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Muy interesante el artículo de Clarín "sólo para suscriptores" contando la interna de cómo River logrño que la Conmebol eliminara a Boca de la Copa Libertadores 2015 por el caso del gas pimienta, y que sacó enseguida de la web, de manera extraña.
Este artículo prueba, una vez más, el fuertísimo dominio que River viene teniendo en los medios de comunicación debido a que con alguna mixtura por el paso de los años, la clase dominante (y dueña de los medios) es de River. Lo vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo.
De hecho, River pasa por arriba de todos los ámbitos jurídicos y D'Onofrio huye a Asunción a presentar las pruebas de lo ocurrido en la Bombonera y no lo hace ni el árbitro del partido ni el veedor, basado en el empuje del CEO de Torneos, Alejandro Burzaco, culpable de corrupción
en el caso "FIFA Gate" y fanático de River, quien en el juicio del "FIFA Gate", en Nueva York, afirmó sobre River que es "el mejor club del mundo" y se lo hicieron repetir. Es quien tuvo por años los derechos televisivos del fútbol argentino.
Anteriormente a Burzaco, Carlos Ávila, ideólogo de "Fútbol Deprimente", quien enfocaba en un 90% a la hinchada de River en los Superclásicos, se presentó como candidato a presidente de River más adelante. O sea, bien clarito lo que pasa en los medios.
Aquí les reproduzco el artículo publicado hoy en Deportes y luego, misteriosamente no vuelto a encontrar:

"Lo que nunca se supo del Superclásico del gas pimienta: la jugada de escritorio de D'Onofrio pergeñada por un arrepentido del FIFA Gate que Angelici no vio".
Nunca hubo una explicación oficial por la dureza del fallo inédito de Conmebol.
La reconstrucción del caso involucra a la política argentina, la muerte de Grondona y un cambio de era.

Por Luciano Bottesi

Hy un motivo puntual que pueda explicar por qué la Conmebol resolvió, 10
años atrás, una de las llaves de octavos de final de la Copa Libertadores con un escritoriazo que sacó a Boca de la competencia y le dio por ganada la serie incompleta a River. Solo existe una sumatoria de sucesos que pueden explicar el fenómeno que tiene saltos temporales para
entender trama.Por eso algunas cuestiones están documentadas y otras son contadas en reserva. En mayo de 2015 el fútbol funcionaba como una estrella que todavía se puede ver desde la Tierra, pero que ya explotó hace miles de años luz. Todavía no había pasado un año de la muerte
de Julio Grondona y su ausencia en el fútbol doméstico era inocultable. Los clubes argentinos habían quedado huérfanos.Antes todos recurrían a Don Julio para la resolución de problemas. Esa orfandad paralizó a algunos que no encontraban en Luis Segura. El hombre de Argentinos
Juniors y ex mano derecha de Grondona oficiaba de presidente de una AFA que Marcelo Tinelli pretendía con una vehemencia mediática que lo convertía en candidato aún sin serlo. Pero esa ausencia también alimentó las ínfulas de otros individuos que conocían a la perfección el
manejo del fútbol y mucho mejor su engranaje.Parte del negocio del fútbol es la televisación. Antes de su muerte, Grondona había dejado asociado al Estado argentino con la pelota. El programa Fútbol Para Todos tenía al torneo de Primera División en la grilla de aire, más allá de
ue algunas señales de cable podían tomar la señal.📷Cristina Fernández y Julio Grondona en 2009 cuando se puso en marcha el Fútbol para Todos.En la época que se jugó ese Superclásico de Libertadores, la administración del Estado estaba por cambiar de manos: Cristina Fernández
Julio Grondona en 2009 cuando se puso en marcha el Fútbol para Todos.En la época que se jugó ese Superclásico de Libertadores, la administración del Estado estaba por cambiar de manos: Cristina Fernández culminaba su segundo mandato y Mauricio Macri la reemplazaría a finales de
ese año, ya que se impondría sobre Daniel Scioli, candidato oficialista, en el balotaje que se celebró el domingo 22 de noviembre.El nexo, o uno de ellos, entre AFA y Casa Rosada, era Alejandro Burzaco, hincha de River -el dato es clave- y dueño del paquete accionario mayoritario
de las empresas que tenían que ver con el fútbol, desde la producción y puesta en el aire e incluso el mismo aire. También hermano de Eugenio -funcionario de Macri en la Ciudad de Buenos Aires y luego en Nación-, e hijo de Raúl Horacio, uno de los voceros de Carlos Menem durante
su presidencia.El fútbol argentino, entonces, vivía de luto por la muerte de Grondona y el poder político nacional centraba el eje en las elecciones que se avecinaban. El aparato de Macri estaba por ampliar su jurisdicción a nivel nacional y ya tenía bajo su órbita al Gobierno
porteño -ungió entonces a Horacio Rodríguez Larreta- y a Boca, con Daniel Angelici ya al mando. D'Onofrio sale escoltado de la Bombonera: lo siguiente que se supo es que viajó a Paraguay. Ese es el contexto y todavía faltaba un cimbronazo mayor, por encima del Superclásico
y la política nacional. "Gas pimienta", suspensión y una irrupción inusual en el campo de juego de aquella noche, pero fundamental para el entramado de sucesos.Cuando todavía el árbitro Darío Herrera no había suspendido el partido y todo era desconcierto, el presidente de River,
Rodolfo D'Onofrio, entró a la cancha. Rodolfo Arruabarrena, DT de Boca, explotó y pidió que lo retiraran del terreno de juego. Pero el dirigente le restó importancia al reclamo y lo ninguneó: "Vengo a hablar con el dueño del circo, no con los monos". Se refería a una persona que
pasaba desapercibida aunque estaba en el centro de la misma escena: con la gorrita de visera que le cubría el rostro, como cada vez que iba a ver a River, estaba Alejandro Burzaco.D'Onofrio habría conseguido del "dueño del circo" una instrucción clave. Lo siguiente que se supo
del presidente de River fue que ya no estaba en Buenos Aires, sino en Asunción. Había viajado a Paraguay para presentarse como damnificado ante una Conmebol que, lógicamente, ya no contaba con Grondona para resolver problemas de esa magnitud. La jugada de D'Onofrio,
además de definición, tuvo gambeta: eludió nada menos a que al titular de la Fiscalía General ante la Cámara Federal de Casación Penal, Raúl Pleé. También al fiscal general Carlos Stornelli y al ex juez federal Guillermo Montenegro. Eran los tres asesores letrados que habían
a Boca de la mano de Macri para atender asuntos jurídicos.📷El delegado de Conmebol, Roger Bello, el arquero Agustín Orion y Alejandro Burzaco. Foto: APNinguno rechazó in limine -inmediatamente después de la presentación, según la jerga- el descargo de River, que avanzó y tuvo
resolución. A ninguno se le ocurrió lo descabellado del caso: es como si al Tribunal de Disciplina fuese el jugador que recibió un planchazo para pedir una sanción ejemplar el jugador que, por esa acción, fue expulsado.El expediente que condenó a Boca lo inició el informe de
River, no el del árbitro. Uno de los testigos privilegiados de esa noche fue Javier Pipo Marín, histórico dirigente de AFA y vice de Acassuso, pero presente allí por su rol como oficial de Conmebol.En rigor, había cumplido esa función unas horas antes en Avellaneda cuando,
también por la Libertadores, Racing le había ganado 2 a 1 a Montevideo Wanderers. Cruzó el Riachuelo para ver el partido y terminó dándole una mano al coordinador de ese partido, su par boliviano Roger Bello.
Pero hubiese sido lo mismo si no se daba una vuelta por la Bombonera. "No me llamaron para nada, no formo parte en ningún expediente. Ojo, yo tampoco vi lo que pasó en la manga. Mi única intervención en ese episodio fue buscar al médico de doping de Conmebol para que constatara
el cuadro que manifestaban los jugadores", sintetizó Marín sin lugar a suspicacias, pero dando cuenta de que entre los argumentos para la sanción, por lo menos, faltan testigos.El factor político y el sesgo del hincha
"Parece una frase hecha, pero jamás -jamás-, un equipo hubiese
pero jamás -jamás-, un equipo hubiese perdido los puntos en la cancha si Julio hubiese estado vivo. No importa si era Boca, River, Sacachispas o cualquier otro equipo, de cualquier país y en cualquier instancia. Es contrafáctico, todo lo que quieras, pero te aseguro que no pasaba
Eso fue una avivada política", asegura otra fuente del fútbol local consultada por "avivada política" se explica con el contexto de la Argentina y se conjuga con el fanatismo de Burzaco por River. Desde cierto sector del kirchnerismo, consideraban que laclarín.La
la eliminación de Boca podía erosionar a Macri en la urnas. Según la hipótesis de la fuente consultada, desde el Gobierno le habrían pedido ayuda a su nexo para asegurarse la jugada. Dos días después del "gas pimienta", la Conmebol difundió un comunicado de la "Unidad
isciplinaria", sin firma alguna, que daba cuenta de las novedades que sacudía a Boca: la multa de 200 mil dólares, la sanción a la Bombonera, pero fundamentalmente la descalificación de la Copa Libertadores.Siguiendo esta línea, la jugada fue un 2 x 1: Burzaco atendió dos deseos,
el de la Casa Rosada y el de su interior, el hincha de River que por sus influencias dejaba afuera a Boca. Pero sigue sin ofrecer la explicación fundamental ¿Porqué la confederación sudamericana atendió tan rápido el asunto y de esa manera inédita?El rol de Burzaco habría sido
cuando D'Onofrio se presentó en Asunción, el empresario ya habría llamado al entonces presidente de la Conmebol, el paraguayo Juan Ángel Napout, para recordarle que apenas cinco meses atrás había recibido una serie de retornos por los derechos audiovisuales y que esperaba que el
el reclamo presentado por River, tuviera un castigo ejemplar para Boca. Las dos cosas están documentadas: el comunicado de Conmebol con el fallo y los sobornos que reconoció Burzaco ante el FBI, aunque sin los detalles de la supuesta conversación para que favoreciera a River. El
El empresario recuperó su libertad luego de brindar información minuciosa de los dirigentes de Conmebol, entre ellos Napout, que recibieron sus sobornos. Se supo mucho después, cuando se acogió a la figura de arrepentido.El fútbol como era conocido se comenzó a desintegrar apenas
unos días después, en el Congreso de FIFA de Zurich en el que irrumpió el FBI para detener a decenas de dirigentes y empresarios que no lograron darse a la fuga, como en su momento Burzaco. Ese cimbronazo en el mundo del futbol es el último elemento para dar contexto: el caso del
"gas pimienta" se perdió por completo del radar de los dirigentes, que ahora atendían otras urgencias mucho más hubo revisión. El fútbol estaba en otra cosa. Cuando al año siguiente Alejandro Dominguez llegó a la Conmebol, el asunto era una anécdota y élurgentes.No
reconocía que los partidos, en modo Grondona, siempre se resuelven en la cancha. El caso, además de juzgado, pertenecía a otra era, un eslabón del FIFA Gate.

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