El «comunismo» de Wagenknecht: 1. Impuesto progresivo a las grandes fortunas para reforzar la industria estratégica del país, pero las herencias y el patrimonio inmueble no se tocan. 2. El Estado fuerte para frenar -y citamos el programa- «los grandes monopolios extranjeros-.
De los monopolios nacionales solo se dice que: «Allí donde los monopolios son inevitables, la actividad de los proveedores que no agregan valor deben ser delegadas. La industria alemana es la espina dorsal de nuestra prosperidad y debe ser preservada».
3. «Bien común nacional» y soberanismo. O, lo que es lo mismo, fortalecer a la clase nacional -la gran burguesía alemana- y a su herramienta de dominación, el Estado, con tal que Alemania -y volvemos a citar-: «el objetivo es una Europa independiente de democracias soberanas».
Es decir, que Alemania esté al mando de una Europa a la que esquilmar con mayor tranquilidad y manga ancha. O, dicho de otro modo, aprovechar el «mundo multipolar» para que Alemania se erija como capitana indiscutible un nuevo bloque que en realidad sería su área de influencia.
En fin, Paco Arnau, que no nos merece ningún respeto y es un consumado analfabeto político, no solo se deja guiar por el folclorismo de una reaccionaria que formó parte del SED durante un año -partido, por otro lado, que tenía de comunista lo que un pingüino de verde-,
sino que saliva al ver que hay una política que recoge a la perfección los intereses de la clase a la que pertence: la aristocracia obrera. En este sentido, el señor dibujante no es tan tonto como pudiera parecer. Ahora, si tanto le gustan el orden y la disciplina fabril bajo
el yugo del capitalista, le recomendamos que sea consecuente, que deje los dibujos y que se ponga a trabajar en CELSA o Acerinox. Nosotros os aseguramos que no es una experiencia tan «dignificante» como estos payasos aseguran.
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Como el señor Paco Arnau ha tenido a bien bloquearnos porque no le ha gustado nuestra aportación, volvemos a compartir este hilo con algunas consideraciones sobre la nueva esperanza «comunista» del socialfascismo patrio.
Veamos el «comunismo» de Wagenknecht: 1. Impuesto progresivo a las grandes fortunas para reforzar la industria estratégica del país, pero las herencias y el patrimonio inmueble no se tocan. 2. El Estado fuerte para frenar «los grandes monopolios extranjeros».
De los monopolios nacionales solo se dice que: «Allí donde los monopolios son inevitables, la actividad de los proveedores que no agregan valor deben ser delegadas. La industria alemana es la espina dorsal de nuestra prosperidad y debe ser preservada».
A día de hoy, y según los datos del Ministerio de Interior, hay poco menos de 11.000 inmigrantes irregulares en España, un 0,02% del total de la población. Lo que el ejecutivo de Sánchez está haciendo aquí es aprovecharse de la existencia de una minoría absolutamente desangelada
para realizar propuestas que la burguesía y su Estado están dispuestos a cumplir pero que no suponen un cambio sustancial en el modelo demográfico. Dicho de otro modo, si el tanteo mediático les granjea buenos resultados, los telediarios pronto estarán colmados de recortes
de las expulsiones forzosas de este estrato del ejército de reserva. Este movimiento, como señala aquí @NombreFalso1231, se debe al viraje a la derecha del discurso político público. Pero discrepamos en aquello de que el PSOE haya comprado sus marcos.
Primero: Sánchez no ha ofrecido regularizar a 250.000 mauritanos, sino que ha afirmado que España necesita tal cantidad de inmigrantes al año.
Segundo: Mauritania, como Marruecos, actúa como frontera política de España «a coste político cero». Dicho de otra forma,
el gobierno español paga con «calderilla» a ambos países para que sean ellos los que contengan las oleadas migratorias. Y decimos que pagan con calderilla porque 300 millones de euros constituyen poco más del 1% de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2023.
Este es el único modo en que se puede sostener la burguesía de este país: expoliando los países bajo su yugo e importando a su proletariado para explotarlo en suelo patrio. Cuando las condiciones degeneran, cuando una compra en el LIDL ya no cuesta 30 euros, sino 130,
Hoy quisiéramos hablar sobre la ideología de los grandes magnates de las tecnológicas norteamericanas: la <<Ilustración oscura>> o el <<Movimiento Neoreaccionario>>, que, de forma sintética, viene a proponer un <<tecnofeudalismo>>.
Antes de entrar en materia debemos aclarar que si hablamos sobre esta corriente no es a modo de <<curiosidad>>, sino porque revela la idiosincrasia de una fracción de la gran burguesía y del modelo de fascismo que desea implantar.
Es preciso señalar también que @JaimeCaroM ya hizo en su momento la que - a nuestro conocimiento- es la primera introducción a este tema en español.
El CEO de Telegram, Pavel Durov fue detenido en Francia este sábado bajo el pretexto del uso de la aplicación para encubrir pedofilia, tráfico de drogas y otros crímenes.
No es la primera vez que ocurre algo similar con una empresa tecnológica, en 2018 Estados Unidos ordenó a Canadá detener a la vicepresidenta e hija del CEO de Huawei, supuestamente por fraude, en plena tensión diplomática con China.
Y es que las empresas tecnológicas tienen un papel crucial en la guerra interimperialista: Amazon o Alibaba Group son proveedores cruciales de material civil readaptado para la guerra de Ucrania, por ejemplo.
Existe la preconcepción respecto a los monopolios, sobre todo en sectores tan «esenciales» como la alimentación, de que a más cuota de mercado abarcan, más conspiraciones urden para obtener «superganancias».
La ganancia monopolista no puede surgir de un engaño permanente al consumidor o a otras empresas. Si esto si fuera así, si todos los sectores monopolizados engañaran al resto inflando los precios artificialmente, nadie obtendría realmente ganancia.
El margen neto de Mercadona de 2023 fue del 2,84%, del 2,31% en 2022 y del 2,44% en 2021. 2024 apunta a ser de los mejores años para la empresa de Joan Roig, pero no habrá una diferencia sustancial a pesar del aumento de los precios al consumidor.