Una mirada, un gesto y una luz elocuente.
#SanMateo, Caravaggio y tal vez tú y yo...
Abro #HilodeArte ⤵️
Un óleo casi cuadrado de cerca de tres metros y medio, datado de entre 1599 y 1600, nos cuenta desde la Capilla Contarelli de la iglesia de San Luis de los Franceses en #Roma la apasionante historia del encuentro entre dos hombres. Uno es un publicano abyecto. El otro es Dios.
#Mateo, también llamado Leví, era recaudador de impuestos y por ello despreciable para sus compatriotas: un judío corrupto, aliado con los romanos, traidor a su pueblo...
Pues a este es a quien mira y llama el #Mesías. Un encuentro que le cambiará la vida. Mateo recuerda el episodio perfectamente y lo cuenta así:
Este cuadro es uno de los primeros encargos importantes que consigue #Caravaggio, y constituye un manifiesto del naturalismo que inaugura la pintura barroca frente al #manierismo idealizante en boga en la península itálica de finales del siglo XVI.
El momento se presenta en una #composición articulada en base a dos planos paralelos: el superior, con un impresionante tratamiento simbólico de la #luz; y el inferior, en el que se concentran las figuras con un #naturalismo y una gestualidad inusitadas.
Mateo está sentado en la mesa con sus colegas de profesión; el grupo recuerda a escenas de género contemporáneas con tema de #taberna. De hecho, esto no se debe solo a que los modelos de Caravaggio eran plebeyos: hay una similitud por cuanto que ambas evocan actividades mundanas.
Su indumentaria sigue la moda romana de la época de Caravaggio, en un afán de realismo que nos habla de una actualidad en la #historia representada. Sin embargo, Cristo y san Pedro (a la derecha) están vestidos con sendas túnicas atemporales.
Ellos, acurrucados en su rincón oscuro, se afanan en contar las monedas...
Y de pronto, Jesús irrumpe en el lugar.
Con él, penetra la #luz en la estancia.
En otras palabras: entra la luz porque entra #Cristo.
Y es precisamente la luz, una luz simbólica, la protagonista del lienzo. El haz diagonal revela los rostros, haciéndolos emerger de la penumbra.
Por eso la #composición no tiene el clásico equilibrio de figuras repartidas proporcionalmente en el espacio, sino que se fundamenta en el movimiento visual que produce la luz desde la parte derecha donde está Cristo hacia la izquierda de Mateo. Fijémonos:
Pero, ¿de dónde sale la luz? La ventana de arriba está cegada, como el alma de los publicanos. ¿No será acaso sobrenatural esa #iluminación que viene, precisamente, de un foco situado arriba y a la derecha?
“Sígueme”. Lo que Yahvé llevaba diciendo al pueblo de Israel miles de años, lo repite Jesús a los apóstoles anteriores y ahora a Mateo.
“Sígueme”. Solo esto. Y es suficiente.
No es una llamada temprana, como la de otros apóstoles. Mateo es llamado más tarde, después de que Cristo revele el Sermón de la Montaña, y podríamos decir que sin más mérito que el de la #misericordia de Jesús, ya que no tenía una vida muy ejemplar…
Uno de sus compañeros se gira, haciendo gala de sus magníficos ropajes; otro, poco interesado, casi que molesto por la interrupción, y los otros dos siguen contando sus dineros, sin darse cuenta siquiera de que Cristo ha entrado.
(Como cuando pasa algo trascendental en la vida del que tenemos al lado y estamos tan sumamente ocupados en nuestras chorradillas que ni nos enteramos...)
El caso es que Cristo mira a Mateo. Y, ay amigos, la mirada de Cristo. Vaya tarea secular la de representar el “espejo del alma” del Hijo de Dios. Pues el amigo #Caravaggio lo evita… pero esto tiene también su significado.
El rostro de Mateo está iluminado y su mirada se dirige a Jesús, pero los ojos de éste permanecen en penumbra y no son visibles para nosotros: la #mirada de Cristo es única y personal. No hay una mirada universal, un encuentro “tipo”: cada uno tiene su experiencia, o no la tiene.
El rayo de luz que rasga el espacio se dirige a donde señala el gesto de Cristo. ¿O es al revés…?
Este gesto. Parémonos un momento en esta mano. ¿No os recuerda a otra? ¿No es quizá el mismo gesto de la mano sublime que Miguel Ángel atribuyó al dedo creador de Dios Padre en la #CapillaSixtina?
Dios crea y Dios re-crea. La #elección de Mateo, la aceptación de la vocación apostólica a la que le llama, es una recreación, un “hacerle alguien nuevo”. Lo mismo sucede cuando Jesús revela a Simón su vocación, que le impone un nombre nuevo (Pedro).
Es muy interesante ver al apóstol #Pedro, que entra con Jesús y permanece de espaldas, replicando el gesto de Jesús.
Tras el Concilio de Trento y en plena reforma católica tras #Lutero, se buscaba reafirmar la autoridad del Papa como vicario de Cristo en la tierra y subrayar la importancia de la #Iglesia como transmisora de la doctrina de Cristo y garante de los sacramentos.
Además, este gesto lo replica #Mateo, haciéndose receptor de la elección divina a la vez que sorprendiéndose: “¿Soy yo? ¿Me lo dice a mí?”, un poco como si dijera “pero si yo no soy digno”…
Este es el meollo del tema: no es elegido quien “se lo merece”, sino quien se ha encontrado con la mirada de Cristo. Ese es destinado incluso a llevar a los otros el mismo #perdón que ha recibido.
Y es que, como explicaba @ObispoMunilla, en una sola escena se unen conversión y vocación: de una sola vez, lo arranca de la corrupción y lo hace nada menos que apóstol:
Así, sí, en frío. Sin "preparación". Sin exigirle. Es el toque de la gracia.
Tampoco #Mateo ha preguntado qué hacer. Fijaos en sus piernas: no está estático. Se está levantando. Y no se le ocurre recoger las monedas, de hecho no tiene el más mínimo cuidado. Como a Zaqueo, eso ya le importa poco o nada.
El punto de vista está ligeramente bajo, lo que junto al tratamiento de la luz que revela la corriente #tenebrista a la que se adscribe la producción de Caravaggio, crea un espacio dramático, escenográfico.
Una última curiosidad: cierto cardenal argentino procuraba escaparse a contemplar esta obra cuando visitaba #Roma. Le conmovía porque el día de san Mateo en 1953 había descubierto su vocación sacerdotal…
…y años después había adoptado como lema episcopal las palabras de Beda el Venerable sobre este episodio: «Vidit ergo Iesus publicanum et quia miserando atque eligendo vidit, ait illi Sequere me (Vio Jesús a un publicano, y como le miró amándolo y le eligió, le dijo: Sígueme)»…
...lema que mantuvo al ser nombrado obispo de Roma 😉 #FindeHilo
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