Eduardo Sacheri Profile picture
Dec 2 26 tweets 5 min read Twitter logo Read on Twitter
A ver si en esta ocasión le encuentro la vuelta a usar esta red para algo distinto a recomendar un libro o una película. Ni siquiera estoy seguro de saber hacer eso que llaman "hilo". Pero vamos a intentar contar algo. No un cuento, sino un recuerdo.
Hoy salí a correr un rato por Castelar, en medio de un nuevo intento -el centésimo- por recuperarme de una lesión muscular y volver a jugar al fútbol un poco más. Así que ahí fue, a correr un rato.
Ya estaba cansado antes de arrancar, de modo que sentí que en lugar de escuchar un audiolibro, como hago a menudo, iba a acompañarme con música. Como para darme un poco más de ánimo, como quien dice. Y ahí me fui. En medio de la playlist, empezó a sonar la canción de Flashdance..
Y ahí me vinieron todos los recuerdos juntos. En la primavera de 1983 yo estaba en tercer año del secundario y tenía tres grandes deseos en la vida. Que Alfonsín fuera electo presidente en las elecciones de octubre,que el Independiente del Pato Pastoriza saliera campeón del Metro
y que la compañera de escuela de la que vivía enamorado me retribuyera ese amor. Llevaba mucho, mucho tiempo enamorado de ella. En esa época yo era dado a un optimismo casi irrevocable. Con la clarividencia que da la distancia hoy podría decirme "jamás, jamás tuviste una chance"
Pero repito: en esos tiempos yo confiaba en que mi devoción y mi perseverencia tendrían premio. Una mañana cualquiera la mejor amiga de esta chica se me acerca y nos invita al cine. A mí y a mi mejor amigo de entonces. Todos juntos, esa tarde. Era miércoles. Mitad de precio.
Mi mejor amigo, a su vez, estaba enamorado de la amiga. Es decir, un cuadrilátero aparentemente perfecto. ¿Había que ir a ver un musical, en lugar de una guerra o de aventuras o de espías o de acción? Paciencia. En la vida y en el amor a veces hay que hacer sacrificios, me dije.
Y ahí nos fuimos. Todavía recuerdo los nervios para elegir la ropa, colonia sí o colonia no? Bien peinado o peinado así nomás... El cine era en Ciudadela. Con los años, como tantos cines, terminaría en bingo.
De más está decir que me pasé la película sintiendo la presencia de la chica a mi izquierda. No me atrevía a mirarla. Ni hablar de rozarle los dedos. Nunca fui dado a las osadías, y a los 15 años menos que menos. A la peli le presté poca atención, pero la música, esa que hoy
volví a escuchar, me envolvía mientras me imaginaba volviéndome hacia ella, hacia sus ojos verdes, entornando los míos y besándola como había practicado laboriosamente contra el espejo. Y sí, la adolescencia a veces es difícil. Pero esa no es la historia que les quería contar acá
La historia que les quería contar arranca un rato después, cuando los cuatro nos subimos al tren en Liniers. La vida ha vuelto a ponerse en movimiento. El tren va bastante lleno. Mi amigo se baja en Morón. La chica que me gusta seguirá hasta Ituzaingó. La amiga y yo bajamos en
Castelar. Cosas del Ferrocarril Sarmiento y del Colegio Nacional Normal Superior Manuel Dorrego de Morón. Todos somos de la zona, pero de estaciones distintas. Así que ahí nos bajamos. La amiga y yo. Ella vive en un barrio mucho más lindo que el mío, que queda para el otro lado
Pero tiene que ir a lo de su abuela, que sí vive cerca de mi casa. Y ahí nos lanzamos a caminar, mientras en Castelar empieza a caer la noche. Y mientras caminamos me doy cuenta de algo. Esa chica es igual de linda, o más, que aquella de la que estoy enamorado. Y nos gustan las
mismas cosas. Y nos reímos de los mismos chistes. Y me doy cuenta de algo más: es probable que yo a esa chica sí le guste. Hay algo en su manera de hablar, de mirarme, que se parece mucho a como yo vengo mirando a su amiga desde hace demasiado tiempo.
Sigue atardeciendo en Castelar. A veces pasan esas cosas: uno entiende de repente cosas que debió haber entendido mucho tiempo antes. Mientras camino al lado de la chica me doy cuenta de que no quiero llegar nunca ni a mi casa ni a la de su abuela.
Quiero seguir caminando hasta que se haga de noche, hasta que sea 30 de octubre y pasen las elecciones, hasta que avance diciembre y se defina el campeonato. Pero al mismo tiempo sé otra cosa. Y la sé con una hondura, con un peso, con una fatalidad que me aplasta.
Mi mejor amigo está enamorado de esa chica. Hace mucho tiempo que está enamorado de ella. Sé, también, que no es correspondido. En eso los dos, él y yo, transitamos fracasos parecidos. Una parte de mí me dice que me lance a este amor repentino. ¿A quién le hago daño?
A nadie, me digo. Mi amigo no tiene la menor chance con esta chica. Como yo no tengo la menor chance con la otra. En mis oídos sigue resonando la música de Flashdance.
Pero...-porque siempre hay un pero-.La música de Flashdance no es lo único que me repica en la cabeza.Lo otro que me repica en la cabeza es que no puedo hacerle eso a mi amigo.Porque él está enamorado de esa chica desde hace mucho. No desde esta tarde. No desde este viaje en tren
De modo que no puedo. No puedo porque no debo. No puedo porque está mal. Aunque los ojos celestes de esta chica me estén diciendo que si les hago la pregunta correcta me van a responder que sí, lo único que está bien es que me calle la boca. Que la acompañe hasta lo de la abuela
porque ahora sí, ya se hizo de noche, y nunca es bueno dejar que una chica camine sola por esas calles solitarias. Pero nada de decirle que me parece que me estoy enamorando de ella. Nada de nada. Porque mi amigo está enamorado de esa chica y me lo dijo.
No sé qué estará bien hoy, 40 años después, en los vínculos entre las personas. Yo, con 55 a cuestas, me doy cuenta de que el código moral más certero que gobierna mi vida lo aprendí en mi barrio. Lo que estaba bien ahí sigue estando bien. Y lo que estaba mal sigue estando mal.
Nunca le conté a mi amigo que me parecía que tal vez esa chica, de la que él estaba enamorado, probablemente gustaba de mí. Tampoco le dije que, tal vez, yo había terminado enamorado, también, de esa chica. Me lo callé hasta que el tiempo pasó. El tiempo cura esas cosas.
Por suerte, aunque jamás besé a ninguna de esas dos chicas, mis otros grandes deseos de finales de 1983 sí terminaron como yo quería. Raúl Alfonsín fue electo presidente. Y un gran Independiente se coronó campeón del Metro el 22 de diciembre.
Es rara la memoria. Hoy, cuarenta primaveras después, salgo a correr por las mismas calles, escucho la misma canción, me acuerdo de Jennifer Beals bailando como los dioses, y de esas dos chicas que hicieron mi adolescencia más emocionante.
Que tengan buen sábado. Hasta cualquier otro día.

• • •

Missing some Tweet in this thread? You can try to force a refresh
 

Keep Current with Eduardo Sacheri

Eduardo Sacheri Profile picture

Stay in touch and get notified when new unrolls are available from this author!

Read all threads

This Thread may be Removed Anytime!

PDF

Twitter may remove this content at anytime! Save it as PDF for later use!

Try unrolling a thread yourself!

how to unroll video
  1. Follow @ThreadReaderApp to mention us!

  2. From a Twitter thread mention us with a keyword "unroll"
@threadreaderapp unroll

Practice here first or read more on our help page!

Did Thread Reader help you today?

Support us! We are indie developers!


This site is made by just two indie developers on a laptop doing marketing, support and development! Read more about the story.

Become a Premium Member ($3/month or $30/year) and get exclusive features!

Become Premium

Don't want to be a Premium member but still want to support us?

Make a small donation by buying us coffee ($5) or help with server cost ($10)

Donate via Paypal

Or Donate anonymously using crypto!

Ethereum

0xfe58350B80634f60Fa6Dc149a72b4DFbc17D341E copy

Bitcoin

3ATGMxNzCUFzxpMCHL5sWSt4DVtS8UqXpi copy

Thank you for your support!

Follow Us on Twitter!

:(