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Valorar y mantener el legado del pasado en nuestro presente es el más valioso paso que podemos dar hacia el futuro.

Jul 19, 2020, 18 tweets

Hoy, a las 11:50 pm., nuestra cita en #CuentosDeMedianoche será en el "Cementerio de los hijos de Dios", ¿nos acompañan?

🖼 Amanecer en el Cementerio de los Hijos de Dios en Caracas, 1919.

Guache sobre cartulina de Nicolás Ferdinandov (1886-1925). Galería de Arte Nacional GAN

"Que de esta triste morada
por nuestro mal conocida
es la muerte la salida
y desventura la entrada.
De aquí no hay que pensar huir
a más seguro lugar
que sólo se ha de escapar
con las alas de morir."

Miguel de Cervantes Saavedra

Con este prólogo de Don Miguel de Cervantes Saavedra abrimos nuestra sesión de #CuentosDeMedianoche en la que recordaremos el desaparecido "Cementerio de los Hijos de Dios", desempolvando algunas de sus numerosas leyendas.

En próximas entregas seguiremos conversando sobre él.

Desde los días de la colonia, los caraqueños llamados al descanso eterno eran inhumados en el cementerio de la Catedral, construido en 1673, que se mantuvo activo hasta 1879, al inaugurarse el 05/07/1870 el Cementerio de Tierra de Jugo (luego llamado Cementerio General del Sur).

Existían, además, otras necrópolis como los cementerios de los ingleses y alemanes, que quedaban uno al frente del otro en lo que hoy es Quinta Crespo; el cementerio militar, el de San Simón y el de Canónigos.

📷 Cementerio inglés, Quinta Crespo.

El 01/11/1856 se inició la construcción del Cementerio de los Hijos de Dios, ubicado al norte del Seminario Interdiocesano de Caracas, hoy sede de la Universidad Santa Rosa de Lima, en terrenos de Sabana del Blanco y Mecedores de las parroquias San José, La Pastora y Altagracia.

Estando en plena falda del Ávila, el acceso al cementerio era por un camino de tierra desde la esquina de Dos Pilitas, cruzando el Puente del Guanábano, manteniéndose alejado por razones de salubridad al enterrarse en él a las víctimas de la peste.

De tamaño más bien modesto, el "Cementerio de los Hijos de Dios" disponía de un gran número de bóvedas en sus paredes: Los nichos superiores eran destinados a los niños; los del medio para difuntos de familias de mayores recursos y, los nichos inferiores, para los militares.

En el suelo se ubicaban las fosas y parcelas para quienes no disponían de recursos suficientes (el costo mínimo por nicho era de 50 pesos); al fondo del cementerio, en fosas comunes, se enterraban a los difuntos de quienes no tenían recursos.

El cementerio estuvo activo hasta 1876, cuando por decreto de Antonio Guzmán Blanco se clausuraron todos las necrópolis de Caracas, quedando únicamente el Cementerio General del Sur. Desde entonces quedó cerrado, pero no olvidado para los cuentos de miedo, misterios y leyendas...

Finalmente fue desalojado a partir de 1948 como parte de los trabajos previstos para la construcción de la Av. Baralt y la Cota Mil, siendo demolido en 1951 para levantar en sus terrenos la urbanización "Los Hijos de Dios", construida por el Banco Obrero.

Desde que estaba activo y mucho más al estar clausurado, el Cementerio de los Hijos de Dios fue protagonista de dos leyendas de terror, que los caraqueños de entonces asociaban directamente con la muerte: la "procesión de los esqueletos" y "las brujas del cementerio de Caracas".

La procesión de los esqueletos era nocturna, aparentando ser un cortejo con su ataúd a cuestas, con grandes velas que irradiaban una luz fantasmal paralizante, haciendo al andar un ruido ensordecedor como de huesos crujiendo que era acompañado por lúgubres lamentos y cánticos.

Estas "almas en procesión" se hacían visibles en los desolados parajes cercanos al cementerio, llegando incluso hasta las casas de San José, La Pastora y Altagracia, como un lúgubre recordatorio para aquellos que estaban próximos a fallecer, iluminando sus puertas.

En cuanto a "las brujas del cementerio de Caracas" existen varias versiones, una de las cuales nos habla de 4 brujas: Agustina, Micaela, Bárbara y Rafaela, las cuales vivían en la zona y ofrecían sus servicios en la elaboración de "contras", trabajos, pócimas y encantamientos.

En noches tormentosas, cuando arreciaban los aguaceros del Ávila, se decía que despertaban a los habitantes para que salieran a las calles y observarán sus poderes para detener la lluvia, que lograban casi inmediatamente, mientras los muertos del cementerio volvían a la vida...

¿Realidad, ficción o simples cuentos de camino?
No podemos asegurarlo ni negarlo, pero como decían los abuelos ¡de que vuelan, vuelan!

Para quienes deseen complementar la información sobre el "Cementerio de los Hijos de Dios", les recomendamos esta reseña de la profesora María Sigillo @msigillo en @CaracasRetro, de la cual tomamos algunas de las fotografías de #CuentosDeMedianoche

mariafsigillo.blogspot.com/2013/11/el-cem…

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