El campo murciano es un nido de esclavistas que mantiene en condiciones denigrantes a la población migrante para enriquecerse. Las miradas de odio deben ir dirigidas no contra el migrante, sino contra estas garrapatas, su agricultura industrial y los gobiernos que lo permiten.
Y está muy bien plantar cara al racismo, pero hay a una parte de la progresía que por alguna extraña razón se olvidan de señalar esto y mucho menos la responsabilidad del gobierno en esto, que viene de lejos y por orden de esa Europa sacrosanta y guardiana de los derechos.
En cuanto los nazis vuelvan a casa y la población de Torre Pacheco pueda salir de sus casas sin miedo, todo esto se olvidará. Esas condiciones de miseria seguirán intactas y los empresarios del campo seguirán durmiendo tranquilamente con su dinero a buen recaudo.
Pero es que funcionamos así, siempre mirando la punta del iceberg mientras nos olvidamos de la parte sumergida que es la que en última instancia nos hace naufragar.
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