Un hilo sobre la excursión social de Carla Galeote a Uganda, la organización con la que fue y la industria del “volunturismo”.
Es larguísimo. La versión resumida: Humanitarians of Tinder punto com y ya estaría.
(Sigue…)
Carla ha visitado Uganda de la mano de COOPERATING VOLUNTEERS.
Aunque el nombre suene chiringuito de la ONU, se trata de una agencia de viajes de Mataró.
Anuncian sus packs de viaje solidario como una oportunidad para viajar de una forma “diferente”.
(-> Petar el Instagram con niños tercermundistas y voz en off intensita.)
Esta gente es el bien personificado, no como los fachapobres fodechinchos madrileños arruinando la vida a los Galizos en agosto.
Queman queroseno por el mundo para cambiarlo.
Nosotros tampoco les estamos enviando a nuestros mejores. Hay que reconocerlo.
Cooperante española tocando el ukelele. ¿Pero qué nos ha hecho esa gente para castigarlos así?
Este hombre obtuvo 3.671 matches en Tinder después de su voluntariado.
Cuentan con packs de turismo social de lo más variado, que se adaptan a tu disponibilidad y planes.
Puedes ir una semana si quieres y echar ahí unas tardes grabando Reels. Lo que te vaya mejor para poner tu granito de arena, reina.
Casualmente tienen proyectos en lugares tan interesantes como Bali, Cebu, Zanzibar o las Islas Maldivas.
Te sacas el carnet de buceo por las mañanas, por las tardes te tiras unas fotos con unos life-changing niños desnutridos y por la noche la lías con la Digital Nomad Crew en una infinity pool. Planazo.
Pero Uganda, en particular, tiene algún tipo de magia exótica que atrapa a esta gente. Es el Dubai de la tercermundialización.
Pero cuidado. Carla Galeote levanta el dedito a los blancos que van de salvadores. No como ella, que fue a hacer el progreso social con Cooperating Volunteers.
Nota: en España si quieres ser un simple monitor de campamento con menores un par de semanas te van a pedir certificado de antecedentes sexuales y un curso homologado de formación, mínimo.
Y si te pones a sacar fotos con niños como un poseso como hace esa gente en sus excursiones ("voluntariados"), es posible que alguno de los padres te tire una piedra a la cabeza.
Otra cosa que dice Carla Galeote es que lo suyo es diferente porque "trabaja con locales" y simplemente les ayuda en lo que le piden.
Ese es un talking point que usan siempre las empresas de este tipo cada vez que cuestionan su modelo.
Como si los "locales" no tuvieran un incentivo perverso para mantener este tipo de programas para pijazos sociatas haciendo Reels.
El caso más loco es el de los falsos orfanatos en Uganda y Camboya.
También son polémicos porque eso de someter a niños a un carrusel semanal de "cooperantes" es tortura psicológica.
Bueno... Pero hay otros programas más "serios", como el de construcción. Seguro que ahí una chavala de 18 años que no ha puesto un ladrillo en su vida podrá hacer una diferencia real.
Total, cualquiera puede ser un pvto albañil de la noche a la mañana, ¿no?
Esta estaba en un programa de construcción. Un día se levantó antes de lo normal y se dio cuenta de que era todo una pantomima.
Y tocando el área de conocimiento de Carla Galeote... Mejor que te quedes en Lérida dando talleres y chochocharlas.
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Un proyecto de realidad virtual que recrea los órganos internos de la cabeza de un drag queen cubano en el metaverso.
En un vídeo (con 42 visualizaciones en YouTube) explican que puedes pasear por la lengua del drag queen, saltar a los ojos, escalar sus fosas nasales... Todo para comprender cómo se siente el Drag Queen cubano.
La exclusiva la obtuvo con un reportero que se hizo pasar por policía (jaja, eso es delito de cárcel) y se puso a ver el registro de huéspedes de un hotel.
¡La que está liando Elon Musk con el algoritmo!
Un truco que tenían en Interviu para sacar chicas de portada era ir como hienas a mujeres que sabían que estaban pasando apuros económicos y les proponían salir en tetas en la portada.
Allí encuentra al prototipo del anti-hombre andaluz: Lorenzo.
Un chico sensible de veintitantos que se las da de intelectual (es el único del pueblo con carrera universitaria), pero con un miedo patológico a las mujeres.
Soy literalmente yo (menos la parte de saber leer).
De Palma odiaba las típicas escenas de "aviones aterrizando" para mostrar la llegada de un personaje.
"El día en que en una de mis películas aparezca el cliché del avión aterrizando, será el día que me retire."
Pero el Director de la Segunda Unidad de la película (Eric Schwab) le pidió que le dejase intentarlo y apostó 100 dólares a que lograba hacer algo tan bueno que saldría en el montaje final.
(La única foto en Google de este hombre es con un cartel de toros detrás: honor).