En 1999 la fotógrafa Alessandra Sanguinetti se encontraba al sur de Buenos Aires realizando un proyecto fotográfico, cuando se encontró en una finca cercana a dos niñas que la seguían a todas partes, fascinadas por su cámara.
Así fue como empezó todo.
Las dos niñas, dos primas que se llamaban Guille y Belinda, tenían 9 y 10 años cuando conocieron a Sanguinetti, y en un principio la fotógrafa les pedía que se apartaran para poder hacer fotos a los animales de la finca donde vivían.
Sin embargo, Sanguinetti empezó a pedirles que posaran con los animales y a prestarles mayor atención.
Después de terminar su anterior proyecto fotográfico —El Sexto Día— volvió a la finca donde se encontraban las primas y se concentró en sacarles fotos.
Enseguida se creo una complicidad entre las 3, desde donde fluían las ideas: Sanguinetti solía proponer a modo de juego alguna escena, jugando con sus propias ideas y recuerdos de la infancia en el campo que se mezclaban con las propias ideas y sueños de Guille y Belinda.
Esa transformación de las ideas de Sanguinetti pasadas por el filtro infantil de las dos primas es la que hace a la serie tan interesante.
Guille y Belinda se apropiaban de las imágenes que la fotógrafa les sugería y las hacían suyas, como numerosas pinturas de ángeles.
A partir de ese verano de 1999, Sanguinetti fotografió los sueños y la transición de la infancia a la adolescencia, fijándose en la relación tan especial que se crea en la niñez y que mantienen las dos primas dentro de la comunidad rural.
Sanguinetti captura los momentos espontáneos y cotidianos, pero también los momentos más difíciles del paso a la adultez, aquellos que chocan con los sueños que una vez concebimos cuando éramos niños (creando un mundo mágico y completo en si mismo).
Como reconoce la propia Sanguinetti, el protagonista principal de toda la serie de fotos es el tiempo:
«Sabía que había una historia que contar […] cómo luchamos contra el tiempo, cómo el tiempo nos cambia y cuánto control tiene el tiempo sobre el camino de nuestra vida».
Quizá una de las cosas más maravillosas de toda la serie sea ese eco de los sueños infantiles que se diluyen o que toman nueva forma con los mismos gestos, renovándolos y recreándolos de nuevas maneras según el carácter se va formando.
Se recrean gestos y miradas, que nunca se agotan y que continúan teniendo un eco en el crecimiento personal, donde destaca especialmente la maternidad —primero soñada, y después realizada— y la fascinación de la una por la otra.
El mérito de Sanguinetti es capaz de captar con sutileza pero precisión estos anhelos ya presentes, la soledad y el carácter de cada una de las dos primas.
Durante una década sigue trabajando con Guille y Belinda, retratando sus vidas.
En otro volumen que se titula An Everlasting Summer representa a las primas desde los 14 a los 24 años mientras experimentan el amor joven, el embarazo y la maternidad y la separación inevitable la una de la otra a la que inevitablemente les dirige la adultez.
En este sentido la serie de fotos de Guille y Belinda aún no ha terminado, Sanguinetti reconoció que habrá un tercer volumen de fotos que ocupará esa franja de tiempo desde los 24 hasta los 34 probablemente y que marcará otro paso más de las primas en su camino a la madurez.
En unas declaraciones a Magnum, Alessandra Sanguinetti dice
«Se trata de prestar atención. Guille y Belli son extraordinarias, pero también lo son todos los demás. Solo depende de quién y cómo estén prestando atención».
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Hoy repasamos la breve vida y obra de la fotógrafa Carol Jerrems.
Comprometida políticamente, se la conoce principalmente por retratar el undeground de la década de 1970 en Australia, capturando la vulnerabilidad y la intimidad de los ambientes marginales.
Carol Jerrems nació en 1949 en Ivanhoe, Australia, en el seno de una familia de clase media.
Su interés por la fotografía comenzó temprano, y se graduó en el Prahran T. School, donde fue alumna del cineasta Paul Cox a raíz de lo cual el cine influiría en su obra notablemente.
La obra de Jerrems también se vio influenciada por los fotógrafos estadounidenses, en concreto por la figura de Diane Arbus, de la que supo en 1972 y que marcaría por completo su fotografía posterior, empujándola a centrarse en los ambientes marginales y contraculturales.
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A mediados de la década de los años 50 el fotógrafo suizo-estadounidense Robert Frank recorrió 48 estados de Estados Unidos para realizar un proyecto fotográfico que se convirtió en un ensayo y un clásico sobre la condición americana.
Hoy os hablamos de ello
Acompañado por su familia y su Leica e inspirado por su amigo y mentor Walker Evans amén de una ayuda de la fundación John Simon Guggenheim, Frank decidió realizar este gigantesco proyecto que le ocuparía dos años, intentando plasmar qué significaba ser americano.
Pionero del llamado neodocumentalismo fotográfico, Frank va más allá del documental o del ámbito periodístico que podía caer en aquella época en cierto sesgo propagandístico.
Rechaza la realidad pretendidamente edulcorada y captura el mundo «tal y como es».
A Diane Arbus se la conoce por sus fotografías en blanco y negro que capturaban a personas que vivían en los márgenes y también por cambiar la historia de la fotografía
Hoy hacemos un repaso breve a su vida y obra 🖤
Diane Arbus nació en 1923 en el seno de una familia de comerciantes neoyorquinos con mucho éxito.
Asistió a las mejores escuelas de la ciudad y a la edad de 14 años, se enamoró de un empleado de la tienda de sus padres, Allan Arbus, con el que termina casándose 4 años más tarde.
Arbus comenzó su carrera fotográfica en la década de 1940 trabajando junto a Allan Arbus en un estudio de fotografía comercial que se haría famoso y, con el que durante varios años trabajaron para la mayoría de las principales revistas de moda de los Estados Unidos.
Inconformista y brillante, Ed van der Elsken es considerado uno de los fotógrafos más importantes del siglo XX en Holanda.
Con su obra centrada en la fotografía callejera, nos dejó instantáneas de una belleza exquisita.
Hoy os hablamos brevemente de él 🫶🏻
Ed van der Elsken nació el 10 de marzo de 1925 en Ámsterdam, Países Bajos, en el seno de una familia de origen humilde.
En un primer lugar estudió escultura en Amsterdam, pero tuvo que abandonar sus estudios por la invasión nazi a Holanda.
Unos años mas tarde descubrió también la fotografía del fotoreportero estadounidense Weegee, que le inspiró definitivamente para lanzarse al mundo de la fotografía, iniciándose en un curso en Fotovakschool en la ciudad de Den Haag.
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Con este tiempo solo nos apetece refrescarnos y por eso hoy os traemos un hilo sobre 8 proyectos fotográficos basados en nadadores y piscinas 🏊🏻♀️
"Poolside with Slim Aarons”: Aarons, famoso por sus fotografías de la alta sociedad, creó este proyecto fotográfico desde la década de 1950 hasta 1980, mostrando nadadores y fiestas en lujosas piscinas de villas y hoteles alrededor del mundo.
Aarons fue capaz de crear unas de las imágenes más icónicas de los veraneos de la alta sociedad europea y estadounidense de la época pero también de darnos un mapa de la arquitectura que rodea todo el lujo.
Considerada una de las mejores fotógrafas callejeras del siglo XX, poseía un talento especial para capturar la esencia de la vida urbana.
Sus imágenes mostraban la vida en las calles de Nueva York, momentos fugaces llenos de drama y humor: Helen Levitt.
Helen Levitt nació en Brooklyn en el verano de 1913, hija de un inmigrante judío de origen ruso.
Desde temprana edad, mostró interés en el arte y la fotografía, y con 18 años, después de abandonar los estudios comenzó su carrera como fotógrafa en el Bronx para Florian Mitchell.
Fue un encuentro con Henri Cartier Bresson a principios de la década de 1930 lo que le hizo decidirse y dedicar su carrera a la fotografía.
Inspirada por la filosofía de captar el momento preciso de Bresson, va más allá de la mera documentación social.