Para quien no lo recuerde o no le suene: En 1990, cuando se produce la invasión a Kuwait, EE.UU. necesitaba excusas para justificar ante la opinión pública su intervención. Es ahí cuando aparece una adolescente, una supuesta enfermera kuwaití, en el Comité de Derechos Humanos.
La chica, entre lágrimas y angustia, cuenta una historia aberrante como fue testigo de como los iraquíes entraron a su hospital y empezaron a matar a todos los bebés en las incubadoras. El testimonio fue sumamente mediático, dio la vuelta al mundo y shockeó a todos.
El propio Bush, en un discurso anunciando su decisión de intervenir en Kuwait, citó el caso como una evidencia de la monstruosidad iraquí y la necesidad estadounidense de intervenir. «Nos encontramos ante el Hitler de nuestros tiempos», decía Bush.
Dos años después se destapó que la chica, Nayirah al-Sabah, no solo no era enfermera, no solo no había estado en Kuwait, si no que además se trataba de nada más ni nada menos que la hija del embajador kuwaití en EE.UU., Sa'ud Nasir al-Sabah.
Dos años tarde, con la guerra ya cerrada, la propia prensa estadounidense no le quedó otra que reconocer que había sido todo una gran mentira.
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El 25 de agosto de 2011 las fuerzas rebeldes apoyadas por la OTAN anunciaron que habían descubierto fosas comunes con los restos de 1700 prisioneros supuestamente asesinados por el régimen de al-Gaddafi cerca de la prisión de Abu Salim.
Los primeros en difundir la información fue al-Jazeera. Sin molestarse en verificar absolutamente nada, escribieron el titular «Mass grave of Libyan prisoners found». Rápidamente cadenas estadounidenses tradujeron el artículo y la noticia se regó por los medios occidentales.
Que una labor sea cruel, abusiva o repugnante no hace que dicha sea o no trabajo. Eso sería caer en la falsa asociación del trabajo como algo inherentemente justo y digno, el trabajo como algo intrínsecamente positivo, y desde luego no tiene que ser así.
Existen trabajos denigrantes hasta la náusea, tanto para uno mismo como para terceros. Existen peores trabajos que otros, pero esta clase de juicios no determinan lo que es el trabajo y que no lo es. Incluso ser verdugo es un trabajo también.
Hace tiempo hice este hilo comentando la obra de Andrew G. Whiteside, Austrian National Socialism before 1918, en el que se explora las primeras andanzas del nacionalsocialismo. En él Whiteside nos explica al NS como fruto de una degeneración chauvinista en el movimiento obrero.
Dado lo extenso del hilo, estoy seguro que no todos lo leyeron completo, así que aprovecho para comentar algunos apuntes y conclusiones importantes del mismo, las cuales se asemejan un poco a las conclusiones a las que llegaría Sternhell décadas más tarde al referirse al fascismo
en pocas palabras, como una «derechización de la izquierda revolucionaria».
Whiteside nos cuenta que los primeros nacionalsocialistas fueron una reacción por parte de un sector del movimiento obrero a la creciente inmigración checa que se estaba dando en Bohemia.
La economista india Utsa Patnaik sugiere a Keynes como el principal arquitecto de la Hambruna de Bengala que entre 1943-1945 se llevó la vida de unos tres millones de indios. Keynes, dice, fue quién diseñó la política de desvío de recursos que Churchill implementaría.
Keynes asesoró la política financiera y monetaria de la India para Churchill y el Ministro de Hacienda y participó activamente en la planificación de estrategias de financiación en tiempo de guerra. Keynes ideará un mecanismo para desviar los recursos de la población local con el
fin de abastecer la expansión militar colonial británica. Una opción era gravar a los ricos, más no había suficientes para proporcionar una base de recursos lo suficientemente grande. La alternativa era el impuesto ordinario a la gente, pero sabía que esto ocasionaría disturbios.
Evgeniia Fedorovna M. —nombre de nacimiento— comenzaría a identificarse como hombre después de perder a sus padres en 1915. Durante la revolución, encontró trabajo en la Cheka como politruk y fue enviado al frente Sur donde tomará parte en las operaciones contra el bandolerismo.
En 1922, como empleado del GPU, Evgeniia conoció y cortejó a una empleada postal a la que en su libro se refiere como «S.». Evgeniia y S. contraerían matrimonio con Evgeniia presentando documentos de identidad alterados en los que figura como hombre: Evgenii Fedorov M.
Según el investigador Dan Healey, entre 377 y 451 personas fueron condenas, como mínimo, por «sodomía» en la RSFS de Rusia entre 1934 —año en el que la ley entró en vigor— y 1950. La cifra puede elevarse casi al doble si contamos condenas poco claras.
En los sesentas y setentas, los años de Khrushchev y Brézhnev, las condenas por sodomía se dispararon, con entre setecientos y mil quinientos condenados anualmente.
En veinte años se condenaron a más de veinte mil «sodomitas» en toda la URSS, casi quince mil de ellos en Rusia.
En los últimos años, con la Perestroika, la situación no cambió mucho con unas quinientas condenas anuales.