Un día como hoy, hace 61 años, se apagó la luz terrenal de nuestro Armando Reverón, el "pintor de Macuto" y "maestro de la luz", quien dedicó cada minuto de su vida, obra y pensamientos a entender, plasmar, amar e inmortalizar la luz.
Desde este humilde espacio lo recordamos...
“Últimas Noticias” publicó, el 29/01/1953, una entrevista realizada por Don Oscar Yanes al maestro Armando Reverón 🖌 “El pintor de Macuto”, en la que destaca su lado humano, real e incomprendido, tan diferente a ese Reverón al que muchos etiquetaron como “el loco de Macuto”.
Como una manera de recordar y proyectar la imagen del maestro Reverón y la de nuestro recordado “Chivo Negro” como periodista, nos permitimos reproducir algunos fragmentos de la entrevista, los cuales iremos alternando con algunas fotografías, frases y comentarios.
Las fotografías de Armando Reverón que acompañan nuestros tweets de hoy forman parte de la Colección Victoriano de los Ríos (1954); "Confidencias" de Ricardo Razzeti (1952-1953), Galería de Arte Nacional GAN, entre otras disponibles en la web.
No intentamos ofrecer una visión biográfica del maestro, ni mucho menos una reseña artística ya que no somos ni pretendemos ser críticos de arte, simplemente queremos impregnar nuestros tweets de hoy con un poco de su genialidad, color y la luz que tanto irradió a sus obras.
Reverón con pumpá.
Armando Julio Reverón Travieso.
Caracas, 10/05/1889 - 18/09/1954
📷 Victoriano de los Ríos, 1954
📰 Commons Wikimedia
¡Felicidad! ¡Felicidad!
Musitó cuando penetramos a su mansión de piedra.
Las barbas las tiene más largas
El bigote le oculta los labios y el cuerpo está quemado por el sol, anda semidesnudo y cuando entramos le pasó dos cadenas a la puerta y tiró las llaves contra el suelo.
Allí están las llaves de las siete lenguas.
- le dijo al periodista.
Son siete lenguas, siete bocas.
- empezó a explicar.
De cada lengua sale un labio.
Cada labio es una historia.
- recogió el llavero y se lo puso al reportero debajo de la barbilla.
- Perdone, pero así entenderá mejor.
¿Pudiera usted vivir con esto así?
- No.
- Correcto.
Nadie puede vivir con las llaves guindando. Por eso yo las tiro al suelo.
"Después empezó a quejarse. Se pasaba las manos por el rostro, lanzaba mugidos, como una fiera acorralada y transcurridos pocos segundos volvió a hablar. Es que me ahogo. La culpa de todo la tienen los médicos..."
"Tengo animales por dentro que me suben por el estómago y me quitan la palabra. Para hablar tengo que pedirles permiso y ya he descubierto la clave: me mantengo recto, derecho. Así no puede hacerme nada el Dios Toro."
¿Quién es el Dios Toro?
Un toro - contestó después de lanzar una agradable carcajada.
El Dios Toro va a inspirar, junto con mi Virgen, mi última obra. Es enemigo del movimiento, me observa, se mantiene con sus ojos atentos, los músculos tensos y embiste sobre todo lo que se mueve
"Obvia el movimiento, yo temo moverme delante del Dios Toro. Vengan por aquí y entenderán mejor…
recogió de nuevo las llaves y nos llevó hacia su cuarto de piedra. El espacio es reducido y una cama limpia está en el centro de la estancia...."
Hacia la cabecera hay una cabeza de toro magníficamente dibujada. Los cuernos están clavados a ella y las patas son de madera.
Reverón se sentó en la cama, se quitó las alpargatas y las colocó sobre un baúl...
¿Para qué es eso?, para que no se la lleven los perros
Se acostó y comenzó a lanzar mugidos y se pasaba la mano por la cara.
¿Se fijan?, así estoy mejor, me salen bien las palabras.
Se levantó y se acercó al toro de cartón, lo besó en el testuz, llevó sus manos a la altura del pecho y empezó a musitar algo que no pudimos entender.
"Afuera en el caney, Juanita, la compañera del artista, observaba con los ojos húmedos y se secaba las lágrimas. Reverón siguió orando, después, silenciosamente, abandonó el santuario."
Dios está en el color, ¿no lo ves?
- clavó sus ojos, pequeños, en las cosas que nos rodeaban: los muros de piedra, las jaulas, la luz
¡Qué cosa tan seria es la luz!
¿Cómo podemos conquistar la luz?
Yo he intentado y esa es mi lucha.
Primero uno trabaja en una cosa que no sabe.
Aquello nos resultó incoherente y preguntamos:
¿Cómo?
- En la pintura. ¿Qué es la pintura?
Es una cosa que no se sabe. La pintura es la verdad
Es la luz, pero la luz ciega, vuelve loco, atormenta, porque uno no puede con la luz
- tomó con la mano izquierda un pedazo de carbón...
¡El negro del carbón es insustituible!
- murmuró y empezó a pintar, no había tela, no tenía paleta, pero estaba pintando. El pincel era el pedazo de madera quemada y la tela era el mismo paisaje, de la misma luz.
Yo no puedo mirar los colores de la paleta, porque no puedo despegar los ojos de la luz
- decía y seguía pintando en el espacio.
Los colores son tremendos.
De la naturaleza hay que sacar los colores.
Prepararlos con sus mismos elementos.
La tierra, qué buen color produce...
Y éste. Vean qué bello.
- raspaba un ladrillo contra una piedra y frotaba el polvillo en sus manos.
¡Es perfecto!
El tono oscuro que no sólo con tierra se puede lograr sino también con otras cosas…
Como materia de la basura, sale también la luz.
¡Éste es el arte!
Reverón guardó silencio, volvió otra vez a pasarse las manos por el rostro. Mugiendo como toro amenazado y con voz de angustia, confesó: "Son las palabras que me ahogan cuando converso con los amigos. Los animales que tengo en el estómago no me respetan. Suben hacia mi garganta."
Sigilosamente, como si temiera despertar a un niño en un cochecito cercano, dormía un muñeco, se acercó hasta un cuadro que estaba cubierto con un papel.
Lo levantó y ante nosotros quedó una virgen.
Vean las manos, están quietas. Nadie puede tener las manos como ella.
La falta de movimiento de las vírgenes es lo que vuelve loco a cualquiera. Nadie puede estar tan quieto como una Virgen. ¡Pintar una Virgen es una broma seria!
¿A ti te gustaría que te sometieran a tratamiento médico en otro sitio?
- la pregunta le hizo abrir los ojos.
-No. ¡Ni que estuviera loco salgo yo de aquí!
Aquí tengo todo: mis clientes, mis figuras, mis paisajes, mis colores.
¡De aquí no me voy nunca!
-¿No leíste hoy los periódicos?
- No…
- ¿No viste que se planteó un debate acerca de tu salud?
- ¿Qué dicen?
- Que estás loco.
Reverón guardó silencio...
Bajó los ojos y después, lentamente, fue subiendo la mirada hasta clavarla fija en la cara del reportero.
Los ojos del pintor son simpáticos. Sinceros, con un fondo de tristeza. Después se quedó viendo las piedras y las llaves de las siete lenguas que estaban tiradas en la tierra
Yo no digo nada. ¿Qué puedo decir yo?
Ellos son los doctores. Los que saben.
Pueden hacer todo, pero… y levantó el índice, para agregar con voz de trueno:
¡Pero, les va a salir el Niño Jesús y les va a echar una broma!
Juanita en un rincón, discretamente, seguía llorando...
Juanita Mota y Armando Reverón abrazados, 1954.
Hermosa fotografía de Victoriano de los Ríos que logró plasmar e inmortalizar el gran amor que les unió para toda la vida.
Al contemplar a Juanita y a Armando en esta fotografía de Victoriano de los Rios, nos llega a la memoria aquel pensamiento: “quien te ama verdaderamente es aquel que acepta acompañarte en tus infiernos, que no es necesariamente con quien crees vivir en el paraíso”.
¡Eso es amor!
“Yo nunca había sentido una cosa tan bonita como la noche en que conocí a Armando. Él se parecía a uno de esos artistas de cine, era buenmozo y muy elegante, no como se puso cuando nos mudamos para acá, que apenas se vestía. Eso hizo que mucha gente lo confundiera con un loco”
“¡Sí señor!, aquella noche a él le brillaban los ojos como dos luceros; pues no vaya a creer, yo era entonces una muchacha bonita y delgadita, no como ahora que estoy gorda y vieja. Tienes manos de virgen, me dijo Armando, y carita de ángel asustado.”
Juanita Mota,
Revista KENA
"Me costó que me recibiera. Soné varias veces la campana y le dije: Maestro, vengo de Maracaibo a ver cómo está. Él, un poco apenado me dijo: Es que no puedo atender a nadie porque me hacen muchas maldades. No estoy bien, por que los vecinos me tiran piedras."
Lía Bermúdez, 1952
En 1953 cuando fueron a buscarlo para llevarlo al sanatorio, se despidió:
“Juanita, este rancho es tuyo, me casé contigo porque quiero que todo esto te quede a ti. Pon el rancho de pies a cabeza, si así lo deseas. No te preocupes por mí. Yo creo que no voy a volver más."
"La relación con Juanita no era como de marido y mujer sino como de hermanos o socios, pero no materialistas, sino la de dos seres que piensan igual, que creen que tienen el mismo destino y comparten las mismas actitudes."
Oscar Yanes
“Pinto porque esa es mi vida y no puedo evitarlo.”
Armando Reverón a Jean Nouel, 1951.
📷 Reverón en su Castillete de Macuto.
Fotografías de Victoriano de los Ríos, 1954.
Colección Galería de Arte Nacional.
“Me vine a Macuto para saber menos de nada y que me dejen tranquilo. Esa es la razón por la cual los muros del rancho los he ido subiendo poco a poco. No quiero que me llamen más el loco de Macuto. Que se vayan a la porra”.
Armando Reverón,
citado por Elderfield, 2001
Cuando yo hablo, yo soy Dios.
Cuando tu hablas, tu eres Dios.
Dios está en el color.
¿No lo ves?..
Dios es uno mismo.
El hombre es Dios.
Armando Reverón
(1889-1954)
"El lienzo está en blanco y cada pincelada es un pedazo del alma. Una vez que se empieza hay que seguir haciéndolo... un cuadro no se termina nunca."
Armando Reverón
(1889-1954)
"¿Tú conoces la luz?
A mí nunca me la han presentado.
Nadie la conoce.
La luz es una señora.
El señor es el Sol"
Armando Reverón
(1889-1954)
"Estoy en Macuto pintando desde hace años.
He logrado encontrar la simplicidad y la caricia de la sencillez. He conseguido hacerme familiar a la luz."
Armando Reverón
(1889-1954)
Macuto ejerció una profunda atracción en Reverón, quien decidió darle la espalda a la ciudad para sumergirse en su propio mundo y su eterna búsqueda de la luz y sus efectos sobre el color y el paisaje.
El maestro falleció el 18/09/1954 en el Sanatorio San Jorge en Catia.
"La Venezuela que vivió Reverón ya no existe. Era un país muy pobre, donde nadie compraba obras de arte; yo las compraba por cuotas, pero el que compraba cuadros pensaba que le hacía un favor al artista."
Oscar Yanes
La Cueva.
Armando Reverón, 1920.
Óleo sobre tela del llamado “período azul” del maestro (1918-1924), en el que presenta a dos mujeres como odaliscas, recostadas sobre un fondo difuso que recuerda a La Maja Vestida y La Maja Desnuda de Goya.
Fiesta en Caraballeda.
Armando Reverón, 1920.
Óleo sobre tela del período azul, en el que el maestro se aparta del mundo onírico de las Odaliscas y se integra a la vida local, plasmando una celebración religiosa. Destaca por sus pinceladas en manchones y puntos.
Figura femenina sobre un uvero.
Armando Reverón, 1920.
A partir de esta obra los desnudos y el paisaje marino se mantendrán como una constante en la creación artística del maestro.
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