Hola.
Deja que te presente a Katherine Birbalsingh.
En Inglaterra la conocen por 2 cosas:
1⃣ Por ser la directora de colegio más estricta del país, y
2⃣ Porque su escuela, pública y gratuita, es la de más éxito de Inglaterra
Acompáñame y te lo explico...
Antes que nada, este hilo es un poco diferente de los demás: Trata de temas muy importantes para mí, como la educación o la inmigración.
Pero sobretodo, habla de cómo ayudar a chavales a salir adelante en la vida.
¿Te apuntas?
Capítulo I: ¿Quién es Katherine Birbalsingh?
Empecemos por el principio, porque es relevante.
Katherine nació en Nueva Zelanda en 1973, de padre indio-guayanés y madre jamaicana.
Familia de clase media.
Vivió en Canadá, Nigeria y Francia.
Una ciudadana del mundo, vamos.
Estudió en la universidad de Oxford, donde descubrió su interés vocacional por la educación.
Pero no os imaginéis la típica escuela pija de Inglaterra, con niños rubios jugando a crikett. No.
A Katherine le interesaba la educación en entornos desfavorecidos.
Barrios con mucha inmigración. Rentas bajas. Familias desestructuradas. Educación en entornos con ausencia de oportunidades.
¿Su obsesión?
Conseguir que la educación pública funcionase como ascensor social. Que la escuela ayudara a mejorar la vida de sus estudiantes.
Capítulo II: El choque de realidad
Estamos en 2010. Katherine está hasta las narices de lo que vé.
Lleva 15 años trabajando en escuelas inglesas y lo que vé no le gusta.
Un sistema educativo público que no funciona. Que no genera oportunidades de vida a sus estudiantes.
Que ha caído en un buenismo contraproducente: “¿Por qué exigir esfuerzo a estos pobres muchachos, si total, hagamos lo que hagamos les va a ir igual de mal en la vida?”
Un sistema educativo que no imparte valores. Que no es capaz de gestionar la diversidad, ni étnica, ni religiosa.
Que no genera oportunidades.
Como experta en educación, el partido conservador británico la invita a dar una conferencia…
Su discurso es duro:
“El sistema educativo está roto, porque mantiene a los niños pobres en la pobreza."
Es un relato detallado de la cultura de la excusa, de la baja exigencia y ausencia de disciplina, y el caos en las aulas de los colegios británicos.
De la noche a la mañana, su vida cambia.
Se convierte en un referente nacional en educación, pero también en el objetivo de críticas de todo tipo…
Tachán, tachán.
La despiden de su escuela. Se queda sin trabajo.
Capítulo III: Michaela School
¿Qué haces cuando tienes una idea clara de cómo ha de ser la educación, pero no tienes un colegio?
Pues fácil, ¡narices, que se os ha de explicar todo!
Katherine Birbalsingh fundó en 2014 la Michaela School, junto con otros profesores que pensaban como ella.
Una escuela situada en un barrio de clase obrera en los suburbios de Londres. Inmigración. Paro. Pobreza.
Su lema: “El conocimiento es poder”
Katherine deja las normas claras desde el 1er día:
Aquí se viene a estudiar. Se saluda a los profesores. Aquí se valora el esfuerzo. Ya puedes ser niño, niña, blanco, negro, indio, cristiano, budista, musulmán, carnívoro o vegetariano. Aquí todos los estudiantes sois iguales.
Nada de trabajos en grupo, ni aprendizaje de competencias, ni móviles. Estamos hablando de memorización, de deberes, de hacer fila en el pasillo, de vestir uniforme, de puntos negativos y positivos, de alumnos que se sirven unos a otros en el comedor: Vamos, la escuela de antes.
Katherine pasa a ser conocida como “la Directora de colegio más estricta del país”, y la Michaela School, objeto de estudio de todos los expertos en educación.
Por cierto, me olvidaba: ¿Cuánto cuesta la matrícula en la Michaela School?
Cero. Es una escuela pública y gratuita.
Como os podéis imaginar, las críticas son despiadadas: Que si Katherine es una facha que quiere reimplantar la educación de los años 60, que si limita la libertad de los colectivos y minorías, que si es elitista, que si es una carca…
Viajamos hasta 2022.
Capítulo IV: ¿Funciona?
El sistema educativo británico es diferente al español.
Allí se hace un examen de selectividad al final de la Secundaria, a los 16 años.
Los temidos exámenes GCSEs.
A diferencia de aquí, los resultados promedio de las escuelas son públicos, con lo que hay competencia por ver quién lo hace mejor.
La Michaela School sólo tiene 8 años de vida.
Todo el mundo está pendiente de sus resultados.
El Departamento de Educación publica los resultados de los GCSEs.
Katherine Birbalsingh está nerviosa. Sabe que la pandemia ha afectado a sus alumnos.
Sabe que mucha gente la está mirando, ansiosa por criticar su proyecto educativo.
La Michaela School es coronada como la mejor escuela de Inglaterra, por encima de prestigiosas escuelas privadas.
La mejor.
El 82% de sus alumnos acaban teniendo plaza en la universidad. El 82%, hostias!
Recuerda: La Michaela School está en un barrio obrero.
Una Katherine entusiasmada, deja muy claro lo que piensa:
"Mis alumnos lo han petado"
... la Michaela School demuestra que el retorno a la cultura del esfuerzo y la disciplina, funciona.
Capítulo V: Un nuevo reto
Ya sabéis que la tranquilidad dura poco. Que los éxitos son pasajeros. Que los buenos momentos hay que memorizarlos, porque siempre sucede algo que rompe la magia.
Eso sucedió en 2023, cuando alumnos musulmanes comenzaron a usar el patio del colegio para sus oraciones diarias, en horario escolar, contraviniendo las normas del colegio, estrictamente laico.
Lo mismo sucedió en otros colegios británicos.
Estando en un barrio de inmigrantes, la escuela tenía una parte importante de alumnos musulmanes, que había ido creciendo con el éxito del colegio. La cuestión de las oraciones no había sido un problema. La religión era un asunto privado, a realizar en su casa.
Total, que Katherine Birbalsingh recordó la norma que prohibía rezar en el colegio, y sugirió a los alumnos musulmanes que recuperaran sus oraciones fuera del horario escolar.
Su tesis era que había que “evitar minar la inclusión y la cohesión social entre los alumnos”.
Aquí entramos en un terreno teológico que sólo es relevante desde el dogmatismo.
Según el Islam no está muy claro si es posible y de qué forma recuperar una oración no realizada de las 5 obligatorias diarias. Recuerda que tienen horarios fijados.
Katherine se topó con una niña (o familia) dogmática, que denunció a la escuela por discriminación religiosa.
Como os podéis imaginar, no se trataba de una alumna… había mucho runrún de fondo.
Mucho interesado en tumbar ese modelo de escuela. Grupos de presión. Amenazas al claustro de profesores. Alumnos (pocos) en rebeldía. Presiones a otros alumnos musulmanes que no hacían el rezo.
De nuevo, la Michaela School estaba en todos los periódicos.
Katherine dejó claro que, fuera cual fuera el resultado, no tenía intención de cambiar su modelo educativo, que se había demostrado de éxito.
Disciplina, exigencia, respeto, secularidad, igualdad. Sin excusas. A cambio de la excelencia académica.
El caso llegó al Tribunal Supremo.
Estaba en juego algo más que el uso del patio de un colegio para rezos religiosos en horario escolar. Estaba en juego un modelo de educación de éxito, basado en la secularidad. Un modelo educativo exportable a todas las escuelas de Inglaterra.
Capítulo VI: La sentencia.
Esta ha sido una semana trascendental para la Michaela School. Se ha publicado la sentencia del Tribunal Supremo.
Una sentencia que marca un antes y un después, que define los límites entre los derechos individuales de un alumno y los colectivos de una comunidad de estudiantes, que desea recibir una educación.
El Tribunal ha desestimado la demanda de la alumna, y ha dado la razón a la escuela, que tiene todo el derecho a limitar las demostraciones religiosas. Según el juez, la prohibición del ritual de oración no interfiere con la libertad de la alumna para manifestar sus creencias.
Además, determina que la política de prohibir la oración era "un medio proporcional para alcanzar los objetivos legítimos" de la escuela.
y que “La demandante aceptó, cuando se enroló en la escuela,que estaría sujeta a restricciones en su capacidad para manifestar su religión.”
La carta posterior de Katherine no tiene desperdicio:
“En Michaela esperamos que todas las religiones y todas las razas hagan los sacrificios necesarios para que nuestra escuela prospere. La gran mayoría lo hace sin queja alguna”
Los europeos vivimos tiempos complejos. Somos cada vez más diversos. Social, étnica, cultural y religiosamente diferentes.
Esto nos enriquece. Somos más a buscar y generar prosperidad.
Pero a la vez introduce riesgos y disfunciones.
La diferencia como excusa. La minoría como excusa. El agravio como derecho.
Pero esto no sirve.
Las sociedades occidentales tenemos un gran sentido de culpa, por nuestro pasado colonial, y eso nos lleva a no querer confrontar ciertos retos sociales, sobretodo el de la inmigración.
Pero a la vez tenemos el mérito de haber creado sociedades abiertas y prósperas, que han traído los mayores avances en derechos de la historia de la Humanidad. Derechos que en gran medida hemos intentado exportar al resto del mundo, con mayor o menor éxito.
Alguien habló hace poco del “perroflautismo ilustrado”. Ese no hacer nada. Ese ignorar lo complejo en aras de la tranquilidad social. Ese buenismo nuestro que sólo es inacción e incompetencia, y que sólo lleva al fracaso.
Buenismo que tiene respuesta en la Extrema Derecha, que responde al problema complejo de la Inmigración con ventosidades políticas (“cerrad fronteras”, “Expulsad a los malos”). No hace falta que abunde en mi profundo desprecio por esta infumable gentuza reduccionista.
Frente a estos dos extremos, igualmente inútiles e improductivos, la Michaela School nos marca el camino: Exigencia, límites, responsabilidad, respeto, y la educación sobre la base de unos derechos compartidos.
Vamos, el Contrato Social de toda la vida.
Todos renunciamos a un poquito de nuestra Libertad individual para que todos podamos vivir juntos.
Visto así, la Michaela School puede ser una gran metáfora de cómo resolver los retos de nuestra sociedad, ¿no crees?
Epílogo final...
¿Cómo acabar este hilo?
Quizás la mejor forma sea esta:
Con un alumno de la Michaela School viendo el resultado de sus exámenes GCSE, junto a su padre y su hermano.
Si no te emocionas, no eres de los míos.
Escritor. Soldado. Brillante actor. Icono de la elegancia británica...
... pero sobretodo, uno de los tipos más ocurrentes y divertidos que se hayan paseado sobre la faz de la Tierra.
¿No te lo crees?
Pues deja que te explique una historia:
Estamos en 1974. La noche de los Oscars.
David Niven es ya toda una leyenda del cine.
Protagonista de múltiples éxitos cinematográficos.
Ganador de la estatuilla al Mejor Actor en 1958, por su papel en "Separate tables".
Autor de varias novelas y memorias.
Todas las familias tienen un pasado.
Un pasado que a veces es mejor ocultar.
Te presento a los hermanos Stuart-Houston.
4 hermanos americanos que hicieron un pacto.
Juraron no tener descendencia, ante el miedo de que el Mal corriera por sus venas.
¿Te lo explico?
Como te decía, todas las familias tienen un pasado.
Dramas, discusiones, desencuentros, a veces misterios.
Pero la familia de estos 4 hermanos era diferente.
La historia de la familia Stuart-Houston no era habitual.
En apariencia, era la típica familia americana.
Padres inmigrantes, germano-británicos.
Clase media. Casa en los suburbios del estado de Nueva York.
Nada especial.
Que no te engañe su apariencia de guaperas seductor.
La suya es una de las historias más alucinantes de la II Guerra Mundial.
¿Te la explico?
Jean de Selys Longchamps nació en 1912, en el seno de una familia noble belga, que históricamente residía en el Castillo de Longchamps, cerca de Lieja.
Heredó el título de barón de su padre, el Barón Raymond Charles Michel Ghislain de Selys Longchamps.
Fue a la misma universidad que yo, la Universidad Católica de Lovaina, y luego comenzó su carrera profesional como empleado bancario.
Si has estado en Perpignan, en el Sur de Francia, seguro que te suena este edificio:
Es el Castillet, una imponente fortaleza medieval construída hace 650 años.
Lo que seguro no sabes es que esconde un misterio sin resolver, que lleva de cabeza a historiadores.
¿Te lo explico?
Su construcción se inició en torno al año 1368, por el maestro de obras Guillem Guitard y por encargo de Juan I de Aragón, para reemplazar a una puerta que permitía atravesar las murallas y que la ciudad se pudiera comunicar con el exterior.
Recuerda que por aquella época, Perpignan era parte de la Corona de Aragón, y Perpignan estaba próxima a la frontera con uno de sus enemigos naturales: Francia.
De ahí la necesidad de fortalezas como El Castillet.