Este es el PUENTE ROMANO SOBRE EL RÍO RUBICÓN en Savignano sul Rubicone, región de Emilia-Romaña, al NE de Italia.
Está en el mismo lugar donde se dice que César dijo: "JALEO MONTADO EST".
Bien, en verdad no dijo eso.
Polión (no hagáis chistes 🍆que me cabreo), militar, cronista y amigo de César, documentó que este (tras vencer sus dudas) el 11 de enero del 49 aC recitó en griego unos versos del comediógrafo Menandro que venían a decir: "que rueden los dados".
Las dudas de César, como sabéis, radicaban en que, por orden del Senado, los generales que estaban de campaña fuera de la Provincia Romana debían desmantelar sus legiones al llegar a las fronteras (si no, se consideraba casus belli, esto es, causa de guerra);
y el Rubicón se había constituido como frontera natural con la Galia Cisalpina en el 59 aC.
Dicho esto, ¿cruzó Julio César este puente romano?
Pues no padre.
El Rubicón es un corto río torrencial, al estilo mediterráneo pero desembocando en el Adriático.
Mide 35 km de longitud y su lecho es arcilloso, de ahí que algunos afirmen que su nombre deriva del tono rojo (rubí) que a veces tienen sus aguas.
(En España así sería el Rubicundo.)
Como sea, el Rubicón es un río somero que es fácil vadear.
Así lo atestiguan las infinitas ilustraciones y películas realizadas (EN VIVO Y EN DIRECTO, por supuesto) que inmortalizan ese momentazo histórico:
La fecha de construcción del puente no está clara.
Se halla en la Vía Emilia (azul en el mapa), que es del 187 aC, lo que no significa que hubiera puente si se podía vadear.
Sin embargo se sabe positivamente que sus sillares son de PIEDRA DE ISTRIA, una preciada caliza compacta y resistente procedente de Istria, una península interesante a día de hoy porque es parte de Croacia, Eslovenia e Italia.
Pues bien, Istria fue conquistada por Augusto y luego anexionada a la Regio X Venetia (e Histria), y así romanizada por legionarios veteranos.
La explotación de sus canteras sería fácil una vez conquistada, no antes.
Por tanto, es normal que, habida cuenta de la admiración que sentía Octavio Augusto por su tío-abuelo y padre adoptivo César, jalonara el sitio del momento histórico que cambió el devenir de Roma y su forma de Estado.
Y si así fue, lo hizo con un monumento funcional y resistente como lo es un puente, con cara y ojos.
Sobre todo ojos: 3 ojos tiene para salvar la vaguada y una longitud de 24 m.
Sus arcos son de medio punto con una luz libre máxima de 6,5 m, con roscas de gran calidad tanto en boquillas como en intradoses, y sostiene una amplia calzada de 7 m de ancho.
Aguas arriba sus pilas poseen tajamares; no aguas abajo, aunque el cauce está pavimentado a la altura del puente con losas de mármol, cosa frecuente en algunos puentes romanos importantes (yo personalmente lo he visto en el de Chaves, abajo).
Os recuerdo cómo construían (en líneas generales) sus puentes los romanos, con este vídeo de Structuralia TV.
2000 años de historia dan para mucho y este puente romano siempre ha sido tal cual, romano, aunque sufrió algunas modificaciones de poco calado que afectaron a la calzada, al parapeto, a las pilas y a la disposición de una torre en un extremo, para defensa y cobro de pontazgos.
En 1944 los alemanes lo volaron en retirada, pero todos sus sillares fueron recuperados, numerados y consignados hasta los años 60, cuando se estudió a fondo y se pudo reconstruir.
Una última rehabilitación en 2005 consolidó su estructura de nuevo y le retornó la balaustrada de ladrillo que tenía originalmente según los estudios, pues en la reconstrucción de los 60 se le dispuso una barandilla metálica.
Pues nada, se acabó lo que se daba.
La que va a merendar os saluda.
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