Thread by @AlfonsoMasoli

Ahora que ha terminado todo (y ya me han expulsado del país), puedo contar el arresto de 8 días que tuve que pasar tras ser acusado recientemente de espionaje en Mali. Muchos detalles aprendidos de este país inmerso en la guerra contra el yihadismo armado.

Dentro mega hilo 🧵⬇️

(1/23)Resulta que mi guía (le llamaremos A.) y yo fuimos a una localidad en la frontera con Mauritania que fue atacada hacía dos meses por lo que los medios calificaron de Al Qaeda y los locales me señalaban como “bandidos”.
Tres horitas por pistas de tierra hasta que llegamos…

(2/23) … entrevista a los militares, entrevista al jefe del poblado y vuelta al hotel en Kayes. Otro día en la oficina. Mucho polvo en los pantalones. Satisfacción tras el trabajo bien hecho.

(3/23) A la mañana siguiente salíamos para Bamako cuando un coche de la gendarmería y sin distintivos se nos cruzó por delante. Bajaron dos agentes de paisano para decirnos que tocaba ir a la comisaría. Nada fuera de lo común. Tendrían preguntas que hacer y luego nos iríamos.

(4/23) Error. Después de un interrogatorio caótico y plagado de interrupciones, los simpáticos gendarmes deciden que servidor es espía (85% Torrente, 5% James Bond y 10% Filemón) y que me mandan a Bamako a interrogarme mas a fondo. Me quitan móvil y pasaporte.

(5/23) Ofrecieron irse a A. pero él dijo que sin mí no se iba. Se metió en el jaleo conmigo y conocí en él la nobleza que hace al ser humano grande.
En cualquier caso, al día siguiente fuimos a Bamako en el coche de A. Acompañados por tres militares.

(6/23) Todo era muy peliculero. Dos militares se sentaban conmigo atrás y escondían las AK en sacos de patatas, que solo tocaban para bajarlos del coche cuando yo pedía hacer un pis. Así no había quien se concentrara. El coche se rompió a la hora de viaje y tocó volver a Kayes.

(7/23) Pasamos otros dos días (durmiendo, aseándonos con un cubo, comiendo, hablando) en el patio de la gendarmería mientras yo hablaba con tenientes, capitanes y coronel para que nos dejaran irnos, que iba a perderme el viaje porque ya tenía el billete de vuelta cogido.

(8/23) Insistir sirvió para que un día aparecieran 3 Land Cruiser con 15 mamotretos (fuerzas especiales GAR-SI) que nos metieron a A. y a mi en dos vehículos diferentes para llevarnos a Bamako. Aquí, ni saco ni patatas ni gaitas. Si un vendedor de carretera se ponía pesado…

(9/23) … asomaban el cañón por la ventanilla y el chaval entendía a la primera. Fueron 12 horas de viaje hasta una base militar en la capital donde nos encapucharon antes de encerrarnos en la celda.

(10/23) La celda: calculo 2mx2m, un catre para dos, sin ventanas, ventilador y un baño que pertenecía a las cucarachas y que sólo ellas nos dejaban utilizar de forma ocasional. Nos dieron agua embotellada el primer día pero el resto del tiempo tocó beber del grifo. Tuve diarrea.

(11/23) Los días siguientes fueron rutinarios. A. rezaba mucho y yo daba paseos de tres pasos durante horas. Nos traían comida de manera aleatoria, sobras de los guardias o cigarrillos que yo les pedía y que me daban sin mechero para ver como me las apañaba. Cuando nos sacaban…

(12/23) … para interrogarnos o lo que fuera, siempre era encapuchados. Era un poco incómodo porque íbamos con chanclas y te dabas golpes todo el rato en los dedos de los pies. En fin, fue un encierro como cualquiera. Había guardias majos y bordes, etc.

(13/23) A mí me sacaron el martes por la noche debido a una mezcla entre mi inocencia más que evidente, la excelente labor de los servicios exteriores de España (gracias a ellos, también por haber estado junto a mi familia en todo momento) y la mediación de mi patrón San Fermín.

(14/23) Pregunté qué sería de A. y me dijeron que él también se iría, pero en otro coche y a su casa. A mi me llevaron encapuchado a un punto desconocido, me cambiaron de vehículo y me entregaron a las autoridades españolas en una nueva localización. Y de allí, obligado al avión.

(15/23) Pero mintieron. Mintieron mucho esos días y la última vez fue cuando dijeron que sacarían a A. Le han tenido encerrado hasta ayer por la noche. Han sido dos días buscando abogados, presionando a los gendarmes de Kayes, suplicando, pagando mucho dinero… ¡y ya está fuera!

(16/23)Y fin. Ahora vienen las reflexiones. La primera y la más importante, señalar el valor de A., que no me abandonó y que aguantó el tipo como un jabato los últimos días en solitario. Su confianza en que todo iría bien y su amor a Alá, su amabilidad con los guardias, etc.

(17/23)La segunda. Me arrestaron porque a nadie le cabía en la cabeza que un blanco se fuera a una zona de riesgo como aquella sin ser un terrorista o un espía. Y qué triste. Porque hubo un tiempo en que ser periodista era hacer precisamente eso. ¿Por qué no va mas gente a Mali?

(18/23) ¿Desde cuando existe ese miedo que paraliza a los periodistas? Estos días han intentado culpabilizarme (te podían matar, secuestrar, etc) pero yo no voy a pedir perdón por hacer mi trabajo. Y quede claro que seguiré yendo adonde nadie va para llevar la verdad a casa.

(19/23) Al final, es sencillo: en Mali pides un permiso para ir a una zona roja y no te lo dan por miedo a lo que pueda pasarte. Entonces no pides el permiso para poder ir y te detienen. Pocos entienden que nuestro oficio está aliado con la muerte, es lo que hay. Ajo y agua.

(20/23) No quiero dejar de señalar que el Estado maliense me trató bien. La celda no era el Radisson y he adelgazado pero que eso sea todo. Ni a A. ni a mi nos torturaron. Todas mis pertenencias siguen conmigo, cada céntimo de mi dinero.

(21/23) Y quiero dar la enhorabuena a mis captores por su profesionalidad y sus ganas de encontrar la verdad. Vale que no tuve contacto con mi familia en todo ese tiempo (por ellos fue por quien peor lo pasé) y que se saltaron algún que otro derecho humano…

(22/23) … pero lejos queda el cliché del soldado africano corrupto e indisciplinado de las películas. A Mali le queda mucho recorrido pero no puede negarse que tiene la intención adecuada. Quiero pensar que yo hice mi trabajo al ir a la frontera y ellos el suyo al detenerme.

(Fin) No hay rencores. Si acaso ganas de que el polvo se pose para volver a Mali, pedir los permisos (qué remedio) e ir adonde me permitan, pero volver. Es un país magnífico y lleno de gente magnífica como A.

Y lo mejor: me han devuelto mi libreta con los apuntes de frontera.