ENTREVISTA A RAFAEL NARBONA: “GRACIAS A MILEI Y AYUSO, HE DESCUBIERTO QUE PARA TRIUNFAR HAY QUE SER IDIOTA O, AL MENOS, PARECERLO”
Rafael Narbona nos recibe en su casa de las afueras de Madrid. Nos sentamos en una terraza repleta de macetas y nos ofrece una cervecita. El 25 de enero publica su próximo libro, Maestros de la felicidad. De Sócrates a Viktor Frankl, un viaje único por la historia de la filosofía. Después de dar un trago a la cerveza, comenzamos la conversación.
-¿Cómo se le ocurrió la idea de escribir Maestros de la felicidad?
-Me lo pidió Dios.
-¿Cómo?
-Sí, me lo pidió Dios.
-¿Y cómo lo hizo?
-Se comunicó conmigo por medio de un médium. Le contraté para hablar con un hámster disecado. Se llamaba Conan y lo quería mucho. Disecarlo fue mi forma de homenajear su memoria.
-¿Y qué le pidió Dios?
-Que sacara un libro que abriera los ojos al mundo.
-¿Y qué es lo que debe descubrir el mundo?
-Entre otras cosas, que la tierra es plana y que Aznar ha sido el mayor estadista de la historia de España.
-¿Habla en serio?
Narbona me ordena que apague la grabadora y me pide que no refleje en la entrevista lo que me va a decir off the record. Le prometo que así lo haré, pero por supuesto no pienso cumplir mi promesa.
-Claro que no hablo en serio -aclara el escritor-, pero Milei ha logrado 14 millones de votos en Argentina con declaraciones de este estilo y yo he pensado que tal vez consiga vender un millón de ejemplares, soltando cosas parecidas.
Narbona me indica que podemos continuar la entrevista:
-¿Por qué tiene tantas macetas en la terraza?
-Es mi forma de luchar contra el cambio climático. La ilustre Díaz Ayuso pidió a los españoles que llenaran sus terrazas de macetas y yo he querido aportar mi granito.
-¿Admira a Díaz Ayuso?
-Creo que ha comprendido muy bien lo que necesita Madrid: menos ambulatorios, menos médicos, menos aulas y más cañitas. Gracias a Ayuso, hay atascos en la Gran Vía a las tres de la mañana. Es un síntoma de la gran vitalidad de la ciudad.
-Pero usted ha criticado muchas veces a Ayuso…
Narbona me pide otra vez que apague la grabadora.
-Ser coherente no es una virtud -resopla, apuntando al cielo con el dedo índice-. Además, esta señora ha obtenido una mayoría absoluta. Quiero reconciliarme con ella y pedirle que hable con Miguel Ángel Rodríguez, un genio del marketing. Podría ayudarme con la promoción de mi libro.
Enciendo otra vez la grabadora y proseguimos la entrevista.
-¿No podría decirme algo inteligente sobre el libro? Hasta ahora, solo me ha dicho vaguedades.
Narbona se enfada y me pide que apague la grabadora de nuevo.
-Un comentario inteligente puede ser contraproducente -comenta sin disimular su impaciencia-. Ángel Gabilondo es mucho más inteligente que Ayuso y perdió las elecciones. Para triunfar, hay que ser idiota o, al menos, parecerlo. Puede hacerme una última pregunta, pero piénselo bien. Me está poniendo de los nervios.
La grabadora vuelve a funcionar para recoger una última declaración.
-¿Dónde escribió Maestros de la felicidad?
-En Huelva. Allí tengo un apartamento muy cuco con vistas al Mediterráneo. Mientras escribía escuchaba a Serrat. Ya sabe, esa canción que dice “de Huelva a Estambul”.
-Sé que abuso de su tiempo, pero podría decirme si se apoyó en alguna lectura para avanzar.
-Sí, claro. 1984, la novela que Orwell publicó en 1984. También he leído las memorias de Esperanza Aguirre, la nueva Juana de Arco.
Nos despedimos en la puerta, intercambiando tópicos y frases huecas. Mientras me alejo de la vivienda, me pregunto si realmente he hablado con Rafael Narbona o con una copia perfecta controlada por extraterrestres. Desde que Ayuso gobierna Madrid, la capital de España cada vez se parece más a la pequeña ciudad de La invasión de los ladrones de cuerpos, la inquietante película de Don Siegel. Sobrecogido, advierto que tal vez yo ya no soy yo, sino un cuerpo con la mente manipulada por Miguel Ángel Rodríguez, un periodista con cara de alienígena y una alcachofa en lugar de cerebro. Aconsejo a los lectores que observen bien a sus conocidos, pues tal vez nos estamos convirtiendo en una colonia extraterrestre y no lo hemos advertido.
Rafael Narbona, propietario, editor y único redactor de Narbona Today, el diario global en la era de la posverdad
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