Pretender vincular la pobreza de Argentina con políticas de protección ambiental es un disparate.
Es exactamente al revés: son los modelos de maldesarrollo, que se imponen verticalmente sobre las poblaciones, los que mantienen a la mitad de los niños bajo el nivel de pobreza.
No es que Argentina no logra el "desarrollo" porque tiene limitaciones ambientales.
El agronegocio, el fracking (Vaca Muerta) y la megaminería, son actividades que se llevan a cabo casi sin límites ni controles.
Nuestro país está liberalizado desde el punto de vista ambiental.
Si ahora tenemos una altísima pobreza, concentración de riqueza, y expansión de conflictos ambientales, no parece razonable que, haciendo más de lo mismo, en nombre de la reactivación económica o de búsqueda de dólares (que no llegan nunca), vayamos a tener resultados distintos.
Es el momento que la Argentina inicie una verdadera transición ecosocial, una salida ordenada y progresiva del modelo energético fosilista y extractivista que predomina.
Pero está transición ecosocial tiene que ser una transición justa, es decir, sin dejar a nadie atrás, con los trabajadores, que genere muchos puestos de trabajo, sustituyendo importaciones y que procure la diversificación de la matriz energética.
Para ello hay que potenciar las energías limpias y renovables en el cual la desconcentración y la descentralización son condiciones necesarias para democratizar los sistemas de acceso y distribución del sistema energético.
No hay megaminería sin contaminación, conflicto social y saqueo económico.
Es así en todas partes del mundo, y más en el Sur Global
En América Latina, la megaminería constituye una nueva forma de colonialismo, saqueo, dominación territorial y degradación ecológica.
Fue a partir del andamiaje jurídico montado en los 90` —sostenido y profundizado en la actualidad— que la Argentina se encontró con una nueva modalidad de explotación: la megaminería, hasta ese momento desconocida en nuestro país.
Observamos con mucha preocupación la instalación de una verdadera campaña anti-indígena, orquestada y programada para demonizarlos.
Esta campaña antiindígena llega a niveles de colonialismo y racismo realmente intolerables.
Pretenden generar un "consenso" en la sociedad, una especie de enemigo interno, para poder avanzar y justificar la represión sin resistencias mediáticas ni políticas sobre los territorios
Porque lo que está detrás de esta campaña es la embestida del extractivismo sobre territorios indígenas.
La soja, el petroleo (Vaca Muerta), la minería, la espec. inmobiliaria y los latifundios necesitan avanzar sobre las tierras ocupadas o reclamadas por comunidades indígenas.
Larreta pretende aprobar hoy, en la Legislatura, un convenio urbanístico con IRSA para construir megatorres en la ex Ciudad Deportiva Boca Juniors.
Las 71 hectáreas eran tierra pública, compradas a precio vil.
Otro negociado Inmobiliario de miles de millones al lado del río.
En el año 1965 se sanciona la Ley Nº 16.575 en el cual se autoriza a donar al Club Boca Juniors una fracción de tierra ubicada en los terrenos que resulten del rellenamiento del río de la Plata, comprendida entre la Avenida Costanera Sur y la prolongación de la calle HumbertoI...
Según la Ley Boca debe destinar dicha fracción para la construcción de un estadio con capacidad mínima para 140.000 espectadores, sede social, canchas auxiliares, canchas de básquetbol, de tenis, gimnasio, piletas de natación, pistas para atletismo, de patinaje...