REGINA IN CAELUM ASSUMPTA.
Hoy se celebra la realeza de María, un tema impulsado por la propia Iglesia como reafirmación y glorificación de sí misma que dio lugar a las más bellas obras de arte y a una iconografía, que hunde sus raíces al principio del cristianismo.
Hilo 👇🏻
El pecado original cometido por Eva sumió a la humanidad en la penas del trabajo, del sufrimiento y de la putrefacción en la tumba. La mujer se entiende como una figura subordinada al hombre que además sufrirá el periodo y el dolor en el parto como agravante.
La Virgen en su inmaculada concepción quedaba preservada del castigo que todos padecemos por el pecado original. Por ello, en su muerte su cuerpo no podía descomponerse, sino que fue elevada al cielo en cuerpo y alma.
La Asunción expresa el triunfo de María a través de su virginidad por encima de la debilidad humana y del mal. Por eso es coronada en el cielo y ahí se fundamenta su papel de intercesora. Para la mentalidad de entonces la majestad de María era necesaria para ponderar su figura
por encima de su género. Para la Iglesia representaba su propio triunfo, ya que los Padres ratificaron la identificación Virgen-Iglesia, por lo que María coronada triunfante expresaba la importancia de la Iglesia y su poder espiritual sobre los creyentes.
El primer precedente de la realeza de María es la Epifanía. Según las Escrituras, la Virgen presenta en su regazo al infante para ser adorado por los magos, constituyendo así una visión propia de las presentaciones de las reinas madres o emperatrices.
Si el Concilio de Éfeso (431) auspiciaba la Kristotokos (Madre de Cristo) el de Constantinopla (553) relanzó el icono de la Theotokos (Madre de Dios), que prevalecía la naturaleza divina de Cristo y refrendaba la majestad de María.
En la Edad Media la realeza de María era incuestionable: se levantan iglesias y sobre todo las grandes Catedrales dedicadas a la Virgen, también se componen la Salve Regina y los himnos Regina Caeli y Ave Regina Caelorum, ampliamente difundidos a través de los breviarios.
En este contexto se atribuye a Suger la iconografía de la Vara de Jesé, el árbol genealógico de Cristo. El rosetón de la Catedral de Chartres acoge en su centro a María coronada presentando a su hijo en brazos como descendientes de reyes.
Frente a la crítica protestante, el Concilio de Trento ratificó la importancia de la Virgen María como modelo, intercesora e imagen de la Iglesia, un mensaje que se difundió en el arte. Aparecen las coronaciones celestiales sobre los iconos marianos y se enriquecen los ajuares
con joyas y orfebrería para figurar la teología de la luz y encarnar a la reina del Salmo 45, que enjoyada aparece honrada y sentada a la diestra del Señor. Una letra fundamental para la Contrarreforma que incluía a María en el misterio mismo de la Santísima Trinidad.
La Coronación de la Virgen se convierte en un tema fundamental. María protagoniza una composición como sublime modelo de castidad, que ha triunfado sobre la humanidad una vez culminada la Asuncion. La autoridad regia de la Virgen es una alegoría del propio poder de la Iglesia.
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