Más allá de los chascarrillos con el dibujito de marras del plan España 2050, hay un problema sustancial cuando te pones a hacer prospectos sin tener NPI de estadística. A ver si lo explico.
Alguna vez os he hablado de la distribución normal y la regresión a la media. La Tabla de Galton recoge de forma sencilla la idea.
Si hay algo que sabemos del futuro (jeje), Gauss u la estadística nos ofrecen un instrumento maravilloso para medir la incertidumbre.
Gauss da para varios monográficos, pero no me voy a ir de madre. El caso es que, volviendo al origen, si hay varios futuros, y uno deseable... también habrá uno indeseable. Obvio. Está en el gráfico, pero no lo ponen, claro. Ya lo hago yo.
Y, puestos a hacer prospectiva en plan científico, así, en plan guay, pues tienes que medir, claro. No te vas a quedar con algo tan político y cutre como un wishful thinking. Porque quedaría fatal, o sea.
Así que vas y a la distribución de futuros le asignas una medida de su posibilidad de ocurrencia. Probabilidad, vamos. Y ponderas cada futuro posible por ella. Y llegas al futuro probable, o medio. Aplicas la función de densidad de Gauss y tal y tal.
Y entonces, si lo haces con ese espíritu científico, resiliente, inclusivo, sostenible y, sobre todo, honesto, vas y cierras el chiringuito para siempre, tirando la llave a la sima más profunda de Mordor. Porque en el futuro probable estarás igual que hoy. Oh, shit.
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