Nos preguntan el porqué de #CuentosDeMedianoche:
Según los entendidos en la materia, nuestro país se considera "tierra del misterio" ya que en cada esquina, o lugar inesperado puede esconderse lo sobrenatural, mágico y asombroso, integrando cuentos y leyendas con la realidad...
Desde nuestros indígenas, pasando por la colonia y nuestra vida republicana, los cuentos atribuidos a personajes como La Sayona, El Silbón, La Llorona, las Ánimas, el Carretón Fantasma, la Mula Maniá y los duendes, entre otros no menos populares, han sido una constante...
... y a pesar de que están prácticamente en toda Venezuela, han sido "adoptados" por los lugareños como patrimonio muy local, a pesar del miedo y respeto que les profesan e implica convivir con ellos.
Hoy, cuando pareciera que la luz eléctrica, el internet, los teléfonos inteligentes e innovaciones tecnológicas los alejarían, curiosamente están más presentes que nunca en la imaginación, la memoria y el día a día del venezolano, formando parte indisoluble de su propia esencia.
¿Realidad, ficción o simples cuentos de camino?
No tenemos elementos para demostrarlo o negarlo, ni tampoco pretendemos cuestionarlos, simplemente forman parte de nuestro imaginario popular y sólo esperan ser descubiertos.
En todo ello se encuentra el porqué de nuestros #CuentosDeMedianoche: Un espacio para relatar esos cuentos, anécdotas, leyendas e historias de miedo en las que "no creemos pero de que vuelan vuelan", como decían los abuelos.
¿Nos acompañan hoy con la historia de "El Silbón"?
De todos los "espantos" de nuestro imaginario popular, El Silbón es considerado como uno de los más espeluznantes y temidos. Tanto es así que, quienes milagrosamente han sobrevivido a su maléfica aparición, indican que su presencia y silbido escalofriante nunca pueden olvidarse.
El Silbón se presenta como un hombre joven, alto, flaco y demacrado, de unos seis metros de estatura, concentrados básicamente en sus largas piernas o "canillas", siempre con un gran sombrero que esconde parte de su cabeza y arrastrando un saco con los huesos de su padre.
Se desplaza entre los árboles a gran velocidad, emitiendo un silbido silbando agudo y escalofriante, que termina inmovilizando a sus víctimas.
Al escucharse muy cerca se encuentra ya lejos, pero si es oído a lo lejos, lo mejor es correr porque puede estar en nuestras espaldas.
En el llano se considera que El Silbón es el ánima en pena de un joven que mató a su padre porque sospechó que había algo extraño entre él y su mujer; cegado por los celos, luchó con su padre derribándolo de un fuerte golpe en la cabeza, ahorcándolo con sus propios brazos.
Su abuelo, al llegar al sitio y ver aquella dantesca escena, emprendió su búsqueda y al encontrarlo lo amarró, dándole una paliza con un mandador de pescuezo, un látigo llanero, rociando sus heridas con ají picante, maldiciéndole mientras repetía "¡Eso no se le hace a su padre!"
Su maldición le obligó a arrastrar los huesos de su padre en un saco como recordatorio de su crimen.
El abuelo, al soltarlo, hizo que su perro ("Tureco") lo persiguiera hasta el fin de los tiempos, mordiéndole los talones. Por eso se desplaza siempre por encima de los árboles....
Se cree en el llano venezolano que la única protección contra El Silbón es estar atento a cualquier silbido, llevar consigo un mandador de pescuezo, rociar ají y estar acompañado de un perro.
También se cree que al llegar El Silbón a una casa en la madrugada, descarga el saco y cuenta uno a uno los huesos; si nadie lo escucha, un miembro de la familia muere al amanecer, pero si dos o más personas logran escucharlo, el peligro desaparece.
📷 María Auxiliadora Ramírez
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