Israel inicia una nueva fase del genocidio. La comunidad internacional presiona para que los palestinos masacrados al menos no estén desnutridos. En todas partes el socialpacifismo continúa exigiendo a los beneficiarios de la nakba que renuncien a sus intereses objetivos.
Tampoco faltan quienes renuncian al principio internacionalista de defensa del derecho de autodeterminación al escudarse en la ideología reaccionaria de Hamás para condenar la lucha de resistencia, haciéndole el juego al sionismo.
Es deber del proletariado revolucionario apoyar al movimiento de liberación nacional palestino (que no se reduce a Hamás, aunque lo lidere), lo cual exige su crítica y la extracción de lecciones que puedan ser de provecho para la vanguardia.
El derecho palestino a la autodeterminación no es compatible con la existencia del Estado de Israel, pero tampoco es posible su destrucción sin el sujeto internacionalista que una al proletariado israelí y al pueblo palestino en ese objetivo común, el Partido Comunista.
El apoyo comunista a los pueblos oprimidos del mundo debe concretarse hoy, dada la incapacidad de ejercerlo inmediatamente, de manera mediata: abordando la tarea universal que es el Balance de la experiencia del proletariado internacional durante el Ciclo de Octubre.
La lucha de dos líneas en torno al Balance, el proceso de reconstitución ideológica, es la únia vía para volver a situar al Comunismo como horizonte emancipador de todos los pueblos y a la nueva Internacional y sus secciones como sujeto creador del mundo nuevo.
Agitación internacionalista vista en San Fernando de Henares, Madrid:
¡Abajo el Estado sionista!
¡Viva el movimiento de liberación nacional palestino!
¡Impulsemos el internacionalismo proletario!
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