Nuestra sociedad está dividida en clases opuestas: la clase parasitaria de los capitalistas explotadores y la clase oprimida de los proletarios explotados. Sus intereses son completamente opuestos e irreconciliablemente hostiles. + 
No hay fuerza que pueda reconciliar estas dos clases antagonistas. Lo que es bueno para una clase es malo para otra. Lo que es una victoria para una clase es una derrota para otra. Lo que es gloria para una clase es vergüenza para otra clase. +
Lo que una clase considera la justicia más alta, la clase antagonista, por el contrario, considera el triunfo de la injusticia. Cuanto peor sea para algunos, mejor para otros. Estas dos clases hostiles están en constante lucha. +
La lucha entre ellos no puede cesar mientras existan. La lucha puede disminuir o intensificarse, tomar formas más abiertas, agudas o, por el contrario, más ocultas y suavizadas. Pero no puede parar. +
Ninguna persona en la sociedad de clases pueda estar fuera de la lucha de clases. Cada persona de una forma u otra, consciente o inconscientemente, participa en la lucha de clases, ayuda a una de las dos clases hostiles. O estás del lado de una clase, o del lado de otra. +
Es imposible eludir la participación en la lucha de clases, de ayudar a una u otra clase. Quien intenta evadir, quien quiere mantenerse al margen, +
quien imagina que está "por encima de la refriega" – de hecho, por su inacción – ayuda a los que son más fuertes, que están en el poder en este momento es decir, a los explotadores.
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