Gorka López de Munain Profile picture
Aunque me doctoré en Historia del Arte, lo mío es la historia de las imágenes. Profesor en la @upvehu, en la @UNED y en la Univ. de Buenos Aires.

Apr 24, 2021, 18 tweets

¿Pactaríais con el diablo a cambio de conseguir vuestros sueños más inconfesables? Teófilo no dudo y pactó con el maligno, pero claro, luego tuvo que encomendarse a la Virgen para recuperar su alma... Veamos en este hilo la historia de Teófilo esculpida en la abadía de Souillac.

La escena se encuentra colocada a los pies del templo, aunque ésta, sin duda, no fue su ubicación original. La abadía fue saqueada en la Guerra de los Cien años y parcialmente destruida en las guerras de Religión que sacudieron Francia (y su patrimonio) en el siglo XVI.

No se sabe con certeza si fueron las guerras del XVI las causantes del destrozo del pórtico (y su posterior reubicación de las piezas en las reformas del XVII) o si, por el contrario, éste nunca llegó a terminarse y el desorden venía de antes.

Sea como fuere, en esta zona se encuentra también el maravilloso pilar de Souillac, obra culmen del románico francés del que algún día hablaré en detalle, pero ahora veamos la escena que está sobre la puerta occidental de la iglesia.

A la izquierda aparece un abad sentado, con ropas lujosas, báculo y tonsura, y, a la derecha, san Pedro, con su inconfundible llave. Entre ellos, la escena que nos interesa. Pero antes de analizarla en profundidad, es importante conocer un poco su particular contexto.

A medida que avanza el siglo XII, el Cristianismo desplaza su foco de interés hacia el papel de la Virgen como intercesora y figura de gran capacidad milagrosa. Pero será sobre todo entrado el XIII cuando se popularicen enormemente los textos e imágenes que darán cuenta de ello.

Los más conocidos son, sin duda, los “Miracles de Nostre Dame” de Gautier de Coinci, los “Milagros de Nuestra Señora” de Berceo o las famosísimas “Cantigas de Santa María” de Alfonso X, obra paradigmática de todo este recorrido.

Teniendo en cuenta este caldo de cultivo y este renovado interés por los milagros de la Virgen, es perfectamente comprensible la recuperación de la leyenda de Teófilo en la que, como vamos a ver, la verdadera protagonista es ella (o su imagen, como en la portada de París).

Es importante recordar que la leyenda del "milagro de Teófilo” nace en el siglo VI y que, poco a poco, empieza a difundirse en diferentes lenguas. Pronto se popularizará a través de la versión latina de Pablo Diácono (s. VIII) con su "Miraculum S. Marie de Theophilo penitente".

Dicho esto, volvamos a Souillac. Vemos cómo inicia la secuencia el bueno de Teófilo frente a un siniestro diablo que le muestra el texto que recoge el acuerdo que están a punto de sellar. Pero, ¿qué es lo que quería pactar?

A pesar de las variantes existentes, la mayoría de ellas cuentan que Teófilo era un buen cristiano al que, por sus actos, le ofrecieron ser obispo. Rechazó el cargo por modestia y el nuevo mitrado lo despidió despertando la ira y un agrio arrepentimiento en Teófilo.

Para intentar arrebatar el cargo al nuevo obispo, Teófilo entabla conversaciones con un judío (en imagen la escena de Notre-Dame de París) quien le sirve de mediador con el diablo.

Teófilo le cuenta al maligno sus ambiciones y aspiraciones, y éste le garantiza que recuperará el poder episcopal a cambio de su alma. Cegado por la ira, la envidia y la avaricia, sellan el pacto con el característico gesto de unir sus manos.

Pero claro, una vez sentado en la cátedra episcopal, aparecen las dudas y una sensación de arrepentimiento que devora sus entrañas. Por todo ello, inicia una dura penitencia y se encomienda a la Virgen para que interceda y, mediante un milagro, le libre de la diabólica atadura.

En el registro superior, en una composición prodigiosa, vemos cómo irrumpe la Virgen desde el ámbito celestial acompañada de un ángel. Teófilo la espera ansioso, rezando ante un edificio que representa la iglesia.

Sin llegar a los alardes visuales que vemos en París (en imagen), donde la Virgen atraviesa con una daga el cuerpo del diablo, la escena de Souillac muestra la importancia del arrepentimiento, la penitencia y la fe en la Virgen, auténticos pilares de la Cristiandad medieval.

En definitiva, una curiosísima escena esculpida y concebida de forma magistral que demuestra la calidad de este magnífico taller. Espero que hayáis disfrutado de esta leyenda y, ahora, en vuestras manos queda seguir sus advertencias o abrazar las promesas del maligno🔥🔥🔥

Las fotos de Souillac son mías y las maravillosas de París son de Lukas Huppertz, Stephanie Luther y Martin Schwarz, tomadas de: dtforum.hypotheses.org/911. Para saber más, recomiendo el artículo de Fuensanta Murcia Nicolás, auténtica experta en estos temas: cutt.ly/8v1XvjI

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