¿Sabías qué ocurría en la Antigua Roma con aquellos niños y niñas que eran rechazados por sus padres?👧🏻
De entre los diversos poderes que tenía el padre de familia romano, uno era el de decidir si un recién nacido era admitido o no en la familia.
Cuando un bebé nacía, la partera lo colocaba en el suelo para que lanzara su primer grito y examinar su salud. Sin embargo, el padre decidía, alzándolo o dejándolo en el suelo, si lo reconocía.
Diversos eran los motivos para exponer al bebé: una malformación, la duda de su legitimidad o la incapacidad económica de mantenerlo.
Las mujeres no tenían capacidad de decisión por sí solas y el aborto, el infanticidio o la exposición sin el permiso del marido, eran delito.
Incluso si la madre daba a luz estando ya divorciada, la patria potestad pertenecía a su padre biológico y ex-marido.
Los bebés expósitos eran fajados, pues no estaba bien visto abandonarlos desnudos y colocados en lugares públicos para facilitar su recogida por otras personas.
La mayoría de ellos morían de hambre, frío o el ataque de perros hambrientos. Los que no, solían terminar en las manos de comerciantes de esclavos, que los criarían para venderlos.
Con suerte, la excepción era ser recogidos por una familia decidida a cuidarlos, aunque eso no significaba que fuesen a ser libres, sino que también los podían criar como esclavos.
No obstante, la exposición no implicaba un abandono para siempre. Más adelante, si el pater familias lo deseaba, tenía el derecho de recuperarlo si reembolsaba los gastos de manutención a la familia.
Esto abría la posibilidad de que el padre pudiese recuperar a sus hijos una vez resueltos los inconvenientes que lo habían llevado a exponerlos. Los de nacimiento libre pero convertidos en esclavos recuperaban su status sin necesidad de ninguna compensación económica.
Los expósitos no podían demandar el ‘’reconocimiento’’ del estatus perdido si ningún padre los reclamaba, pues no habría pruebas para demostrar que habían nacido libres.
Aunque era frecuente que fuesen convertidos en esclavos, los bebés recibían el estatus que la familia de acogida decidía. Si preferían convertirlos en hijos propios mediante la adopción, podían hacerlo, y es seguro que, aunque siendo excepciones, hubieron casos de ello.
Fuentes:
Corbier, M. (2000). La niñez en Roma: Leyes, normas, prácticas individuales y colectivas. Auster, nº 5, pp. 11-45📚.
Ilustración de portada de Fernand Sabatté 🖌️.
Briones, V. (2018). La Antigua Roma y las zoonosis. Revista Complutense de Ciencias Veterinarias, 12, pp. 71-80. Madrid: Ediciones Complutense 📚.
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