#Hilo 🧵🥳‘Si no conoces el Studio 54 no conoces Nueva York’, afirmaban distintas voces en los años setenta. Hace 44 años se abrieron las puertas de esta discoteca que fue escenario de todos los excesos posibles imaginables. Acá te contamos su historia.
El inmueble de la discoteca, ubicado en la calle 54 en el barrio de Manhattan, fue inaugurado en 1927. En un principio fue una sala cinematográfica, para después ser un salón de baile y fiestas.
En los años 40, la CBS tomó el enorme local y lo transformó en estudios de televisión. En 1977 un par de empresarios le dio un giro que lo convirtió en leyenda.
Ian Schrager y Steven Reuben aprovecharon el clímax de la música disco, luego del éxito de ‘Fiebre del Sábado por la Noche’, y revivieron el viejo local para abrir una discoteca que en poco tiempo fue el lugar de reunión de las figuras de la farándula y de la alta sociedad.
Los empresarios sacaron provecho de los viejos estudios para diseñar un local que hiciera época. Le encargaron la identidad gráfica del lugar al diseñador Gilbert Lesser. Ahí sonaban los Bee Gees, Gloria Gaynor, Donna Summer, Earth, Wind and Fire, Boney M y las Pointer Sisters.
La apertura, el 26 de abril de 1977, fue un suceso. Al lugar llegaron personajes como Andy Warhol, Liza Minelli, Robin Williams, Mick y Bianca Jagger, Elton John, Michael Jackson, Deborah Harry. Las aglomeraciones afuera del local se hicieron una escena de la vida neoyorkina.
Robin Williams, uno de los más asiduos visitantes de Studio 54, alguna vez dijo que quien no tenía una historia en el lugar no supo lo que sucedió en los años setenta.
Entre las historias, muchos recuerdan la de Mark Benecke, que tenía a su cargo levantar el famoso listón morado que permitía entrar al Studio 54; en pocas palabras era el cadenero.
Cuando aceptó el trabajo, Mark lo tomó como una opción para pagar sus estudios universitarios, pero cuando el dinero empezó a fluir gracias a quienes hacían lo imposible para ingresar, su fama se corrió por toda Manhattan y sus ingresos se fueron al cielo.
Muchos afirmaban que era la actitud, la vestimenta y no el color de la piel lo que permitía la entrada. Con un simple movimiento de cabeza Mark decidía el futuro de quienes anhelaban codearse, bailar y compartir drogas con una estrella de la farándula.
Una leyenda señala que Mark dejó fuera a figuras como Warren Beatty y Robert Duvall, una noche en que cantaba Diana Ross. Algunos no descartan que el enojo de una socialité, a la que se le negó el acceso, fue la causa de que el Studio 54 cerrara.
Más allá de la fama y el look, todos tenían que pagar su entrada a la discoteca, la cual variaba entre 8 y 10 dólares. Para los más famosos siempre existía la posibilidad de entrar al exclusivo salón del sótano, donde todo lo prohibido se hacía realidad.
Antes de que apareciera el VIH SIDA, las noches en el Studio 54 eran unas verdaderas bacanales, en donde el sexo y las drogas fluían con toda normalidad. La cocaína era la droga de moda y por doquier se podían observar las narices empolvadas, sin importar fama y dinero.
Los relatos de una noche en el Studio 54 hablaban de una larga conversación entre David Bowie, Mick Jagger y Liz Taylor, la llegada de Calvin Klein, pasada la medianoche para fungir como disc jockey, mientras Silvester Stallone bromeaba con Michael Jackson.
Los dueños del Studio 54 tomaron medidas (un bien entrenado equipo de seguridad) para evitar que los llamados ‘Paparazzis’, hicieran de las suyas con fotografías de luminarias consumiendo drogas o teniendo sexo.
Steven Reuben fue todo el tiempo el rostro del club mientras su socio se mantenía atento sobre los números y las ganancias. Durante una Navidad regaló a un selecto grupo de personas una réplica del logo de la discoteca y una bolsita con varios gramos de cocaína.
El fin llegó cuando Reuben presumió sus ganancias y se encontraron grandes cantidades de cocaína en el local. Studio 54 cerró en febrero de 1980. En 1998, una cinta protagonizada por Mike Myers y Salma Hayek, le rindió tributo a la discoteca. Final del #Hilo.
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