaba agitado y tuvimos que esperar a que se calmase un poco el viento. El avión enfiló mar adentro y al cabo de dos kilómetros despegó. Sobrevolamos Buenos Aires y a pesar de la niebla pude reconocer la Casa de Gobierno, el Congreso y otros edificios. Dije hasta luego a la Argentina, no adiós".
Notas:
1. El barco de guerra "Phoenix" fue comprado por Perón a Estados Unidos, quien lo bautizara con el nombre de "17 de Octubre"; luego la Revolución Libertadora lo rebautizaría con el nombre de "ARA Crucero General Belgrano", barco que terminaría sus días en el fondo del Atlántico Sur hundido por los ingleses.
2. Antonio Perón era cadete en el Liceo Militar y llevaba un corto tiempo viviendo en la residencia presidencial.
3. El mayor Alfredo Mario Renner era secretario privado de Perón desde dos años antes; el mayor Ignacio Cialceta su edecan y Zambrano el jefe de su custodia.
4. El manuscrito original escrito por Perón dice: "Nelly", nombre que luego fue tachado y sobreimpreso en una letra que no es la de Perón, ahora dice: "Evita".
Se es peronista por dos razones: por ignorar la historia, o por negarla
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