Discusiones educativas en twitter y yo. Mediodía, pandemia mediante, comida familiar en casa de tus papis. Toca paella y tu padre es un virtuoso del arroz, no te resistes y subes una foto con un inocente comentario.
Rápidamente la foto de la paella empieza a volar entre tus redes, hay quien pone que le gusta, hay quien lo comparte... y hay quien lo “retuitea” entre sus seguidores, que todavía no han comido y tienen hambre.
Así, la imagen de la paella aparece en el dispositivo móvil de un montón de gente que ni te conoce ni te sigue, es decir... ve la fotografía y tu comentario totalmente fuera de contexto.
Lo normal sería que antes de contestar el tweet con la paella, alguien que no sabe quién diablos eres se pasase a cotillear tu perfil para ver de dónde sale la foto, saber de qué pie cojeas, y esas cosas, pero claro: esto es twitter...
Así que antes de terminar el aperitivo y dejar que repose el arroz, ya hay quien te llama “snob” porque es de muy mal gusto poner platos de paella cuando mucha gente no sabe cocinar ni tiene un padre que cocine tan bien.
Hay otro tipo que te llama asesino porque resulta que la paella lleva pollo, conejo y pato, y él se declara Animalista. Tú alucinas un poco porque la foto era la de un arroz con galeras y alcachofas.
Y claro, como en la terreta hay mucha gente canónica con estas cosas de los arroces, hay quien directamente te llama Friki porque dice que eso no es paella, es arroz con cosas.
En diez minutos la cosa lleva mogollón de retweets y comentarios: insolidario, decadente, cutre... Al final tu padre avisa que va a comenzar a servir y te quedas mirando el plato.
Ejecución perfecta, cocción en su punto, dedito de arroz en paellera más grande, calamares, galeras, alcachofas, arroz bomba y unos cuantos mejillones del terreno. Es hora de responder con un comentario que te granjeará infinidad de bloqueos y pérdida de seguidores...
Es lo que tienen las redes sociales. Bona nit a todos los “educontendientes” que últimamente andan a la greña mientras se pasa el arroz. Rebajad tensión, chicos. Ojalá llegue el tiempo de compartir nuestras diferencias ante una buena paella.
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