El rebusque también ha sido virtud de los directivos del FPC. Más de una vez han tenido que tocar puertas y aceptar patrocinios a cambio de monedas. Como le pasó a Eduardo Pimentel en 2001, debut suyo en el urólogo y del Chicó en la B.
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Poco después de su gesta libertadora, el Once Caldas le apostó a la marca propia en el uniforme mientras que una ignota marca de vitaminas llegó a su casaca. Había bonificación para jugadores que lograran ventas durante los partidos.
De los días más negros -literal y metafórico- del América queda este recuerdo. Una camiseta Keuka que permitió un bello diálogo entre deporte y erotismo.
El arroz con huevo de Millos-2002 tuvo un Mustang de sobremesa. Tarde ese semestre llegó Coltabaco con unos vasos de agua para apagar el incendio en las finanzas azules. Posa para la foto: El Diablo Lemus, agencia: Stockmodels.
Muy mal del manguito rotador quedó el utilero del Once quien pasó la noche en vela tachando con sharpie negro los patrocinios nuevos de Bellsouth y Fedecafé que llevaron a la Intercontinental. ¿Hinchas blancos conocen la causa?
Paréntesis para esta rareza internacional. El Inter de Portoalegre vino a Colombia el 12 de septiembre de 1996 y jugó contra Millonarios para conmemorar los 50 años de los azules. Leona les pagó los pasajes, el alojamiento y los viáticos y a cambio estampó su marca en la camiseta
La sub17 de 1989 estuvo a cargo de Dulio Miranda y su alimentación no fue con roscas paisas sino con fritos a lo que marcara cortesía de Aceite Z, proveedor oficial.
Modelo: Henry Zambrano
Lugar: Parque la Florida
A cambio de resanar y pintar las casas de jugadores, cuerpo técnico y directivos, Arcolores patrocinó el primer Envigado del que se tiene noticia, precursor del ascenso en 1991.
Locación: Campincito.
Gramado: En situación de humedal.
En 2008, la Fábrica de Licores de Antioquia recogió pasacalles sobrantes de las ferias y fiestas del departamento para hacer los uniformes del Rionegro. El resultado fue este esperpento.
Un agente de la DEA tocó las puertas de Auto Spa of Island Park un día después de que Nacional luciera esta camiseta en el Orange Bowl -verdadera casa de la selección- por la libertadores de 1990. Necesitaba el baño prestado.
Cuando la necesidad, el contact rojo y la innovación se cruzan en la mente de un directivo, resulta esto. Cada jugador del Once en la libertadores 2011 tenía un código de descuento diferente en la camiseta y también iban por comisión.
El del descenso y el Ballesteros no son los únicos fantasmas del FPC. El de la lista Clinton rondó al DIM en 2009, por lo que sus patrocinadores huyeron. Les tocó vender la camiseta en la modalidad por partido a marcas locales. Como hicieron en Brasil contra el Sao Paulo.
Para que jóvenes como ustedes no fumaran cocaína, Millos y Boca jugaron un amistoso en 2005 a instancias de la DNE, máxima accionista azul para entonces. Quedó de recuerdo esta prenda, herejía para muchos puristas embajadores.
Un clásico de clásicos ya reseñado: cuando un estafador le vendió a Nacho Martán en 2002 un falso patrocinio de Corona. Lo coronó.
Con frecuencia, hinchas energúmenos de otros equipos piden ver a Millonarios en el Olaya.
Ahí lo tienen.
Pedro Zape nunca se vendió al sistema. Por eso exigió que le estamparan el número bien grande adelante para no dejarle espacio a marcas.
Las de los 80 y 90 fueron las décadas de los arqueros-líbero y también de los arqueros libres. Aquí el recordado Miguelito Calero jugando con el Cali pero con buzo de la selección y patrocinio unipersonal de Induarte.
Precisión: fue poco ANTES, en 1999.
Si llegaste hasta acá es porque eres de los nuestros. Tenemos un podcast en el que recordamos las transmisiones del fútbol visitante por 610 AM y quién cubría el lobby del Campín para Antena2. Spoiler: Aldo Ernesto Barbosa. open.spotify.com/show/7bQ6wqTx4…
Cansado de buscar pareja por el Tinder equino, Prometido del sol consideró más eficaz estampar su nombre en el uniforme del equipo de su dueño.
Rareza fuera de concurso: en 1981 Santa Fe se levantó una gira por China, cuando China quedaba mucho más lejos. Pero un día antes perdieron el clásico por tres goles y los directivos los dejaron castigados sin paseo. Solo quedó la camiseta.
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A los hinchas promedio les interesan las camisetas oficiales. A los que estamos en situación bestiarismo nos apasionan las provisionales. Esas de comienzo de temporada mientras sale la oficial.
Comenzamos el 2024 con este 🧵 de las camisetas provisionales de Colombia.
Se podría hablar de intersticios, pliegues, zonas grises. Son esos períodos entre el fin del contrato con una marca y aquel en el que está listo el diseño con el que arranca la nueva. En particular cuando se trata de selecciones.
Son lapsos en los que los diseñadores dudan, pero la pelota sigue rodando. Hay amistosos, a veces torneos juveniles, en los que hay que saltar a la cancha con alguna cosa puesta y que tenga el logo del nuevo ‘sponsor’ oficial, pero sin dar pistas sobre cómo se verá la definitiva.
Hoy, día histórico en el que se derrumba el monopolio de la FIFA, recordemos un torneo que ahora quizás regrese y que mezclaba clubes y selecciones, la entrañable Copa Marlboro.
Ojo al cuento en este 🧵 del Bestiario.
Alrededor de este evento hay una verdad de a puño. Y es que de no ser por la comunidad colombiana residente en Estados Unidos el fútbol colombiano difícilmente habría clasificado a tres mundiales seguidos en los 90.
Ellos, con sus dólares invertidos estoicamente en cientos de miles de insulsos partidos amistosos la mayoría contra Honduras, Panamá y El Salvador fueron quienes hicieron viable lo que de otra forma no habría dejado de ser un sueño, un bello sueño.